Ocupados en buenas obras - Qué significan estas obras a la luz de la Palabra

Ocupados en buenas obras implica seguir el ejemplo de Cristo cuando estuvo en este mundo, atendiendo las necesidades del prójimo y actuando en función de su bienestar. Todo se centra en el amor y disposición que se tenga para ayudar al que lo necesita porque estamos llamados a obrar para bien y que todo lo hagamos como para el Señor, tal como lo establece la palabra:

“Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís”. (Colosenses 3:23-24)

Sin embargo sobre este tema existen diferentes opiniones que afirman que las buenas obras no dan la salvación y que está es otorgada por gracia, es un regalo que Jesucristo nos dio por amor y por su infinita misericordia.

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Pero cuando Jesús vino a esta tierra hizo buenas obras, lo cual demuestra el ejemplo que debemos seguir, ayudando al prójimo con amor verdadero y genuino sin esperar nada a cambio, tal como lo enseña su palabra: “Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve” (1 Corintios 13:3)

En esta cita podemos claramente ver que de nada vale hacer buenas obras si no tenemos un corazón dispuesto, ya que el Señor escudriña nuestra mente y corazón y es por ello que debemos cuidar nuestro corazón de toda contaminación de la carne que nos quiera alejar del propósito de Dios en nuestra vida.

Índice de Contenido
  1. Ocupados en buenas obras - Qué significan estas obras a la luz de la Palabra
  2. Nuestras buenas obras no pueden justificarnos delante del Padre
  3. Ejemplos bíblicos de las buenas obras

Ocupados en buenas obras - Qué significan estas obras a la luz de la Palabra

Para comprender el tema del servicio al prójimo, es importante clarificar el significado de “obras” y ajustarnos a lo que establece la palabra de Dios. En la cotidianidad podemos ver las buenas obras como acciones que ayudan en la necesidad de los demás, y esta ayuda muchas veces es bien vista delante de los hombres, pero para que sea agradable ante los ojos de Dios, no debes permitir vanagloriarte por lo que haces porque la Honra, Gloria y Loor solo le pertenecen a Dios.

Teniendo esto claro, por supuesto que podemos hacer buenas obras conforme a la voluntad de Dios y sentir misericordia por nuestro prójimo, siendo ese buen samaritano que sintió compasión, tal como se puede ver en las escrituras:
“Pero un samaritano que iba de viaje llegó adonde estaba el hombre y, viéndolo, se compadeció de él. Se acercó, le curó las heridas con vino y aceite, y se las vendó. Luego lo montó sobre su propia cabalgadura, lo llevó a un alojamiento y lo cuidó. Al día siguiente, sacó dos monedas de plata] y se las dio al dueño del alojamiento. “Cuídemelo —le dijo—, y lo que gaste usted de más, se lo pagaré cuando yo vuelva”. (Lucas 10:25-37)

Ocupados en buenas obras
Ocupados en buenas obras

En esta parábola el Señor nos describe y nos enseña lo que significa ser un prójimo, estar dispuestos a levantar al caído y ofrecer nuestra ayuda al necesitado, sin intenciones ocultas ni pretendiendo recibir algo a cambio.

Así que hacer buenas obras es ser un buen ser humano así como Cristo lo fue cuando vino a este mundo y su misericordia sigue estando presente ahora en nosotros, quienes a través del Espíritu Santo que ora en nosotros estamos llamados a servirle a Dios.

Cuando hacemos buenas obras, estamos agradando a Dios, estamos sirviéndole y dejando en alto su nombre. Además es un buen testimonio que revela que somos verdaderos Hijos del Señor, siendo semejantes a Cristo y marcando la diferencia en un mundo tan carente de sensibilidad, de amor y de compasión.

Entendiendo lo que implica hacer buenas obras, siguiendo el ejemplo de Cristo, debemos comprender que esto no nos hace buenas personas, ni tampoco nos garantiza la salvación, ya que debemos comprender que el Señor escudriña la mente y el corazón y conoce tus verdaderas intenciones.

Así que no busques agradar al hombre, busca agradar solo a Dios porque el hombre falla constantemente y cometen errores en su proceder. Además muchas personas son usadas por el enemigo para desviarte del camino correcto y en muchos casos usas la biblia para sus propósitos perversos.

Al respecto el término "Obras" tiene que ver con nuestras acciones y proceder en esta vida. Las palabras griegas que se traducen como “obras” son vocablos de uso general que se refiere a nuestras acciones, empleo o aquello que hacemos.

En el libro de Mateo 5:16 se nos habla acerca de las buenas obras: “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos” Así que en esta cita se nos señala que estas buenas obras son para exaltar el Nombre de Dios y no para satisfacer nuestro ego ni mucho menos para quedar bien delante de los demás, porque el Señor ve tu corazón y conoce tus intenciones.

De igual forma en el libro de Efesios 2:10 se mencionan las buenas obras: “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas” Aquí nos señala que debemos seguir el ejemplo de Cristo, ya que estamos diseñados para seguirlo y dejar su nombre en alto mediante nuestras acciones a favor del prójimo.

Como Hijos del Señor tenemos que manifestar el fruto de su Santo Espíritu y ponerlo en práctica diariamente y no solo cuando vamos a la iglesia, ni tampoco debemos hacerlo con intenciones malsanas o intereses personales y egoístas.

Todo lo que hagamos es para agradar a Dios, para mostrarnos delante de él como hijos que le temen y que le obedecen de corazón. Al respecto la palabra nos habla sobre este fruto que se debe revelar en nuestra vida: “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, 23 mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley” (Gálatas 22-23)

Por ello es importante escudriñar las Sagradas Escrituras para conocer el propósito de Dios en nuestra vida y llevar a la acción lo que él nos demanda. Ciertamente las obras no traen salvación y eso es algo que debemos tener claro pero eso no significa que debemos ser indiferentes ante las necesidades del prójimo.

