Bajo el árbol que estás – El árbol como la señal de vida o muerte

Bajo el árbol que estas, determinara mucho sobre las decisiones que tomes en la vida, porque cada uno pasa por contrariedades similares pero con determinaciones diferentes, y cada determinación o solución dependerá de qué sombra te cobija, quién te ha guiado en los caminos que has tomado en la vida, bajo el árbol que esta puede ser el que te da vida eterna o la muerte, pero todo depende de ti.

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Índice de Contenido
  1. Bajo el árbol que estás – El árbol como la señal de vida o muerte
  2. Nuestra comunión con Dios
  3. Bajo qué sombra de árbol debemos estar

Bajo el árbol que estás – El árbol como la señal de vida o muerte

Cuando indagamos sobre la importancia o inferencia de un árbol, en nuestras vidas y la manera de compararlo con nuestros estados de ánimo, nos damos cuenta de la relación con el hombre, pero no es que el árbol decidirá o planificará, recordemos que todo aquí es a nivel espiritual, y es necesario que analicemos todo desde ese nivel, y para ello no puede faltar las Sagradas Escrituras, ya que nos dará la orientación necesaria.

En el libro de Génesis 2:16,17 dice: “Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.” Y aunque Adán y Eva fuero excluido del Edén, tenemos órdenes de no hacer el mal, pero muchas veces no oímos, y nos refugiamos en árboles no recomendados para nuestras vidas.

El árbol tiene un tronco que le da la conexión entre la vida y la muerte, y cada uno de nosotros tenemos conexión entre la vida ay la muerte, y las ramas del árbol pueden ser comparadas con las diferentes decisiones o caminos que transitamos en nuestra existencia, unas veces acertadas y otras veces no, pero de ello dependerá nuestro buen vivir, veamos el árbol que nos ha de dar una buena sombra, para un buen vivir.

Bajo el árbol que estás
Bajo el árbol que estás

Parecieran confusas estas palabras verdad, pero no es así, fíjese, dependiendo de la vida que vivamos lo que plantemos en nuestras mentes, nos refugiaremos en un árbol que nos dará la sobra que deseamos para mantener una situación generada ya sea por nosotros mismos, o apoyada por factores externos, ambos en conjuntos o separados nos pueden cegar, debilitar y hacernos tan susceptibles como para desear morir.

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Un ejemplo bíblico lo encontramos en 1 Reyes 19: 3,4: “Viendo, pues, el peligro, se levantó y se fue para salvar su vida, y vino a Beerseba, que está en Judá, y dejó allí a su criado. Y él se fue por el desierto un día de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres.” Todo esto le sucedió al profeta Elías.

Pero, de verdad esto le ocurrió solo al profeta Elías, cuantas veces no pasamos por situaciones similares en donde nuestras vidas corren peligro y nos refugiamos bajo la sombra de un Enebro, y deseamos morí, y buscamos todas las condiciones para que esto ocurra, porque no sabemos que hacer nos desesperamos, y fíjese que hablamos de un de profeta a quien le aconteció esta situación.

Por otra parte existe una diferencia cuando somos hijos de Dios, evidentemente que leemos la desesperación y tristeza por la que atravesó el profeta y como un ser de carne y sangre se refugió en la sombra de un árbol que alimentaba la tristeza, la desesperación y unas ganas de morir a tal extremo que hizo lo que todos debemos hacer independientemente de la situación, oró al altísimo.

Sin embargo, es propicio leer la respuesta del altísimo y el rescate del profeta ante la sombra alimentada por un árbol de tristeza, y deseos de morir, en 1 Reyes 19: 5, 6 “Y echándose debajo del enebro, se quedó dormido; y he aquí luego un ángel le tocó, y le dijo: Levántate, come. Entonces él miró, y he aquí a su cabecera una torta cocida sobre las ascuas, y una vasija de agua; y comió y bebió, y volvió a dormirse.”

Ante este primer encuentro usted podría pensar, bueno cuando me sienta tristes y desamparado voy a comer y así, me levanto, pero desde el principio le he dicho que es necesario que analicemos todo desde el punto de vista espiritual, para que tanto usted como yo, recordemos que hacer si se nos olvida en momentos críticos de nuestras vidas, que por lo general lo que hacemos es refugiarnos bajo una mala sombra.

Cuando se menciona que el ángel le dio comida o le dijo come, es alimento espiritual, debemos fortalecer nuestro espíritu y evidentemente, no estaba reflexionando debidamente, se refugió en la sombra de un árbol de lamentaciones de pesares que a su vez le alimento el hecho de sentirse menos, no es la comida o la bebida que consumimos en nuestra carne y sangre es alimento de espíritu y note que no le da de comer una sola vez.

