Cuando nos rebelamos contra Dios – Significado real de esta rebelión

Cuando nos rebelamos contra Dios nos estamos alejando del propósito que él tiene para cada uno de sus hijos. Estar en rebeldía es no temerle a Dios y buscar beneficios personales, es ser desobediente y no hacer la voluntad del Padre Celestial.

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Índice de Contenido
  1. Cuando nos rebelamos contra Dios – Significado real de esta rebelión
  2. Qué sucede cuando nos rebelamos contra Dios
    1. 1.- Nos mostramos desobedientes
    2. 2.- Somos religiosos
    3. 3.- No perdonamos con facilidad
    4. 4.- Nos mostramos altivos

Cuando nos rebelamos contra Dios – Significado real de esta rebelión

Para conocer más a fondo lo que significa la rebelión contra Nuestro Señor, debemos revisar las Sagradas Escrituras. En el pasado, se pensaba que la “rebelión contra Dios” significaba traicionar al Señor, dejar la iglesia o abandonar el deber propio.

Sin embargo estar en rebeldía implica otras cosas que a veces pasan desapercibidas, primeramente podemos encontrar que ir en rebelión es ir contra la voluntad de Dios o estar en desobediencia a lo que establece su palabra.

Por otro lado, estar en rebeldía tiene relación con nuestro carácter, si somos arrogantes, hostiles, estamos en amargura, presumimos de nosotros mismos. Esto no es agradable ante los ojos de Dios y es considerado una rebelión contra Dios porque estamos siendo desobedientes.

De esta forma que aquellos que abandonan y traicionan a Dios no alcanzan la salvación y los comportamientos rebeldes tienen que ver con la traición porque no están siguiendo la voluntad del Padre Celestial.

Según las Sagradas Escrituras, todas aquellas cosas que son incompatibles con Dios, son sus enemigos, así como todas las cosas que van en contra de las palabras del Señor y éstas representan una rebelión contra su perfecta voluntad.

En este sentido, desobedecer la voluntad de Dios o su palabra y oponerse a Dios, de igual forma constituyen una rebelión contra el Señor. Así que Dios nos demanda a buscar la verdad en su palabra pero también nos manda a que cambiemos nuestro carácter y seamos transformados conforme a su voluntad.

Dios nos exige como hijos de Dios que cumplamos nuestro deber y hagamos su voluntad perfecta. Además nos exige que seamos valientes y que nos enfrentemos a las adversidades, resistiendo en todo momento a nuestro enemigo.

De igual modo, Dios desea que seamos leales a él y a su obra aquí en la tierra, y para ello debemos apartarnos de las viejas costumbres, rechazando todo deseo carnal que nos ate a este mundo. Rebelarnos contra Dios es no aceptar sus designios para nuestra vida y pensar que tenemos el control de todos y que no necesitamos de su ayuda.

Cuando nos rebelamos contra Dios
Cuando nos rebelamos contra Dios

En la actualidad este mundo está muy congestionado, lleno de hostilidades y vanagloria. Por eso es importante estar apercibidos porque el enemigo no descansa y tiene como fin principal desviarnos del camino correcto que es Cristo.

Por esta razón debemos estar siempre alertas y no subestimar al enemigo. Una de las maneras en las que se puede tener al enemigo alejado, es estar en santidad y en constante comunión con el Señor.

De igual forma, evitamos la rebeldía cuando aprendemos a dominar las emociones y tener dominio propio. Por eso es importante fortalecer nuestro carácter y dejarnos moldear por el Espíritu Santo, quien nos conduce a toda verdad, tal como lo señala la palabra:

“Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. Él me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber. Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber” (Juan 16:13-15)

De esta manera, el Espíritu Santo es quien nos dirige y va moldeando nuestra vida y nos aparta del mundo de las tinieblas. Así que para mantenernos en la luz admirable que es Cristo debemos permanecer firmes sobre la roca y basarnos en fundamentos que se encuentren sustentados en la palabra y no guiarnos ni ser sabios por nuestra propia opinión.

