Los burladores de Dios – En qué consiste este tipo de personas

Los burladores de Dios son aquellos que desprecian las creencias de otros con respecto a lo que establece la palabra. El vocablo “burlón” hace alusión a la persona que se burla y ridiculiza a otro. En hebreo, el término traducido "scoffer" o "burlón" además puede denotar "embajador".

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Los burladores de Dios – En qué consiste este tipo de personas

Una persona se considera un burlador cuando no solo está en desacuerdo con tus creencias sino que se declara un embajador de la idea contraria y defiende su punto de vista, amedrentando con ofensas al otro.

Así que no halla descanso hasta no haber demostrado que el otro está errado y que su idea prevalece por encima de la que el otro expone.

De esta forma, un burlador expresa su desacuerdo, ridiculizando a todos los que opinan lo contrario y busca reclutar activamente a otros para que lo apoyen. En la Biblia, los burladores son aquellos que deciden no creerle a Dios y ni a su Palabra.

Al respecto lo podemos apreciar en el siguiente pasaje: “Dice el necio en su corazón: “No hay Dios. Se han corrompido, hacen obras abominables; No hay quien haga el bien” (Salmo 14: 1)

En este sentido, los burladores siempre van a buscar ridiculizar a aquellos que siguen y creen fielmente a Dios porque esa es la función principal del enemigo, teniendo conocimiento que nuestra lucha no es contra una persona en específico sino que estamos lidiando siempre con una lucha espiritual diaria, tal como lo señala la palabra:

“Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Efesios 6:12)

Por otro lado, la Biblia tiene mucho que abordar con respecto al tema de los burladores, tal como lo podemos apreciar en los siguientes pasajes:

• En el libro de Proverbios 3:34 la palabra afirma que dice que Dios "se burla de los burladores, pero da gracia a los afligidos".
• En el Salmo 1: 1 se nos dan instrucciones precisas acerca de cómo se pueden tratar a este tipo de personas burladoras de Dios: "Qué bendito es el hombre que no camina en el consejo de los impíos, ni se interpone en el camino de los pecadores, ni se sienta en el asiento de los burladores"

De este modo estamos llamados a apartarnos de este tipo de personas burladoras que quieren mal poner el nombre de Dios, y además quieren imponernos un tipo de pensamiento que va en contra de lo que establece la palabra del Señor, por lo cual debemos alejarnos y no seguirles el juego, ni dar pie a la contienda que ellos pretenden crear.

El progreso de la incredulidad empieza cuando nos prestamos a escuchar los consejos de este tipo de personas impías que reniegan de Dios y se burlan de los preceptos establecidos en la palabra.

Por esta razón la Biblia nos advierte con respecto a esto para que no estemos rodeados de personas que buscan ridiculizar constantemente nuestra fe o pretenden destruirla.

Al respecto el libro de Proverbios 13:20 señala lo siguiente: "El que anda con los sabios se vuelve sabio, pero el compañero de los necios sufrirá daño". Sin embargo debemos tener presente que no podemos escapar totalmente de la presencia de los burladores.

Este tipo de personas estuvieron presentes en el día de Nuestro Señor Jesucristo, y aún seguimos escuchando de ellos en la actualidad.  Ante esto, Jesús le dijo a sus discípulos lo siguiente:

“Si el mundo te odia, ten en cuenta que primero me odiaba a mí. Si pertenecieras al mundo, te amaría como propio. Tal como es, no perteneces al mundo, pero te he elegido fuera del mundo. Es por eso que el mundo te odia "(Juan 15: 18–19).

Como cristianos debemos tener presente que no pertenecemos a este mundo, y que siempre estaremos rodeados de personas burladoras que buscarán hacernos caer y tropezar cada día de nuestra vida.

Pero si permanecemos firmes, sabiendo que nuestra lucha es netamente espiritual, nos fortaleceremos en el Señor para seguir adelante en nuestro propósito.

