Llamados a reinar en Cristo – Qué implica este llamado

Llamados a reinar en Cristo, a gobernar el mundo de las tinieblas junto con Nuestro Señor. Por eso los hijos de Dios son guerreros que se preparan día a día para pelar la buena batalla y para derribar las artimañas del diablo.

En este sentido, debemos cultivar una mentalidad de rey y esto se logra manteniendo una comunión con el Todopoderoso, escudriñando las Sagradas Escrituras y teniendo una vida en rectitud conforme a la perfecta voluntad de Cristo.

Como creyentes fieles a Cristo, tenemos una misión muy importante en este mundo y la principal es proclamar el evangelio del reino a toda criatura, para que el pueblo de Cristo crezca y prevalezca.

Índice de Contenido
  1. Llamados a reinar en Cristo – Qué implica este llamado
  2. Qué debemos tomar en cuenta para poder reinar
    1. 1.- Establecer un gobierno
    2. 2.- Estableciendo una mentalidad de Rey
    3. 3.- No permitas que el temor controle tu vida

Llamados a reinar en Cristo – Qué implica este llamado

Cuando aceptamos a Cristo como nuestro único Señor y Salvador, el Espíritu Santo comienza a morar en nosotros y nuestra vida comienza a cambiar de forma significativa, ya que este Espíritu divino nos lleva a toda verdad y va quitando todo lo que estorba en nuestra vida para poder llevar a cabo el propósito que tiene para cada uno de sus hijos.

Una vez que somos llamados a servir a Nuestro Dios, desde ese momento estamos llamados a reinar sobre las tinieblas, a ser luz en medio de la oscuridad, a ser portadores del evangelio de salvación, a hacer las buenas obras de Cristo, a manifestar el espíritu santo en nuestra vida y su poder a través de los milagros, maravillas y prodigios.

Tenemos la autoridad para combatir al enemigo, echar fuera demonios y establecer el reino de Dios aquí en la tierra y prepara al pueblo para la buena batalla que pelearemos junto con Nuestro Señor Jesucristo.

En este sentido, somos llamados a reinar en este mundo para el Nombre de Jehová sea glorificado mediante nuestro testimonio. Por eso debemos fortalecernos y nutrirnos cada día mediante el ayuno, la oración y la lectura de la palabra.

Estas son las principales herramientas que tenemos para que nuestra vida sea dirigida por la voluntad de Nuestro Padre, dejando a un lado nuestra propia voluntad o deseos carnales.

Qué debemos tomar en cuenta para poder reinar

Hemos sido llamados a reinar en Cristo, a constituir nuestra vida en un nuevo nivel, y el pueblo de Dios debe comprender que debe ejercer su autoridad y dominio en las naciones, estar dispuesto a enfrentarse al mundo espiritual de las tinieblas e implantar el reino de Dios en la tierra.

En este sentido, debemos estar firmes y tener como fundamento principal a Cristo, quien debe ser nuestra roca, nuestro único sustento y fortaleza. Así que para poder reinar debemos tomar en cuenta los siguientes aspectos:

1.- Establecer un gobierno

Cuando hemos sido llamados a reinar, debemos asumir la responsabilidad y establecer un gobierno dirigido por Dios, ya que se nos ha sido otorgada la autoridad, tal como se señala en la palabra:

“…Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin yo le daré autoridad sobre las naciones y las regirá con vara de hierro y serán quebradas como vaso de alfarero, como yo también la he recibido de mi Padre la autoridad…” (Apocalipsis 2:26-27)

En este punto, Dios nos ha otorgado la autoridad para establecer un gobierno para derribar las fortalezas que el enemigo ha puesto. De esta forma, lo espíritu gobierna lo natural. En la biblia, encontramos que Canaán era la herencia del pueblo de Dios y ellos caminaron es pos de su  enemigo porque para poder alcanzar la victoria, debemos movernos y accionar.