Si nos dejamos guiar por nuestra propia naturaleza humana, ciertamente nos rebelaremos contra Dios. Pero si dejamos atrás nuestros propios deseos carnales y no nos apartamos del mundo, estaremos tentados a ir en contra de la voluntad del Señor.

Qué sucede cuando nos rebelamos contra Dios

La rebeldía proviene de la naturaleza humana, del pecado original que se puede apreciar en el libro de Génesis, donde el hombre fue tentado por el enemigo y desobedeció a Dios por dejarse llevar por su carnalidad.

En este sentido, cuando somos rebeldes y no nos dejamos llevar por el Espíritu Santo, todo comienza a salir mal. Por eso debemos estar atentos a nuestras actitudes y considerar los siguientes aspectos, ya que cuando nos salimos del camino correcto tenemos la tendencia a actuar de la siguiente manera:

1.- Nos mostramos desobedientes

La  desobediencia a Nuestro Señor, se puede apreciar en nuestras actitudes, ya que comenzamos a cuestionar todas las cosas referentes a Dios y al crecimiento espiritual.

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En este sentido, nos mostramos rebeldes, no queremos leer la biblia, no tenemos comunión con Dios, comenzamos a cuestionar a nuestros líderes, cuestionamos a nuestros líderes, no leemos la Biblia con mucha frecuencia, no somos agradecidos por lo que tenemos y nos quejamos mucho.

Por otro lado, comenzamos a ir a lugares que no son agradables ante los ojos de Dios, adoptamos viejas costumbres que no están acorde a lo que establece la palabra.

Así que es importante conocer el significado secular de lo que significa desobediencia, el cual conlleva a lo que es la indisciplina y se refiere a la falta de obediencia con relación a unas normas establecidas.

Esto tiene que con llevar a cabo un trabajo u orden. De este modo, el término “disciplina” tiene que ver con la rebeldía, insumisión, insubordinación y sublevación.  Tiene relación con la designación de una acción de levantamiento en contra de la jerarquía impuesta.

Por otro lado, encontramos la Nueva Era que se refiere a un sistema que aleja paulatinamente aleja al hombre de los pasos del Señor. En esta ideología se exalta al YO y se ejerce la auto disciplina. Se considera que no necesitan a nadie, solo a ellos mismos, ya que piensan que sus capacidades son suficientes.

En este orden de ideas, la Nueva Era es una doctrina que motiva a las personas a ser desobedientes a los estatutos de Dios y su perfecta voluntad. Esta actual doctrina está penetrando con mucha fuerza en América latina y proviene de los países Europeos y de EEUU.

Hay que estar atentos a las enseñanzas que se imparten en la actualidad y ver más allá de nuestros ojos carnales. Pedirle sabiduría y discernimiento a Dios para que podamos andar por el camino correcto, buscando siempre hacer la voluntad de Dios y no la nuestra.

Por esta razón, las decisiones que tomamos van a determinar nuestro destino y el propósito que tenemos en esta vida. Una de las cosas que debemos hacer si queremos alejarnos de todo espíritu de rebeldía es andar en los caminos de luz y buscar la verdad en la palabra.

Es importante recordar que Dios es celoso con aquellos que lo aman, y en la biblia podemos observar diferentes ejemplos de las consecuencias que trae el ser desobedientes a Dios. Tal como lo muestra este pasaje:

“Me pesa haber puesto por rey a Saúl, porque se ha vuelto de en pos de mí, y no ha cumplido mis palabras. Y se apesadumbró Samuel, y clamó a Jehová toda aquella noche” (1 Samuel 15:11)

A pesar de que Saúl había era el ungido de Dios y el escogido por el pueblo para ser rey, se mostró desobediente al Señor y se dejó llevar por la envidia y la maldad. Por lo cual, ya no podía comunicarse más con Dios porque su presencia se alejó de él.

2.- Somos religiosos

La religiosidad es otra de las características que podemos notar en las personas que se muestran en rebeldía contra Dios.  Esta religiosidad muestra la falta de relación y santidad ante los ojos del Señor, porque han dejado a un lado lo más importante que es la presencia de Dios en su vida.

