Celebremos la cena del Señor – En qué consiste la pascua

Celebremos la cena del Señor en su nombre para tener memoria de su sacrificio en la Cruz de Calvario, donde entregó su vida por cada uno de nosotros. Esta cena consiste en tomar el vino y el pan para recordar su sangre derramada y su carne, la cual fue molida por nuestras rebeliones. Esto lo podemos apreciar en el siguiente pasaje:

“Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados” (Isaías 53:5)

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En esta cita podemos apreciar el gran sacrificio que hizo Nuestro Señor Jesucristo por cada uno de nosotros, donde tuvo que sufrir humillaciones, golpes, maltrato y burlas. Él se despojó del Poder que tenía como el hijo de Dios para cumplir la voluntad del Padre.

Índice de Contenido
  1. Celebremos la cena del Señor – En qué consiste la pascua
  2. Quiénes tienen derecho a comer el pan y beber el vino
  3. Contexto histórico de la cena del Señor
  4. Cuál es la importancia de la Cena del Señor

Celebremos la cena del Señor – En qué consiste la pascua

Cuando Jesús vino a este mundo estableció esta celebración la noche de la Pascua judía del año 33 de nuestra era. La Pascua se basa en una fiesta que tenía lugar solo una vez al año, el día 14 de nisán que corresponde al mes del calendario judío.

Por lo cual, los judíos calculaban la fecha partiendo del equinoccio de primavera, es decir, del día en que hay  doce horas de luz y doce de oscuridad aproximadamente.

El mes de nisán se iniciaba cuando podía visualizarse por primera vez la luna nueva más cercana al equinoccio de primavera. El día de la Pascua comenzaba luego de catorce días, tras la puesta del Sol.

En este sentido, aquella noche, Jesús  la Pascua con sus apóstoles, despidió a Judas Iscariote y luego estableció la Cena del Señor. Esta comida sustituyó a la Pascua judía y, por esa razón, debe celebrarse una sola vez al año.

En el Evangelio de Mateo podemos apreciar esta celebración en el siguiente pasaje: “Jesús tomó un pan y,  después de decir una bendición, lo partió y, dándolo a los discípulos, dijo: ‘Tomen, coman. Esto significa mi cuerpo’. También, tomó una copa y, habiendo dado gracias, la dio a ellos, diciendo: ‘Beban de ella, todos ustedes; porque esto significa mi “sangre del pacto”, que ha de ser derramada a favor de muchos para perdón de pecados’” (Mateo 26:26-28).

En la actualidad podemos apreciar diversidad de opiniones y puntos de vista con respecto a lo que significa la celebración de la cena del Señor. Algunos consideran que Jesús convirtió de verdad el pan en su carne, y el vino en su sangre.

Sin embargo, cuando Jesucristo ofreció el pan, su cuerpo seguía entero. Así que el hecho de comer la carne y beber la sangre de Cristo es un acto simbólico en representación de su sacrificio en la Cruz del Calvario.

Al respecto en el evangelio de Lucas 22:20, se nos señala lo que Jesús dijo: “Esta copa significa el nuevo pacto en virtud de mi sangre, que ha de ser derramada a favor de ustedes”.

En este mismo orden de ideas, el pan y el vino son solo símbolos, donde el pan representa el cuerpo perfecto de Nuestro Señor Jesucristo, quien utilizó un pan que sobró de la cena de la Pascua, hecho sin levadura o fermento de ningún tipo, tal como lo podemos observar en la palabra:

“Y aquella noche comerán la carne asada al fuego, y panes sin levadura; con hierbas amargas lo comerán” (Éxodo 12:8).

