Estudio Bíblico De Salmos 139

El mundo es un lugar aterrador, y es difícil saber cómo manejar todas las cosas que suceden. Cuando te enfrentas a dificultades, depresiones o desafíos, puede parecer que Dios te ha abandonado.

Puede hacerte sentir como si no hubiera esperanza. Pero el Salmo 139 nos dice algo diferente. El libro de los Salmos te da una manera de conectarte con Dios a través de tu dolor para que, incluso cuando la vida se ponga difícil, tu relación con él sea más real en lugar de menos.

Índice de Contenido
  1. Es difícil ser positivo cuando el mundo pasa por momentos tan difíciles.
  2. Es fácil olvidarse de Dios en todo esto.
  3. Es difícil recordar que Dios siempre está ahí.
  4. Es fácil desanimarse.
  5. Es fácil culpar a Dios por nuestros problemas.
  6. Podemos caminar por la vida con una.
  7. Conclusión:

Es difícil ser positivo cuando el mundo pasa por momentos tan difíciles.

El Salmo 139 es un buen punto de partida. Este salmo contiene hermosas imágenes sobre la relación entre Dios y su pueblo, pero también habla de nuestros temores cuando vivimos tiempos difíciles.

Es difícil ser positivo cuando el mundo atraviesa tiempos tan difíciles. En estos versículos vemos que tenemos miedo de lo que harán los demás, de lo que haremos nosotros, de lo que hará Dios... ¡y de lo que no hará!

Nuestro miedo puede manifestarse de muchas formas diferentes: ansiedad por perder dinero o por problemas de salud; miedo a vernos obligados a abandonar nuestras casas por el aumento de los alquileres; temor por cómo nos afectará el cambio climático en el futuro... la lista es interminable.

Pero cuando nos tomamos un tiempo para reflexionar sobre lo mucho que nos ama Dios (como se describe en este pasaje), nuestros temores empiezan a desvanecerse porque, de todos modos, no tienen ninguna base real, independientemente de lo que ocurra a nuestro alrededor o dentro de nosotros mismos.

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Es fácil olvidarse de Dios en todo esto.

Nos vemos atrapados en nuestras vidas y pensamos que tenemos que hacerlo todo nosotros mismos, pero Dios siempre está con nosotros. Él escucha cuando rezamos y responde a nuestras oraciones, aunque no lo parezca al principio.

Por eso es importante que sigamos rezando incluso cuando las cosas no van como queremos o si sentimos que no le importamos a nadie.

Dios siempre está ahí para nosotros, incluso cuando cometemos errores o sentimos que la vida no va como queremos. Puede que no lo parezca en ese momento, pero recuerda: "Dios nunca te dejará ni te abandonará" (Hebreos 13:5).

Es difícil recordar que Dios siempre está ahí.

El Salmo 139 es una gran manera de recordar la gracia, el amor y la misericordia de Dios. Nos recuerda que Dios siempre está ahí para nosotros, incluso cuando no sentimos que lo esté. El salmista escribe:

"Porque tú formaste mis entrañas; me cubriste en el vientre de mi madre". (Salmo 139:13).

Este versículo nos dice que Dios ha estado con nosotros desde la concepción, ¡incluso antes de que naciéramos! Cuando miramos nuestras vidas como cristianos y consideramos todo lo que ha sucedido desde entonces, puede ser fácil pensar que nuestras vidas han ido mal por algo que hemos hecho o por alguna decisión que hemos tomado.

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Pero el Salmo 139 nos dice lo contrario. De hecho, dice todo lo contrario: "Te alabo porque he sido creado de forma maravillosa, porque tus obras son maravillosas" (v. 14).

Es fácil desanimarse.

A veces tenemos ganas de rendirnos. Podemos sentir que Dios no está ahí para nosotros, o que no se preocupa por nosotros. Podemos creer que no escucha nuestras oraciones o que no las responderá de la manera que queremos.

Este tipo de pensamientos puede llevarnos al desánimo y la desesperación, pero el Salmo 139 nos recuerda que Dios nunca nos deja ni nos abandona (v16).

Es fácil culpar a Dios por nuestros problemas.

La Biblia nos dice que no podemos culpar a Dios de nuestros problemas. Podemos sentir que es fácil culpar a Dios por las cosas malas que suceden en nuestras vidas, pero esto no es cierto.

Dios no hace que tengamos problemas y tampoco puede quitarnos los que tenemos. Si una persona tiene una enfermedad o una lesión, no es porque Dios quiera que esto ocurra. Él quiere que cada uno de nosotros esté sano y fuerte para que podamos hacer buenas obras para Él (1 Corintios 3:8).

Dios no causa daño o sufrimiento a propósito, pero a veces el dolor viene como resultado del pecado, ya sea tu propio pecado o el de otra persona contra ti (Romanos 1:18-20). Y aunque todo el dolor nos lleva finalmente a la santidad si lo permitimos, a veces nuestras pruebas también traen gloria y honor a Dios (2 Corintios 4:17).

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Podemos caminar por la vida con una.

Dios está con nosotros en todos nuestros problemas. Dios está con nosotros en todas nuestras alegrías. Dios está con nosotros en todos nuestros éxitos y fracasos, victorias y derrotas, triunfos y derrotas, éxitos y pérdidas. Podemos caminar por la vida con la confianza en Dios de que nada de lo que enfrentemos puede alejarnos de él.

Podemos usar nuestras dificultades como una forma de hacer a Dios más real. Veamos el siguiente fragmento:

Salmo 139:7-12

  • 7 ¿Dónde puedo alejarme de tu Espíritu? ¿Dónde puedo huir de tu presencia?
  • 8 Si subo a los cielos, allí estás tú; si hago mi cama en las profundidades, allí estás tú.
  • 9 Si me levanto en las alas de la aurora, si me asiento en la orilla del mar, 10 allí me guiará tu mano, me sujetará tu diestra.
  • 11 Si digo: "Ciertamente las tinieblas me esconderán y la luz se hará noche a mi alrededor"
  • 12 incluso las tinieblas no serán oscuras para ti; la noche brillará como el día, porque las tinieblas son como la luz para ti.

Conclusión:

Tu Dios fiel nunca te dejará solo, incluso cuando no quieras que esté allí. En este salmo, David habla de cómo Dios está siempre con él y es fiel a sus promesas. David también confiesa que ha pecado contra Dios, pero eso no cambia el hecho de que la presencia de Dios es constante para él (versículos 1-4).

Puede parecer mucho problema para un hombre que ha hecho tanto mal el tener una relación tan asombrosa con su Creador; sin embargo, se empieza con el arrepentimiento antes de que el perdón pueda llegar a su vida (versículo 4).

Este mensaje es importante porque todos somos pecadores y estamos destituidos de la gloria de Dios muchas veces a lo largo de nuestra vida; sin embargo, aunque no podemos vivir vidas perfectas por nuestra propia voluntad o por nuestros propios méritos (véase Efesios 2), Él nos sigue amando incondicionalmente y nos quiere en el cielo, donde ya no habrá temor ni tristeza (Apocalipsis 21).

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