Por esta razón, un cristiano debe estar atento a lo siguiente: "estar siempre preparado para dar una respuesta a todos los que preguntan. . . para dar la razón de la esperanza que tienes "(1 Pedro 3:15).

Pero cuando dejamos de ser los influyentes y empezamos a ser la influencia de otros, es tiempo de "sacudir el polvo de nuestros pies"(Mateo 10:14). Por otro lado, encontramos que en el libro de Pedro 3: 3 se nos advierte que "en los últimos días vendrán burladores, que se burlarán y seguirán sus propios deseos malvados" (Judas 1:18).

Al leer las Sagradas Escrituras debemos estar al tanto de que la burla siempre estará presente e irá en aumento en la medida en que nos acercamos al momento de la segunda venida de Cristo, tal como lo podemos observar en el siguiente pasaje:

“También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a estos” (2 Timoteo 3: 1-5).

Por esta razón, podemos ver en la actualidad como se incrementan las falsas doctrinas, se expanden las religiones falsas que niegan la deidad de Cristo, se acepta la teoría evolutiva, y se comienza a acrecentar una sociedad marcada por el ateísmo y los agnósticos.

Sin embargo, para los que hemos creído en un Cristo vivo que venció la muerte y resucitó con Poder y Gloria, venciendo a Satanás, tenemos la esperanza de su regreso, donde vendrá a buscar a su iglesia.

De este modo, se avecina un día prometido cuando "ante el nombre de Jesús, todas las rodillas se doblarán, en el cielo y en la tierra y debajo de la tierra, y toda lengua reconocerá que Jesucristo es el Señor, para la gloria de Dios Padre" (Filipenses 2 : 10-11). Ese día ya no tendrá burladores y finalmente aceptarán la verdad, y su burla será silenciada para siempre y por la eternidad.

Cómo actúan los burladores

Este tipo de personas no limitan su desprecio solo a Dios, sino que además se lo transmite a su pueblo. En el Antiguo Testamento, los profetas del Señor padecieron la misma humillación que los creyentes durante toda la historia.

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En este sentido, encontramos al profeta Jeremías, quien fue objeto de burlas todo el día tal como lo expresa la palabra:  “Fui escarnio a todo mi pueblo, burla de ellos todos los días” (Lamentaciones 3:14).

Por otro lado, encontramos a Nehemías, quien fue burlado por sus enemigos:  “Pero cuando lo oyeron Sanbalat horonita, Tobías el siervo amonita, y Gesem el árabe, hicieron escarnio de nosotros, y nos despreciaron, diciendo: ¿Qué es esto que hacéis vosotros? ¿Os rebeláis contra el rey?” (Nehemías 2:19).

De la misma manera, Eliseo fue burlado por los jóvenes de Betel: “Después subió de allí a Bet-el; y subiendo por el camino, salieron unos muchachos de la ciudad, y se burlaban de él, diciendo: ¡Calvo, sube! ¡calvo, sube!”

Sin embargo, cuando el burlador desestima a Dios, ciertamente tendrá su merecido, ya que nada se puede escapar de la justicia de Dios. Él no puede ser engañado y esto lo podemos confirmar en el siguiente pasaje de la biblia:

“Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta” (Hebreos 4: 12-13)

En este sentido no debemos olvidar que como hijos de Dios estamos protegidos con la sangre de Cristo y hemos sido sellados con su Santo Espíritu. Pero debemos tener en cuenta que estamos en un mundo lleno de burladores que pretenden avergonzarnos, pero Dios nunca permitirá esto, tal como lo podemos observar en el siguiente pasaje:

“Porque tanto el que santifica como los que son santificados, son todos de un Padre; por lo cual Él no se avergüenza de llamarlos hermanos” (Hebreos 2:11)

De esta manera, tenemos un Padre que nos defiende y nos santifica con su preciosa sangre. Por ello debemos estar siempre alerta y no dejar de orar y de leer la palabra porque en ella está la verdad, y ésta nos da la libertad.

