No mires atrás - Análisis a la luz de la Palabra de Dios
No mires atrás es una frase muy conocida y hace alusión a la historia de la mujer de Lot que por mirar atrás fue convertida en estatua de sal, y esto nos lleva a reflexionar de lo que implica cuando nos aferramos al pasado y a las cosas que hemos dejado tras haber conocido a Cristo en nuestra vida. Esto lo podemos observar en el siguiente pasaje: “Entonces la mujer de Lot miró atrás, a espaldas de él, y se volvió estatua de sal” (Génesis 19: 26)
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Para poder entender con claridad este pasaje se debe revisar el contexto en el cual se encontraba esta mujer y lo que estaba aconteciendo, ya que Sodoma y Gomorra estaban siendo destruidas por Dios debido a su desobediencia y pecado.
Sin embargo el Señor tuvo misericordia de Lot y su familia y les avisó para que huyeran, pero su esposa aún tenía su corazón puesto en las cosas terrenales y esto no le agradó a Dios, y por eso fue convertida en estatua de sal como un símbolo que ha sido usado como reflexión y como advertencia de lo que sucede cuando tenemos los ojos puestos en nuestros propios deseos carnales.
No mires atrás - Análisis a la luz de la Palabra de Dios
Cuando leemos la biblia podemos encontrar diferentes aspectos que son determinantes en nuestra vida como cristianos, para que nos vaya bien y podamos vivir de victoria en victoria.
Por lo cual debemos aprender a escuchar la voz de Dios y hacer su voluntad, ya que él tiene un propósito para cada uno de sus hijos, para que de esta forma puedas continuar y perfeccionar la obra de Dios aquí en la tierra.
En este sentido, no mires atrás, no te aferres a un pasado del cual te sacó Cristo, quien limpió todo tu pecado y te está puliendo como un diamante para que puedas dar buen fruto y ser testimonio para aquellas almas perdidas que lo necesitan, que requieren de esa palabra hecha viva en cada uno de tus actos de amor, misericordia, haciendo buenas obras como lo demanda su palabra:
“Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para hacer buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas”
De esta manera, estamos llamados a no mirar atrás, a avanzar en los caminos del Señor, llevando el evangelio del Reino a toda criatura, obedeciendo el segundo mandamiento mayor “Ama a tu prójimo como a ti mismo” (Mateo 22:39)
En la actualidad encontramos que las congregaciones tienen miembros que constantemente están mirando hacia atrás, y el pasado es un tema de conversación que está muy presente y que puede retrasar o impedir el avance de la iglesia. Debemos observar las Sagradas Escrituras y revisar lo que aconteció con Sodoma y Gomorra. En estas ciudades habitaban personas que estaban entregadas totalmente al pecado. Pero el clamor de los justos había sido escuchado por Jehová y ahora él obraría conforme a su justicia.
De esta forma, Abraham intercedió por Lot y Dios tuvo misericordia y tomó en cuenta su petición: “Y volvió a decir: No se enoje ahora mi Señor, si hablare solamente una vez: quizá se hallarán allí diez. No la destruiré, respondió, por amor a los diez. Y Jehová se fue, luego que acabó de hablar a Abraham; y Abraham volvió a su lugar” (Génesis 18:32)
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De esta forma, Dios envió a los ángeles para que ayudaran a Lot y a su familia y pudieran salvarse de la destrucción de Sodoma y Gomorra, así que los ángeles le dieron una orden a Lot y su familia, tal como se puede apreciar en el libro de Génesis 19:17 “Escapa por tu vida; no mires tras ti. Ni pares en toda esta llanura, escapa al monte, no sea que perezca”
Así que las instrucciones de parte del Señor eran claras y le estaba diciendo a Lot y a su familia que iba a destruir a esas ciudades que estaban llenas de pecados y de abominaciones a tan magnitud que le causaban asco a Dios, por lo cual, él ya estaba cansado de la situación, así que iba a actuar y les manda que no se contaminen con esas cosas que estaban aconteciendo y que eran del total desagrado de Dios, y que corran y huyan sin mirar atrás.
Dios les mandó a que salieran de Sodoma y Gomorra sin mirar atrás como una muestra de que verdaderamente confiaban en Dios y que lo que acontecía en aquellas ciudades no tenía nada que ver con ellos y que no estaban contaminados por el pecado. Pero la desobediencia de la mujer se hizo presente y tuvo su consecuencia, y se convirtió en estatua de sal.
No mirar atrás implica no tener nostalgia por las cosas del pasado, por aquellas cosas que dejaste atrás. No debemos perder el tiempo ni dejarnos distraer por cosas que no nos edifican y que nos alejan de Dios y del propósito que Dios tiene con nosotros.
