La oración cristiana antigua. Oración Corta Pero Alentadora

La oración cristiana antigua

Señor Dios mío, tú has sido mi fortaleza y mi refugio toda mi vida. Sólo tú eres justo y bueno, misericordioso y paciente con los hijos de los hombres. Guárdame Señor, bajo el amparo de tu amor y escucha mi clamor, pues solo tú eres mi fuerza y ​​mi sostén. Sólo tú tienes palabras de vida eterna.

Tú protegiste mi vida de la destrucción y me trajiste a tu atestado salón de banquetes y tu estandarte sobre mí es el amor. Alabaré tu nombre mientras viva, porque tú has sido mi poderoso defensor, mi escudo y mi escudo y la roca de mi salvación, y te amo, Señor.

Permíteme proclamar la gloria de tu nombre mientras viva. A lo largo del día, déjame proclamar tu bondad y tus tiernas misericordias, que son nuevas cada mañana, porque eres mi Salvador y Redentor y grande es tu fidelidad. Estuviste conmigo toda mi juventud y demostraste que nunca me fallarás ni me fallarás. Ahora que estoy viejo y débil, mi esperanza y mi confianza permanecen en ti. Protégeme de los que buscan mi vida para hacerme daño y mantenme bajo la sombra de tu ala, mírame como la niña de tus ojos.

Oh Señor, solo en ti pongo mi esperanza y te alabaré más y más cada día que pasa. Hablaré de tu bondad y misericordia a mis hijos y nietos, para que tu nombre sea exaltado por generaciones. Y que las voces de mis descendientes canten alabanzas a la gloria de tu nombre.

Mi vida está en tus manos, y el gozo del Señor ha sido mi fortaleza todos los días de mi vida. Mi confianza está en el Señor mi Dios. Mi esperanza se basa nada menos que en Jesucristo y Su justicia. Alabado sea tu glorioso nombre por siempre,

Amén.

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