Cabe destacar que en la biblia se señala con frecuencia a la levadura como símbolo del pecado o la corrupción. De tal manera que el pan representa el cuerpo perfecto que Jesús sacrificó, un cuerpo sin pecado:“¿Cómo es que no entendéis que no fue por el pan que os dije que os guardaseis de la levadura de los fariseos y de los saduceos?” (Mateo 16:11)

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Por otro lado, el vino tinto representa la sangre de Jesús, la cual da credibilidad al nuevo pacto. Jesús señaló que derramaría su sangre “para perdón de pecados”. Gracias a ella, algunas personas son consideradas puras a los ojos de Jehová y tienen acceso al nuevo pacto con él, tal como se señala en la palabra:

“¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?” (Hebreos 9:14)

Quiénes tienen derecho a comer el pan y beber el vino

Según lo que hemos visto, solo deben celebrar la cena del Señor quienes forman parte del nuevo pacto, es decir, quienes tienen la esperanza de ir al Reino de los cielos.

El espíritu santo de Dios les da la convicción de que han sido escogidos para reinar en el cielo junto con Nuestro Señor Jesucristo, tal como se puede observar en el siguiente pasaje:  “El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios” (Romanos 8:16).

En este sentido, estas personas además forman parte del pacto para el Reino con Jesucristo: “Yo, pues, os asigno un reino, como mi Padre me lo asignó a mí” (Lucas 22:29).

En la actualidad existen muchas personas que señalan tener la esperanza celestial, y esta celebración es de suma importancia para todos los creyentes. Es una ocasión que les permite meditar acerca del gran amor de Jehová Dios y Jesucristo:

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16).

En este sentido, tenemos la promesa de Nuestro Señor Jesucristo, quien dio su vida para que nosotros tuviéramos la vida eterna. Por eso debemos valorar el regalo de la salvación y seguir el camino de Cristo. Tomar su sangre y comer su carne es un acto simbólico, donde recordamos este nuevo pacto.

Contexto histórico de la cena del Señor

Para analizar el significado de la cena del Señor, debemos revisar el contexto histórico para conocer su transfondo y sentido a nivel histórico. En la Pascua judía implementada con la liberación de la esclavitud egipcia, se debía matar a un cordero perfecto, y su sangre debía colocarse en los postes y el dintel de las casas, tal como se señala en la palabra:

“Hablad a toda la congregación de Israel, diciendo: En el diez de este mes tómese cada uno un cordero según las familias de los padres, un cordero por familia. Mas si la familia fuere tan pequeña que no baste para comer el cordero, entonces él y su vecino inmediato a su casa tomarán uno según el número de las personas; conforme al comer de cada hombre, haréis la cuenta sobre el cordero. El animal será sin defecto, macho de un año; lo tomaréis de las ovejas o de las cabras. Y lo guardaréis hasta el día catorce de este mes, y lo inmolará toda la congregación del pueblo de Israel entre las dos tardes. Y tomarán de la sangre, y la pondrán en los dos postes y en el dintel de las casas en que lo han de comer” (Éxodo 12:3–7)

Celebremos la cena del Señor
Celebremos la cena del Señor

De esta forma, la servidumbre de los judíos marcaba una esclavitud, de la cual serían librados por el acto de obediencia al colocar la sangre del cordero. La simbología de este suceso se cumple en Cristo, ya que Él es nuestra Pascua, tal como se puede apreciar en el siguiente pasaje:

“Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis nueva masa, sin levadura como sois; porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros” (1 Corintios 5:7).

En este sentido, la Pascua tenía que celebrarse por mandamiento en Israel en la biblia podemos encontrar diferentes ejemplos de esta celebración, tal como en el libro de Números 9:1–5:

“Y habló Moisés a los hijos de Israel para que celebrasen la pascua. Celebraron la pascua en el mes primero, a los catorce días del mes, entre las dos tardes, en el desierto de Sinaí; conforme a todas las cosas que mandó Jehová a Moisés, así hicieron los hijos de Israel” (Números 9: 4-5)

En este sentido, la celebración de la pascua era muy significativa y anunciaba el nuevo pacto que se llevaría a cabo con el sacrificio de Nuestro Señor Jesucristo en la Cruz del Calvario.