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Este pasaje bíblico es muy interesante porque es lo que vivimos todos los días y muchas veces los cristianos y los que aún no lo son, opinamos de la misma manera hasta cuándo Jehová, pero cuando leemos esta narración bíblica nos damos cuenta de que el ángel le volvió a dar de comer y le ordenó levantarse, lo estaba sacando de esa sombra en la que muchas veces nos sumergimos y que nos hunde más en la depresión. 

Fíjese que en líneas anteriores le digo Elías era un profeta de Dios, es decir un hombre consagrado a Dios, y pasó por estos avatares, con esto lo que le quiero decir es que somos de carne y sangre y la diferencia radica en la comunión con Jehová, ante la situación que Elías, presentó podría haberse quitado la vida, porque todo lo llevaba a eso, y si no hubiese tenido la relación que tenía con Dios, tal vez ese hubiese sido su fin.

Además dígame si esto no le ha pasado, que se encuentra bajo una situación definitivamente intolerable desde cualquier punto de vista, se deprime y se pone a orar, pero resulta que estando usted orando siguen ocurriendo eventualidades que le desesperan más, ante ello qué haría, porque muchos dicen Dios me ha abandonado, y se rinden, abandonan la oración, sin embargo, le invito a leer todo este capítulo.

Notamos que aunque el profeta estaba clamando se presentaron muchas situaciones adversas y dentro de la situación igual siguió clamando a Dios, dentro de su depresión, celo, angustia y deseo de morir clamo, sin cesar y apareció Jehová, de una manera única, hermosa, esplendorosa, los invito a que le den unos minutos de regocijo, entendimiento y gozo a su alma y espíritu leyendo 1 Reyes 19 léalo en el espíritu.

Nuestra comunión con Dios

Podría poner más ejemplos sobre las diferentes sombras de árboles que tenemos en la vida, sin embargo, el ejemplo del profeta Elías, para mí, ha sido contundente y ejemplarizante en este tema, porque fue su relación con Dios, que le permitió salir de esa sombra maléfica que muchas veces por no decir que en un 99% somos nosotros mismos quienes alimentamos, haciéndonos daño.

Nuestra comunión con Dios, debe ser única e inigualable, así como el profeta Elías, otros profetas y el mismo hijo de Dios, Jesucristo, ellos pasaron por situaciones horribles, y como todo ser humano de carne y sangre, no querían atravesar por esas situaciones, pero tenían que hacerlo para que Dios fuese glorificado y darnos ejemplo de que lo debemos hacer, Jesús, también atravesó adversidades y nos dio instrucciones.

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Jesucristo pudo haberse colocado bajo la sombra de un árbol de lamentaciones, decirse cómo es posible si yo soy el hijo de Dios, pase por todo esto, que pobrecito soy, sin embargo, la biblia nos narra en Mateo 26:42 “Otra vez fue, y oró por segunda vez, diciendo: Padre mío, si no puede pasar de mí esta copa sin que yo la beba, hágase tu voluntad.” Observamos su humildad y lo clave e importante oró, al Padre.

Señores estamos hablando de Jesús el hijo de Dios que vino en carne y sangre, ósea, sentía igual que nosotros, tenía temor, angustia, tristeza, la noche que se narra en el versículo anterior, su alma estaba muy triste, pero su oración estuvo llena de fe, y dejó todo en manos del Padre creyendo a tal punto de pronunciar con convicción, se haga tu voluntad Padre, no somos pobrecitos, si el hijo de Dios, pudo nosotros también.

Y lo narró de esta manera porque está escrito en las Sagradas Escrituras, y se nos pide que imitemos a Jesús en 1 Pedro 2:21 dice: “Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas;” lo que deseo es que después de leer este texto analicemos debajo de qué árbol nos encontramos, y si la situación nos agobia debemos orar sin parar.

Tengamos presente que en esta tierra nadie se librará de la tentación del enemigo en 1 Corintios 10:13 dice: “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.” Pienso en lo particular que solo podremos encontrar la salida si hacemos silencio.

Todos hacemos lo mismos, aunque sea una vez en la vida, ante los problemas nos sentamos bajo el árbol de nuestras lamentaciones en el que alimentamos sentirnos más desafortunados de lo que somos, además que promovemos el pobrecito yo, lloramos, renegamos y pare usted de contar, hasta que llega esas idea maléfica de desear la muerte y en algunos casos la buscan a como dé lugar, y en ningún momento oramos.

Tomemos el ejemplo de Elías, y si llegase a estar bajo el árbol de Enebro debe orar, y aunque se sienta desfallecer y creer que Dios no le oye, no tema porque si o hace, su tarea es no dejar de orar, y diga, sienta y actué como lo hizo nuestro Señor Jesús, Padre que se haga tu voluntad, y confié ciegamente en él, pase lo que pase, vea lo que vea, no puede privarse de la presencia de Dios, en su vida, porque él le ama infinitamente.