Así que por nuestras malas acciones podemos perder la salvación que se nos ha sido otorgada por Gracia y no por nuestra bondad humana y natural. Tal como lo señala la Palabra: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe” (Efesios 2: 8-9)

Si revisamos la literatura podemos encontrar en el diccionario de estudio de las palabras del Nuevo Testamento, Spiros Zodhiates, que las “buenas obras” proviene de “erga kala”, que significa “buenas acciones” y de la palabra “erga agatha” que significa “hacer el bien, virtud, devoción”.

Nuestras buenas obras no pueden justificarnos delante del Padre

Las buenas obras que hacemos no justifican de ninguna manera nuestras malas acciones y desobediencia a Dios, ya que no se puede tapar el sol con un dedo, y nuestras fallas y pecado siempre saldrán a la luz, así que cuando cometemos pecado, podemos hacer buenas obras pero esto no nos salvará de ninguna manera, ya que si no existe la confesión de pecado, el arrepentimiento, no podremos ser salvos.

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La manera en la que el Señor diseñó el universo hace que nuestras buenas obras sean algo natural, puesto que deben fluir de cada persona de forma libre fácil y libre, y es nuestro deber, tal como lo expone la palabra: “Así también vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os ha sido ordenado, decid: Siervos inútiles somos, pues lo que debíamos hacer, hicimos” (Lucas 17:10)

Por otro lado, hay que destacar que Satanás distorsionó la estructura del universo debido a su rebelión, y transformó este mundo en una casa de espejos en la cual lo que es correcto se ve como algo muy complejo y lo que está mal parece ser lo correcto, lo agradable. Pero sabemos que cuando Satanás se rebeló contra Dios, también lo hizo contra sus Hijos y todo lo que tenga que ver con la obra y servicio del Padre.

Por eso será siempre una piedra de tropiezo que va a detener esas buenas obras que buscan bendecir al necesitado, rescatar las almas perdidas, predicar el evangelio del Reino, alabar y adorar al Señor, ayunar para desatar cadenas, entre otras buenas obras que el enemigo detesta y busca bloquear, y se vale de diferentes herramientas, usando incluso la palabra de Dios para tergiversarla y recalcar que la salvación es individual, porque no quiere que divulguemos la verdad, porque no desea que impartamos la enseñanza de la sana doctrina de Cristo.

En este sentido, como Hijos de Dios debemos hacer buenas obras como Cristo lo hizo en este mundo y lo sigue haciendo mediante su Santo Espíritu, donde nosotros somos sus vasijas e instrumentos para hacer milagros, prodigios, maravillas y buenas acciones en función del prójimo, de las almas perdidas y necesitadas, ayudando al hermano cuando cae y fortaleciendo a nuestros familiares en los momentos de gran adversidad. Sin embargo, todo esto no da la salvación, pero te da recompensas, bendiciones sobreabundantes, y Dios se agrada de eso.

Pero hay que resaltar que la salvación no es por tu bondad, ni porque eres muy bueno, sino porque la Gracia de Dios se ha presentado en tu vida, porque te ha escogido para darle el privilegio y el regalo de la salvación. Así que haz buenas obras por amor a Dios porque todo lo que haces al prójimo se lo haces al Señor: “Respondiendo el Rey, les dirá: «En verdad os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos hermanos míos, aun a los más pequeños, a mí lo hicisteis” (Mateo 25:40)

Ejemplos bíblicos de las buenas obras

En la biblia podemos encontrar muchos ejemplos acerca de las buenas obras, en el libro de Mateo 25:34-36 Jesús nos da diferentes ejemplos específicos en su parábola de las ovejas y cabritos:

“Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí” (Mateo 25:34-36).

En esta cita Jesús nos enseña que todo aquello que hacemos en este mundo en función de ayudar al prójimo, consolar al atribulado, dar ánimo al que está pasando una situación difícil, darle de comer al hambriento, liberar al cautivo en su nombre, entre muchas buenas obras, se lo estamos haciendo al Señor.

De igual forma, el libro de Hechos hace referencia a las buenas obras de una mujer que murió en los primeros años de la Iglesia: “Había entonces en Jope una discípula llamada Tabita, que traducido quiere decir, Dorcas. Ésta abundaba en buenas obras y en limosnas que hacía… Levantándose entonces Pedro, fue con ellos; y cuando llegó, le llevaron a la sala, donde le rodearon todas las viudas, llorando y mostrando las túnicas y los vestidos que Dorcas hacía cuando estaba con ellas” (Hechos 9:36, 39).

Todas las buenas obras que hagas de corazón serán recompensadas en público y serán reconocidas delante del Todopoderoso porque por todo lo que hagas en este mundo, tendrás recompensa y darás cuenta de ellas cuando venga el juicio del Señor. Así que todo lo que siembras, eso vas a cosechar.

También encontramos que Pablo señaló que los cristianos no sólo deben dejar de hacer las cosas malas, además deben comenzar a hacer lo correcto. En el libro de Efesios 4:28 afirmó lo siguiente: “El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad”.

De esta manera que cuando recibimos al Señor como nuestro único y verdadero Dios, debemos dejar todo lo malo que hacíamos, desechando los deseos de la carne, ya que antes de habernos convertido en Cristo, nuestra carnalidad nos gobernaba pero ahora somos nuevas criaturas y eso se debe ver reflejado en nuestras buenas obras.

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