En este sentido, no debemos conformarnos solamente por alcanzar nuestra salvación, sino que debemos ir más allá y pedir lo que nos corresponde por herencia de Nuestro Padre, tal como lo dice la palabra:

“Pídeme, y te daré por herencia las naciones, Y como posesión tuya los confines de la tierra. Los quebrantarás con vara de hierro; Como vasija de alfarero los desmenuzarás. Ahora, pues, oh reyes, sed prudentes; Admitid amonestación, jueces de la tierra. Servid a Jehová con temor, Y alegraos con temblor. Honrad al Hijo, para que no se enoje, y perezcáis en el camino; Pues se inflama de pronto su ira. Bienaventurados todos los que en él confían” (Salmo 2: 8-13)

Así que debemos saber pedir conforme a lo que establece su palabra, debemos pedir por la conquista de las naciones para establecer el reino de Dios aquí en la tierra y poder glorificar el Nombre de Cristo.

2.- Estableciendo una mentalidad de Rey

Cuando hemos sido llamados por el Señor para reinar, establecer nuestra autoridad y gobernar en el mundo espiritual, estamos imponiendo una mentalidad de Rey y para mantener esta mentalidad es fundamental conocer a Dios.

Llamados a reinar
Llamados a reinar

No podemos pretender gobernar el mundo de las tinieblas si no hemos conocido a Dios, y para hacerlo es necesario escudriñar las palabras y mantener una estrecha relación con el Padre.

Jesús cuando vino a esta tierra, estableció su reino y obtuvo la victoria porque nunca se apartó de su Padre e hizo su perfecta voluntad a pesar de que debía tomar de la copa amarga, ya que la prueba por la que tuvo que pasar no fue fácil.

En este sentido, Nuestro Señor Jesucristo es un excelente ejemplo de lo que significa establecer el reino de Dios en la tierra, ya que Jesús se mantuvo fortalecido y bajo la cobertura de su Padre Celestial.

En todo momento, tenía una mentalidad de Rey y siempre hablaba de que su reino no era de este mundo, dando lecciones de vida en todo momento y expresando su sabiduría, enseñanzas y dando testimonio de su amor, misericordia, justica y compasión infinita.

“Respondió Jesús: Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí” (Juan 18:36)

En este pasaje Nuestro Señor Jesucristo resalta el hecho de que su reino no pertenece a este mundo porque ciertamente su reino es de los cielos. Sin embargo él tuvo que convivir con personas que lo despreciaban y tuvo que aguantar vituperios, humillaciones, golpes, insultos para poder lograr el propósito que Dios le había destinado para la salvación de la humanidad.

Como creyentes tenemos que estar listos para la batalla porque ciertamente el enemigo va a atacar la obra de Dios, va a tratar en lo posible de derribarla, de desviar a los hijos de Dios del camino correcto.

Diariamente somos perseguidos por el enemigo y por eso debemos evitar ser tentados y guardarnos de todo mal. No podemos seguir llevando una vida mundana, debemos apartarnos de toda contaminación y purificarnos mediante la sangre de Cristo.

No debemos subestimar ni ignorar las maquinaciones del diablo porque él anda buscando cualquier oportunidad para hacerle daño a los hijos de Dios y destruir su vida.

“Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo” (1 Pedro 5:8-9)

En este sentido, tenemos que ser prudentes, no estar en oscuridad, sino por el contrario ser luz en medio de las tinieblas. Para poder ser esa luz debemos llenarnos del Espíritu Santo cada día, orar y velar porque el enemigo está buscando tener una entrada a nuestra vida para destruirnos.

De igual forma, debemos cuidar nuestro corazón porque de él mana la vida, además puede ser engañoso. Por eso no debemos dejarnos llevar por los sentimientos, por las emociones. Debemos ser fuertes y tomar decisiones firmes para poder avanzar en el camino de Cristo, cambiar nuestra mentalidad y establecer el reino de Dios en este mundo.