En este orden de ideas, la Cena del Señor es un acto del que deben participar los creyentes. Cuando lo hacemos lo que estamos haciendo es mostrar obediencia al mandato del Señor: “Tomad, comed … haced esto … coma así del pan, y beba de la copa” (1 Corintios 11:24–25, 28).

De igual forma, al participar de esta sagrada cena, recordamos y damos anuncio al sufrimiento de Nuestro Señor Jesucristo. Asimismo se anuncia mediante esta celebración la segunda venida de Cristo.

Así que celebremos la cena del Seños en representación del acto más hermoso de amor hacia la humanidad, donde Nuestro Señor Jesucristo dio su vida por cada uno de nosotros para liberarnos de las ataduras del pecado. Al tomar la santa cena estamos afianzando nuestra comunión con el Todopoderoso.

Cuál es la importancia de la Cena del Señor

La cena del Señor tiene un significado profundo que representa el amor de Cristo por la humanidad, y es un tema digno de ser analizado e internalizado porque a través de este pacto hemos alcanzado la salvación y ahora somos hijos de Dios y tenemos un Padre en quien refugiarnos.

Por otro lado, la cena del Señor constituye una parte integral de la adoración y exaltación al nombre de Dios. Y nos hace recordar la muerte y resurrección de Jesús, y nos da una perspectiva de su regreso, donde la iglesia será arrebatada y estará en la presencia del Señor.

En este sentido, la Pascua representa la festividad anual más sagrada e importante de la religión judía, donde se conmemoraba la última plaga en Egipto, donde los primogénitos de los egipcios murieron y los israelitas fueron perdonados por la sangre del cordero, la cual fue rociada en los postes de sus puertas.

Luego, las familias cocinaron ese cordero y se lo comieron con pan sin levadura. El mandato de Dios era que esta festividad fuera celebrada mediante todas las generaciones futuras. Esta historia la podemos ver registrada en el libro de Éxodo 12:

“Y aconteció que a la medianoche Jehová hirió a todo primogénito en la tierra de Egipto, desde el primogénito de Faraón que se sentaba sobre su trono hasta el primogénito del cautivo que estaba en la cárcel, y todo primogénito de los animales. Y se levantó aquella noche Faraón, él y todos sus siervos, y todos los egipcios; y hubo un gran clamor en Egipto, porque no había casa donde no hubiese un muerto. E hizo llamar a Moisés y a Aarón de noche, y les dijo: Salid de en medio de mi pueblo vosotros y los hijos de Israel, e id, servid a Jehová, como habéis dicho. Tomad también vuestras ovejas y vuestras vacas, como habéis dicho, e idos; y bendecidme también a mí” (Éxodo 12:28-32)

En este sentido, el Poder de Dios se manifestó en gran manera y en conmemoración, mandó a sacrificar un cordero para comer su carne con pan de levadura.

Cuando Jesucristo estuvo en este mundo, dio entrada a la celebración de la pascua, donde agarró un pedazo de pan y le dio gracias a su Padre, y cuando estaba partiendo el pan dijo: “Tomad, comed; esto es Mi cuerpo que por vosotros es partido”. Asimismo, tomó también la copa, después de haber cenado. Les dio la copa, y bebiendo ellos de ella, Él dijo; “Esta copa es el Nuevo Pacto en Mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis en memoria de Mí”. (Mateo 26:26-29)

Luego de la cena del Señor, concluyó la fiesta cantando un himno y todos salieron esa noche al Monte de los Olivos, y fue ahí donde Jesús fue traicionado por Judas, tal como se predijo y al siguiente día fue crucificado. Esto lo podemos ver en el siguiente pasaje:

“A la verdad el Hijo del Hombre va, según está escrito de él, mas ¡ay de aquel hombre por quien el Hijo del Hombre es entregado! Bueno le fuera a ese hombre no haber nacido. 25 Entonces respondiendo Judas, el que le entregaba, dijo: ¿Soy yo, Maestro? Le dijo: Tú lo has dicho”(Mateo 26:24-25)

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