Ejemplos de personajes que quisieron engañar a Dios

En la biblia podemos encontrar diferentes ejemplos de personajes que pretendieron burlarse de Dios, tanto en el Antiguo Testamento como en el Viejo, dentro de los cuales encontramos los siguientes:

1.- El rey Saúl

Uno de los ejemplos que encontramos en la biblia es al rey Saúl, donde Dios le mandó que fuera y destruyera a los amalecitas, y esto lo encontramos en 1 Samuel 15. Sin embargo, Saúl decidió perdonar al rey, Agag, y quedarse con lo mejor de las ovejas y los bueyes. Tal como se aprecia en el pasaje bíblico:

“Y Saúl y el pueblo perdonaron a Agag, y a lo mejor de las ovejas y del ganado mayor, de los animales engordados, de los carneros y de todo lo bueno, y no lo quisieron destruir; mas todo lo que era vil y despreciable destruyeron. Y vino palabra de Jehová a Samuel, diciendo: Me pesa haber puesto por rey a Saúl, porque se ha vuelto de en pos de mí, y no ha cumplido mis palabras” (1 Samuel 9-10)

Cuando fue confrontado por el profeta Samuel, Saúl evadió su responsabilidad pero culpó a las personas, y debido a esta desobediencia, el Señor rechazó a Saúl como rey: y lo catalogó como rebelde: “Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e idolatría la obstinación. Por cuanto tú desechaste la palabra de Jehová, él también te ha desechado para que no seas rey” (1 Samuel 23)

2.- Nadab y Abiú

De la misma manera, encontramos en el libro de Levítico 10, donde Dios ordenó a Nadab y Abiú, hijos de Aarón el Sumo Sacerdote, que emplearan un cierto tipo de fuego en sus deberes como sacerdotes. Sin embargo, ellos decidieron usar el fuego que no les había autorizado. Por esta Fueron consumidos por el fuego del Señor. Esto lo podemos observar en este pasaje:

“Nadab y Abiú, hijos de Aarón, tomaron cada uno su incensario, y pusieron en ellos fuego, sobre el cual pusieron incienso, y ofrecieron delante de Jehová fuego extraño, que él nunca les mandó” (Levítico 10:1)

3.- Ananías y Safira

Por otro lado, encontramos el caso de Ananías y Safira, quienes vendieron cierta posesión para ayudar a los pobres de Jerusalén, y decidieron retener parte del precio de venta.

El pecado fue el hecho de mentirle a Dios acerca del precio de venta, y esto les costó la vida, tal como se puede apreciar en el siguiente pasaje:

“Pero cierto hombre llamado Ananías, con Safira su mujer, vendió una heredad, y sustrajo del precio, sabiéndolo también su mujer; y trayendo sólo una parte, la puso a los pies de los apóstoles. Y dijo Pedro: Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo, y sustrajeses del precio de la heredad? Reteniéndola, ¿no se te quedaba a ti? y vendida, ¿no estaba en tu poder? ¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino a Dios. Al oír Ananías estas palabras, cayó y expiró. Y vino un gran temor sobre todos los que lo oyeron. Y levantándose los jóvenes, lo envolvieron, y sacándolo, lo sepultaron” (Hechos 5: 1-6)

En este sentido, estos ejemplos muestran que las personas trataban de engañar a Dios y hay que resaltar que incidentes como estos son ciertamente a los que se refería Pablo cuando escribió a Tito:

“Para los puros, todas las cosas son puras: pero para los que están contaminados y no creen, nada es puro; pero tanto su mente como su conciencia están contaminadas” (Tito 1:15)

De esta manera, podemos apreciar que los burladores de Dios estuvieron siempre presente desde el Antiguo Testamento hasta el Nuevo Testamento y hoy en la actualidad debemos lidiar con este tipo de personas que pretenden engañar y burlar a Nuestro Padre, pero esto puede acarrear consecuencias nefastas. Lo mejor en mostrarnos de forma genuina ante Dios porque él conoce todo de nosotros y nada podemos ocultarle.

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