Perdónate a ti mismo – Qué nos dice la biblia

Perdónate a ti mismo para que puedas avanzar en tu vida en todos los aspectos de tu vida tanto personal como espiritual, reconociendo que Cristo te redimió de todo pecado y de toda culpa, por lo cual eres un hombre y una mujer nueva, lavada con la sangre bendita de Jesús, quien no se acordará más de tu iniquidad, tal como lo establece su palabra: "Yo, yo soy el que borro tus transgresiones por amor a mí mismo, y no recordaré tus pecados" (Isaías 43: 25)

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En este sentido, desde el momento en que aceptamos y recibimos a Cristo en nuestro corazón, el Espíritu Santo comienza a morar dentro de nosotros, limpiando, transformando, redimiendo, renovándonos por completo. La sangre preciosa de Nuestro Señor Jesucristo nos quita toda contaminación y no se acuerda ya de tu pasado porque ahora eres una nueva persona que ha nacido de nuevo y ahora ya no hay culpa que te señale porque Jesús no te condena.

Índice de Contenido
  1. Perdónate a ti mismo y sé libre de la culpa – Qué nos dice la biblia
  2. Cómo puedes perdonarte a ti mismo
    1. 1.- Mírate tal como el Señor te ve
    2. 2.- Desecha todo pensamiento negativo
    3. 3.- Escudriña y medita en las Sagradas Escrituras Medite diariamente en las verdades de la Palabra de Dios
    4. 4.- Perdona así como Jesús te ha perdonado
    5. 5.- Avanza hacia la victoria en Cristo

Perdónate a ti mismo y sé libre de la culpa – Qué nos dice la biblia

La Biblia aborda el tema del perdón desde el Antiguo Testamento hasta el Nuevo Testamento, y sobre este tópico es mucho lo que nos tiene que decir, ya que la Palabra misma se centra en la esencia del perdón, aquel que hemos obtenido por medio del sacrificio perfecto de Jesucristo, quien murió por cada uno de nosotros para darnos la vida eterna:

"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él" (Juan 3:16-17)

Sin embargo, no podemos alcanzar el perdón del Señor si no aprendemos a perdonarnos a nosotros mismos, ya que debemos quitarnos la culpa y comenzar a caminar en una vida nueva en Cristo Jesús, donde ya las cosas viejas pasaron y cualquier transgresión que hayamos cometido, fue eliminada, borrada y sepultada por el propio Jesucristo. Por lo cual debemos sanar las heridas de nuestra vida sin Cristo y retomar el camino correcto.

Cuando hablamos de perdonarnos a nosotros mismos, hace referencia a la culpa persistente por un pecado pasado o algún remordimiento por las consecuencias negativa provocadas por nuestras malas decisiones. Por lo cual comenzamos a sentir aquella necesidad de perdonarnos a nosotros mismos, dejar de culparnos por las cosas que hicimos o que dejamos de hacer, ya que el tiempo pasado ya pasó, pero el camino en Cristo está delante de nosotros, ofreciéndonos una vida nueva, en la cual seremos transformados y purificados por medio de la sangre preciosa de Jesucristo, quien lo dio todo por nosotros.

En la medida en que entendemos el sentido de ese sacrificio y el derramamiento de sangre, en esa medida aprendemos a amarnos, a perdonarnos y a querer y anhelar una vida llena de la Presencia de Dios y todo lo que conlleva estar a los pies del Señor. Así como María estaba a los pies de Jesús, de esa manera debemos seguir su ejemplo, dejar el afán de Martha y acercarnos a Jesucristo. Esto lo podemos apreciar en el siguiente pasaje:

"Aconteció que yendo de camino, entró en una aldea; y una mujer llamada Marta le recibió en su casa. Esta tenía una hermana que se llamaba María, la cual, sentándose a los pies de Jesús, oía su palabra. Pero Marta se preocupaba con muchos quehaceres, y acercándose, dijo: Señor, ¿no te da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude. Respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero solo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada" (Lucas 10:38-)

En este sentido, para poder perdonarte ti mismo, debes acercarte a Jesús, dejar a un lado las costumbres pasadas y reconocer tus fallas delante del Padre, quien te va a guiar en tu proceso de purificación. No estás solo, no eres la única persona en el mundo que tiene pecado, ya que es natural que el hombre peque porque no somos perfectos. El punto no es pensar que nunca fallamos, el punto está en confesarnos delante del Padre, y seremos recompensados en público:

"Pero tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cuando hayas cerrado la puerta, ora a tu Padre que está en secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará" (Mateo 6:6)

En este sentido, el perdón a uno mismo proviene del entendimiento del perdón de Dios, y la palabra de Dios nos expone que todo ser humano ha pecado contra Dios y que esas malas acciones atentan contra Dios. Esto lo podemos ver en el siguiente pasaje: "por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios" (Romanos 3:23)

Así que lo que necesitamos en nuestra vida es el perdón del Señor, el cual está disponible para nosotros mediante la persona y la obra de Jesucristo. De esta forma que aquellos que ponen su mirada y su fe en Jesucristo son absolutamente perdonados porque la sangre del cordero los ha limpiado y por eso nadie puede señalarte ni culparte porque ahora eres llamado Hijo de Dios, y son contados como justos delante del Padre Celestial. Todos los que ponen su fe en Jesús son completamente perdonados de sus pecados. Son contados como justos ante Dios:

"Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios" (Romanos 5:1-11)

Cómo puedes perdonarte a ti mismo

El Señor es el único que puede perdonarte, redimirte, limpiarte y purificarte. Pero para poder avanzar en los caminos de Cristo debes decidir perdonarte a ti miso y para hacerlo debes considerar los siguientes aspectos:

1.- Mírate tal como el Señor te ve

La muerte de Nuestro Señor Jesucristo en la cruz del calvario, hace posible nuestra salvación y Dios nos ve ahora limpios y sin pecado: "siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús" (Romanos 3:24). En el momento en que confesamos el nombre de Jesucristo, él nos hace sus Hijos y ya nos ve como sus escogidos. Ahora tenemos una vida que es monitoreada por el Espíritu Santo, quien mora dentro de nosotros para guiar nuestros pasos y llevarnos a toda verdad.