En este sentido, Jesús mismo combatió la religiosidad durante el tiempo que estuvo en este mundo, y actualmente lo hace mediante el Espíritu Santo para mostrarnos que nunca nos ha dejado y que su misericordia está disponible para los hijos de Dios en todo momento.

Al respecto la palabra señala lo siguiente: “Mas en vano me rinden culto, enseñando como doctrinas preceptos de hombres” (Mateo 7:7) Por esta razón, lo más importante es permanecer en Cristo y seguir su sana doctrina, no dejarnos guiar por falsas enseñanzas.

Así que la religiosidad va matando el alma y carcome el corazón por esta razón, muchas personas son engañadas y reniegan de la fe, así que la incredulidad se ha apoderado de aquellos que no buscan la verdad en su palabra y se dejen guiar por sus propios deseos y enseñanzas.

Se puede afirmar que la religiosidad es un reflejo de nuestros propios pecados, ya que cuando le abrimos las puertas al enemigo, estamos propensos a fallar y esto es una muestra de nuestra rebeldía ante Nuestro Señor.

3.- No perdonamos con facilidad

La palabra de Dios en muchos pasajes desde el Antiguo Testamento hasta el Nuevo testamento nos ha señalado la importancia del perdón en nuestra vida y en nuestro proceder en los caminos con Cristo. Por eso la falta de perdón es una de las puertas más peligrosas que utilizamos los humanos frecuentemente para alejarnos del amor de Dios.

De este modo, cuando no perdonamos somos esclavos del pecado y estamos atados a los deseos de la carne. Así que cuando la falta de perdón nos sucumbe, estamos siendo rebeldes ante Dios.

Por otro lado, la falta de perdón genera enfermedades como la depresión, la gastritis, las ulceras, dolores de cabeza constantes, estrés, excesos, estreñimiento, entre otros.

De igual modo, la falta de perdón produce escases en todos los ámbitos, económico y espiritual. Cuando estamos presos de nuestros resentimientos, estamos propensos a fallarle a Dios porque nos estamos dejando llevar por las emociones, y éstas nos dominan en todo momento.

4.- Nos mostramos altivos

Dios aborrece a los altivos y la palabra es claro en afirmarlo: “Porque el Señor es excelso, y atiende al humilde, mas al altivo conoce de lejos”  (Salmos 138:6) Así que Dios quiere que seamos humildes y nos alejemos de toda arrogancia y altivez.

De igual forma, podemos encontrar diferentes citas bíblicas referentes a la altivez: “La altivez de los ojos del hombre será abatida y la soberbia de los hombres será humillada…”  (Isaías 2:11)  “…abatiré la altivez de los fuertes” (Isaías 13:11)… “serán bajados los ojos de los altivos” (Isaías 5:15)

En estos pasajes podemos ver que el Señor castiga este tipo de rebeldía, ya que la altivez no prosperará y el humillado será exaltado. Esta es una promesa que debemos tener presente como hijos de Dios.

Así que la altivez es una de las herramientas que Satanás usa en contra del pueblo de Dios, especialmente usa a las personas más vulnerables y jóvenes que se encuentran débiles espiritualmente.

Por esta razón, la altivez es uno de los pecados más difíciles de arraigar del interior de la persona, ya que procede del ser interior proveniente de Satanás junto con la mentira y el engaño.

En este sentido, cuando nos rebelamos contra Dios estamos siendo desleales y desobedientes a su palabra, y nos estamos alejando de la estrecha relación con Nuestro Padre Celestial. Una de las maneras de evitar estar en contra de los preceptos de Dios es dejarnos guiar por su santo Espíritu y obedecer su palabra.

Sin embargo, debemos estar claros en que el enemigo no descansa y vamos a tener que pasar por muchas adversidades y enfrentar muchas luchas en nuestro diario vivir. Por eso debemos ser valientes y estar dispuestos a cumplir la voluntad de Dios.

Esto implica apartarnos de las cosas del mundo, morir para Dios y comenzar una nueva vida en Cristo Jesús, ya que así estamos evitando a que el enemigo tome parte en nuestra vida y que nuestra salvación se vea afectada, ya que el regalo de la salvación es por gracia.

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