Si analizamos detalladamente la historia de Lot y de su familia, podemos apreciar que el pecado de la mujer no fue solo mirar atrás, sino que en su corazón estaban anclados sus propios deseos carnales, y veía con ojos carnales la destrucción del lugar donde ella había vivido. No tenía la disposición sincera de abandonar ese lugar sumido en el pecado y en la abominación.
Por otro lado, en la palabra también se nos exponen diferentes pasajes que nos llevan a la reflexión acerca de lo que significa mirar atrás. Tal es el caso Nuestro Señor Jesucristo, quien en sus evangelios nos muestra diferentes parábolas y enseñanzas, donde enfatiza la importancia de mirar hacia adelante y dejar la vida pasada, despojarnos del viejo hombre y no mirar aquello que ya hemos dejado atrás.
Al respecto en el libro de Lucas 9:62 encontramos la siguiente afirmación del Señor: “Y Jesús les dijo, Nadie que mire atrás después de poner la mano en el arado es apto para el reino de Dios” De esta forma, Jesús nos enseña que un buen granjero no mira atrás cuando ya ha puesto la mano en el arado.
Así que Jesús con este ejemplo nos enseña que si vamos a ser sus discípulos, tenemos que dejar el pasado atrás, romper completamente con todas las ataduras que impiden nuestra relación con Él.
De igual forma, en el Antiguo Testamento podemos ver otra muestra de lo que implica mirar atrás, donde los israelitas luego de ser liberados de la esclavitud y alimentados de formas sobrenaturales, miraron atrás deseando aquellos días donde podían comer los alimentos que le daban los egipcios y que posiblemente eran las sobras que ellos dejaban:
“Nos acordamos del pescado que comíamos en Egipto de balde, de los pepinos, los melones, los puerros, las cebollas y los ajos; y ahora nuestra alma se seca; pues nada sino este maná ven nuestros ojos” (Números 11: 5-6)
Esta actitud de los israelitas no fue del agrado de Dios porque aún estaban anclados al pasado, a su vida en esclavitud. Miraban con ojos carnales y no estaban enfocados en las promesas que Dios les había dado. Por lo cual no recibieron la bendición sino mucho tiempo después.
¿Cómo podemos avanzar?
Si queremos avanzar debemos fortalecernos en el Señor y tener una relación estrecha con Nuestro Padre para que nos guíe en la dirección correcta y así evitar mirar hacia atrás.
Para mantenernos firmes además debemos escudriñar la palabra porque ella nos revela la verdad y nos muestra la manera en la que se mueve el Señor y mediante ella, Dios nos habla y nos ayuda a comprender muchas cosas y misterios que humanamente no podemos comprender porque nuestra comprensión es limitada. Por eso, si queremos saber el camino por el cual debemos andar debemos estar sensibles siempre a su voz, abrir nuestros sentidos a lo que él nos quiere mostrar.
Tener los oídos espirituales abiertos para escuchar su voz y reconocerla, y los ojos espirituales bien abiertos para poder visualizar su camino. Debemos tener los oídos espirituales abiertos para oír su voz y los ojos espirituales abiertos para ver su camino.
Al respecto el libro de Levíticos 6:8-13 nos dice lo siguiente: “Habló aún Jehová a Moisés, diciendo: Manda a Aarón y a sus hijos, y diles: Esta es la ley del holocausto: el holocausto estará sobre el fuego encendido sobre el altar toda la noche, hasta la mañana; el fuego del altar arderá en él. Y el sacerdote se pondrá su vestidura de lino, y vestirá calzoncillos de lino sobre su cuerpo; y cuando el fuego hubiere consumido el holocausto, apartará él las cenizas de sobre el altar, y las pondrá junto al altar. Después se quitará sus vestiduras y se pondrá otras ropas, y sacará las cenizas fuera del campamento a un lugar limpio. Y el fuego encendido sobre el altar no se apagará, sino que el sacerdote pondrá en él leña cada mañana, y acomodará el holocausto sobre él, y quemará sobre él las grosuras de los sacrificios de paz. El fuego arderá continuamente en el altar; no se apagará.”
En este pasaje, el Señor le habla a Moisés como debe ser el fuego de holocausto y como debe ser el fuego para los sacrificios. Pero en la actualidad, tenemos el privilegio de tener al Espíritu Santo sin necesidad de hacer este tipo de sacrificios, ya que una vez que hemos recibido y aceptado a Cristo como nuestro Padre, tenemos al consolador presente siempre en nuestra vida, y debemos acudir a él constantemente para que nos dirija en todo lo que hagamos.
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