Perdónate a ti mismo
Perdónate a ti mismo

En este sentido, para perdonarte a ti mismo, debes mirarte así como te ve Dios, y reconocerte como su Hijos, ya no eres huérfano, ahora tienes tienes un protector que te justifica delante del Padre.

2.- Desecha todo pensamiento negativo

Una de las armas que usa el enemigo para atacarte, culparte y señalarte son los pensamientos negativos, y para ello se vale de sus dardos y de diferentes recursos para hacerte sentir inferior, tales como las redes sociales, la televisión, la música, imágenes, entre otros, donde de una forma subliminal te conduce al camino del mal y busca desviarte de la luz y de la verdad que es Cristo.

Pero para contrarrestar estos ataques debes estar fundamentado en la roca que es Jesucristo porque es su gracia la que borra nuestro pecado y va trazando nuestro futuro de victoria en victoria, pasando pruebas que nos ayudarán a perdonarnos, a liberarnos y a sanarnos:

"aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios" (Efesios 2:5-8)

En este punto, debes comprender que cuando empieces a pensar y meditar sobre tus errores, debilidades y pecados del pasado, piensa en la palabra de Dios que te revela que ya Cristo te perdonó y te liberó de las ataduras. Ahora en Cristo eres libre y por eso tu pensamiento debe estar puesto sobre esa verdad, y esa verdad es Cristo, quien te ama de forma sobrenatural y nunca te desamparará ni te dejará.  Solo debes tener un corazón dispuesto a dejarte guiar por su Santo Espíritu.

Al respecto la palabra en el libro de Proverbios 16:25 dice: "Hay un camino que al hombre le parece recto, pero su fin es el camino de la muerte".

Aunque vivimos en este mundo, no somos de este mundo. Sin embargo debemos convivir en ambientes hostiles que muchas veces nos van a agobiar y van a llenar nuestra mente de cosas banales. Queda de tu parte seguir el camino verdadero de Cristo, el que está manifestado en la biblia y el camino que te muestra el Espíritu Santo.

3.- Escudriña y medita en las Sagradas Escrituras Medite diariamente en las verdades de la Palabra de Dios

El Poder de la palabra revela el significado del perdón y éste nunca cambia porque la palabra permanece para siempre, trayendo la luz a las tinieblas, quitando el velo y devolviéndonos todo lo que el enemigo nos robó: "Sécase la hierba, marchítase la flor; mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre" (Isaías 40:8)

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A través de la palabra se nos revela la verdad, y esa verdad nos otorga el perdón . Pero debemos primeramente perdonarnos a nosotros mismos por que somos herederos de las bendiciones de Dios y nadie puede sacarte de donde Dios te ha colocado,  y la biblia nos exhorta de la siguiente manera: "No os apartéis de vuestra boca de este libro de la ley; meditad en él día y noche, para que guardéis todo lo que en él está escrito. Entonces seréis prosperados y triunfadores" (Josué 1:8).

Mucho tiempo después, el apóstol Pablo animó a Timoteo a seguir en la Palabra, la cual es inspirada por Dios y es útil para enseñar, reprender, corregir y entrenar en justicia, a fin de que el hombre de Dios esté completamente preparado y capacitado para llevar a cabo toda buena obra, tal como lo observamos en el siguiente pasaje:

"Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, 17 a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra" (2 Timoteo 3:16-17).

4.- Perdona así como Jesús te ha perdonado

Para perdonarte a ti mismo, debes perdonar a los demás así como has alcanzado el perdón de Jesús. La palabra es clara al afirmar lo siguiente: "Ah, Señor, si me has perdonado tan completamente, ¿qué derecho tengo yo de no perdonar a los demás, ni siquiera a mí mismo?" (Perdona, como el Señor te perdonó a ti. (Colosenses 3:13).

De esta forma una vez que somos aceptos por Cristo, somos limpiados, purificados, santificados y perdonados, y de esta misma forma debemos perdonar a los demás y ser libres del pasado que nos oprime, y esto debemos llevarlo a la práctica en nuestro proceder, ya que demuestra que hemos nacido de nuevo. Eso nos trae paz, aquella paz que va más allá de nuestros límites, que sobrepasa todo entendimiento humano, la paz que solo Jesús.

5.- Avanza hacia la victoria en Cristo

Parte de perdonarte a ti mismo, es amarte y reconocerte delante del Padre como un Hijo digno de ese nombre, por lo cual debes enfocarte en mantener una estrecha relación con Dios que te permita ver la victoria en todas las cosas que emprendas conforme a la voluntad de él, ya que todo lo que hagamos debemos hacerlo para él y no para nuestra vanagloria.

En la vida vamos a tener tropiezos y pruebas que nos pueden desanimar en algún momento pero si avanzamos de la mano con Cristo, él nos va a dar las herramientas para vencer cualquier obstáculo que se interponga en el propósito que él tiene para cada uno de sus hijos, porque él tiene cuidado de nosotros.

En este sentido el llamado es Perdónate a ti mismo, deja el pasado atrás, deja la culpa porque ya Cristo te redimió de todo pecado. Afiánzate en la palabra y ella te mostrará la verdad y ésta te dará la libertad para avanzar en los caminos de Dios. El perdón es el acceso a la salvación, a la entrada al Reino de los cielos donde podrás ver al Señor cara a cara.

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