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No nos quejemos ante otros seres humanos sobre nuestras situación, Dios es el único al que debemos acudir, porque podría usted encontrarse con personas que le digan hermano oré, que Dios le escuchará, u otro que le responda, pero qué hizo usted para merecer esto, o tal vez le digan y dónde está tu Dios, está, opiniones por lo general no aportan nada bueno, y el individuo entra en un plan de críticas inadecuadas.

Bajo qué sombra de árbol debemos estar

En mi país, decimos mucho un refrán que dicta: “a quien a buen árbol se arrima buena sombra le cobija” en la biblia en el Salmo 92: 12, 13,14 “El justo florecerá como la palmera; Crecerá como cedro en el Líbano. Plantados en la casa de Jehová, En los atrios de nuestro Dios florecerán. Aun en la vejez fructificarán; Estarán vigorosos y verdes,” cuando moramos bajo la sombra del omnipotente esto siempre acontece.

Recordemos que las tentaciones, la tristeza, las aflicciones, pruebas, pérdidas humanas, de dinero, forman parte del diario vivir y solo podremos superarlo si salimos debajo del árbol que nos da mala sombra que alimenta nuestros pesar, y solo podemos salir de allí manteniéndonos cerca de Dios, por medio de la oración independientemente por lo que estemos atravesando, debemos de buscar a refugiarnos bajo la sombra del altísimo.

Fijémonos que en la biblia hay varias narraciones o vivencias que comprarán cada árbol con una situación en particular, pero lo importante de esto no es el árbol sino el mensaje que deja cada acontecimiento, por ejemplo notamos que en Juan 1:48 cuando Natanael ve a Jesús le dice: de dónde me conoces Jesús, le dijo que lo vio cuando estaba debajo de la higuera, este hombre estaba debajo de la higuera meditando, confesándose a Dios.

Y desde todos los tiempos la vid es sinónimo de paz, seguridad, porque en aquellos tiempos era el lugar donde se resguardaban del calor y el individuo no solo meditaba, también oraba a Dios, y en el caso de las palmeras es el sinónimo de triunfos, victoria, alegría, regocijo para la gloria y honra de Dios y como se comentó al principio en el caso de Elías estaba debajo de un enebro, el cual se compara con lamentaciones, quejas.

No tomemos los ejemplos tácitos, lo que se quiere decir es que debemos ubicarnos en nuestras mentes, corazón, y alma debajo de un árbol espiritual que nos permita enfrentar los problemas, pero siempre con Cristo por delante, un árbol que no alimente nuestras quejas, ni nos haga sentir como los pobrecitos, y si nos ubicarnos en algún momento en este tipo de árbol, que da una sombra maléfica, debemos salir de allí con oración.

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Para concluir, bajo el árbol que decidas colocarte será la sombra que te permitirá salir o estancarte en los avatares de la vida, ha llegado la hora de preguntarnos debajo de qué árbol estamos, un enebro, la higuera, la vid, las palmeras, si estamos en un enebro recordemos que Elías, logró salir de allí porque dentro de su angustia, y aunque le pidió a Dios, su muerte espero la respuesta de su creador, y orar lo sacó de esa sombra.

Mantengámonos orando porque no todos tenemos esa comunión con Dios, y mientras la trabajamos todos los días, alejémonos de las sombras del enebro, tenga en mente siempre que usted no es pobrecito, que usted es creación de Dios y que si tiene una prueba, es porque con la ayuda de Cristo, la va a superar, tampoco se haga el fuerte y endurezca su corazón, porque usted lo que necesita es reconocer a Cristo en su vida.

Sin Cristo no somos nada, sin Cristo no lograremos vencer ningún problema, y es por ello que hoy día se ven tanto homicidios, trabajemos todos los días, para estar debajo de la sombra de una higuera, las palmeras y no dejemos de orar, llore si así lo siente, pero vaya donde el Creador, él, le oye nunca lo dude solo cálmese tenga paciencia, haga silencio y sea obediente porque él jamás deja desamparado a ninguno de sus hijos. 

Para ser hijo de Dios, tienes que creer en su hijo Jesucristo, reconocerlo como su único Señor y Salvador, para ello le sugiero que entre en un lugar donde nadie lo interrumpa, porque es necesario que estés a solas con Dios, pídale perdón por sus pecados, dígale que por favor entre a su corazón como su único Señor y Salvador que escriba su nombre en el libro de la vida y no lo borre jamás. Bienvenido a la sombra de las palmeras.

Si las palmeras porque este momento es una victoria para usted, porque se ha declarado hijo de Dios, y ha dado el paso para la salvación de su alma, recuerde los problemas continuarán pero ahora tiene a Jesucristo que luchará con usted, y si es obediente, podrá salir más rápido de las cosa que nos agobian, sin dañar, sin dañarse porque Dios, está con usted y le oye, solo ore, haga silencio y tenga paciencia, no pare de orar. 

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Dra. Mercedes Pérez Sarrameda.

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