3.- No permitas que el temor controle tu vida

Para poder cumplir con la voluntad de Dios y establecer el reino de Dios en la tierra, debemos ser valientes y echar fuera todo el temor que no nos permite avanzar y hacer las obras del Señor.

Por esta razón, nuestros pensamientos tienen que estar firmes en Cristo, y debemos cultivar nuestro aspecto espiritual mediante la lectura constante de la palabra porque a través de ella encontramos paz y ya no estaremos inmersos en el temor.

El único temor que debemos tener, es el temor de Jehová porque éste nos permite respetar la perfecta voluntad de Dios. Cuando le temes a Dios, sabes que existe un mundo espiritual y conoces verdaderamente lo que significa tu santidad y tu salvación, y por eso buscas no perder las bendiciones que Dios te ha dado.

Al respecto la palabra nos señala lo siguiente:  “El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; Los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza” (Proverbios 1:7)

En este sentido, cuando sientas miedo debes tener la certeza de que Dios te respalda y debes reflejar tu fe en tu diario vivir porque tu testimonio va a determinar si eres un verdadero hijo de Dios.

Para ello no debes permitir que el temor te domine y se adueñe de tus decisiones porque Dios no nos ha hecho cobardes sino valientes, tal como lo afirma su palabra: “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio” (2 Timoteo 1:7)

En este sentido cuando se dice que hemos sido llamados a reinar implica ser valientes, dejar a un lado el temor y demostrar el dominio propio frente a las adversidades que se nos presentan en la vida, ya que en este mundo tendremos que enfrentar al mundo de las tinieblas y para ellos debemos esforzarnos y ser dignos de ser hijos de Dios.

En este sentido ser llamados a reinar encierra una gran responsabilidad porque estamos encargados de traer los cielos a la tierra. Así que somos algo celestial y glorioso porque el Espíritu Santo que mora en nosotros nos atribuye dones para manifestar esa gloria de Dios.

De este modo, como hijos de Dios somos un reflejo y estamos conectado en la fuente de agua viva que es Cristo, y ante esto el enemigo retrocede porque si estamos firmes sobre la roca ningún arma forjada puede atentar contra nosotros porque tenemos a nuestro protector quien nos dará la victoria y su infinito respaldo para que podamos hacer las buenas obras aquí en la tierra, y por ende glorificar a nuestro Señor, rescatando las almas perdidas y engrandeciendo al pueblo de Cristo, el cual debe estar preparado para pelear la buena batalla.

Hemos sido llamados a reinar pero para ello debemos hacer ciertos sacrificios en nuestra vida, despojarnos del viejo hombre, apartarnos de los caminos turbios, comenzar a tener una vida en santidad y darle entrada al reino de los cielos.

De igual manera, debemos estar listos para la batalla diaria, ya que el enemigo no va a descansar nunca, así que nosotros tampoco podemos bajar la guardia y debemos velar y orar, y mantener nuestra lámpara encendida, tener el aceite para cuando Cristo venga pueda hallarnos listos y en victoria.

En este orden de ideas, nosotros pertenecemos a la familia real y podemos sentirnos confiados porque hemos sido escogidos y sellados con el Espíritu Santo para reinar en este mundo junto a Cristo.

Los cristianos  constituyen el pueblo elegido por Dios para reinar aquí en la tierra con un propósito determinado, el cual tiene que ver con la salvación de las almas, la conquista de las naciones y la proclamación del evangelio de Nuestro Señor Jesucristo, predicando la palabra a toda criatura para que conozca que Dios es el Todopoderoso y que vendrá a llevarse a su pueblo y pelear la última batalla junto a Cristo.

Hemos sido llamados a reinar y ser testigos del cumplimiento de la profecía y de la verdad plasmada en las Sagradas Escrituras.  Esta verdad se revelará ante todos los ojos, ante el mundo entero y exaltará al Rey de Reyes y Señor de Señores, al Príncipe de paz, al que era, al que fue y al que ha de venir:

“Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso” (Apocalipsis 1:8)

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