La Oración Fe Es Poder. Reflexiones Cristianas
La oración es importante para mí. Es la forma en que me conecto con Dios y la forma en que expreso mi fe en Él. La oración puede ser mucho más que palabras, y no es sólo algo que hacemos los domingos por la mañana. La oración es una relación continua con nuestro Creador que puede proporcionar fuerza, dirección o ayuda en cualquier momento del día o de la noche.
- La oración es la fuerza del cristiano.
- La oración es la puerta a la presencia de Dios.
- La oración nos hace partícipes de la obra de Dios.
- La oración nos aleja del pecado.
- La oración nos ayuda a glorificar a Dios.
- La oración nos ayuda a asirnos de las promesas de Dios.
- La oración aumenta nuestra fe.
- Podemos acudir a Dios por cualquier cosa porque Él quiere una relación con cada uno de nosotros.
- Conclusión
La oración es la fuerza del cristiano.
La oración es la fuerza del cristiano porque es una conversación con Dios. Cuando se reza, se habla con Dios y se le escucha a cambio. Esta comunicación entre el hombre y Dios también se conoce como oración, meditación y contemplación (Colosenses 3:16). La oración puede hacerse en cualquier lugar y a cualquier hora del día o de la noche; sin embargo, muchas personas eligen tener momentos específicos del día dedicados exclusivamente a este propósito, como las devociones de la mañana, del mediodía o de la noche.
La oración es la puerta a la presencia de Dios.
La oración es una forma de comunicación con Dios. Es una parte esencial del crecimiento y la madurez espiritual. La Biblia dice que "la oración del justo tiene gran poder" (Santiago 5:16). Cuanto más ores, más cerca estarás de Dios y más clara será su voluntad para tu vida. La oración también nos ayuda a crecer en el amor por los demás, ya que aprendemos a centrarnos en los demás en lugar de en nosotros mismos cuando oramos por los demás.
La oración nos hace partícipes de la obra de Dios.
La oración es un acto de amor. El amor no es sólo una emoción; es un compromiso con el bienestar de otra persona, te sientas o no comprometido en ese momento. La oración es un acto de servicio porque estamos pidiendo la ayuda de Dios para nuestra vida y la de los que nos rodean, y no se puede servir a alguien si no se sabe quién es y qué necesita.
La oración es también una forma de adornarnos con la virtud (Colosenses 3:12) y de trabajar en nuestra santidad (1 Tesalonicenses 5:23). Por último, la oración debe ser un acto de comunicación porque nos pone en contacto con nuestro Creador y nos recuerda lo mucho que le necesitamos para vivir como personas felices y sanas.
La oración nos ayuda a acercarnos más a Dios, salvando la distancia entre lo que Él nos conoce (su hijo) y lo que nos vemos sin Él (un simple mortal). Orar con regularidad nos permite crecer en fidelidad hacia Cristo, entregándonos plenamente en sus manos cada día, y este tipo de fidelidad marca la diferencia para que la gloria vuelva por fin a casa.
La oración nos aleja del pecado.
La oración nos ayuda a resistir la tentación. La oración nos ayuda a evitar el pecado. Y la oración también nos ayuda a no volver a caer en el pecado. La oración es una parte esencial de la vida cristiana, especialmente para los cristianos que quieren vivir una vida santa y evitar el pecado tanto como sea posible. Es importante que entendamos lo poderosa que puede ser la oración para ayudarnos a evitar caer en pecados que de otro modo cometeríamos, o incluso peor, si ya hemos caído en esos pecados antes.
La oración nos ayuda a glorificar a Dios.
La oración es una forma de glorificar a Dios. Es una forma de agradecer a Dios, alabar a Dios y adorarle (Romanos 15:6). La oración también nos ayuda a conocer mejor a Dios (Mateo 6:8). Cuando oramos, podemos sentir que estamos cerca de Él.
Cuando rezas con fe, confías en el poder de Dios y le ayudas a hacer cosas que no se pueden hacer sólo con la fuerza humana. Le das las gracias por todo lo que ha hecho por ti y le pides su ayuda en todas tus necesidades diarias, así como en los problemas especiales que puedan surgir en tu vida en cualquier momento.
La oración no es sólo pedir, sino saber que nuestro Padre celestial nos ama tanto que nos quiere siempre cerca de Él, donde mora eternamente (Juan 17:23).
La oración nos ayuda a asirnos de las promesas de Dios.
Cuando oramos, no nos limitamos a dar voz a nuestros deseos y anhelos, sino que nos abrimos plenamente a la voluntad de Dios. La oración nos ayuda a ver las promesas de Dios con mayor claridad, a comprenderlas mejor y a creer en ellas de todo corazón.
La oración aumenta nuestra fe.
La oración es el camino para crecer en la fe. Es la manera de tener una vida de fe. En la oración es donde llegamos a conocer el amor y el poder de Dios. A través de la oración puedes aprender a confiar en Dios más plenamente, a depender de Él más completamente, y a esperar de Él con más confianza cada una de tus necesidades.
La Biblia nos dice que cuando oramos nos asemejamos a Jesucristo porque le pedimos a Dios cosas que Él ha prometido en su Palabra: "Pues si vosotros, que sois malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos... cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas". (Mateo 7:11). A medida que ores con regularidad -y especialmente cuando ores de forma constante durante un período prolongado de tiempo- crecerá tu confianza en que Dios escucha tus oraciones y se preocupa por lo que más te importa.
Podemos acudir a Dios por cualquier cosa porque Él quiere una relación con cada uno de nosotros.
Dios quiere tener una relación con cada uno de nosotros. En ese sentido, la oración es simplemente una extensión de la relación que ya tenemos con Dios. Podemos acudir a Él para cualquier cosa. Eso significa que podemos pedirle perdón en la oración; podemos pedirle orientación y ayuda; ¡e incluso podemos pedirle cosas a Dios!
Permítanme ser claro: la oración no se trata de obtener lo que quieres de la vida, sino que se trata de estar en un espacio donde puedes ser honesto y vulnerable con Dios acerca de cómo te sientes realmente. Es a través de esta vulnerabilidad que Él se moverá de manera diferente en nuestras vidas que si sólo estuviéramos completando las tareas por nuestra cuenta (como la lectura de las escrituras).
Conclusión
Cuando estás pasando por un momento difícil en la vida, es tentador sentir que no hay nadie que se preocupe por ti y tus problemas. Pero como cristianos, sabemos que Dios está siempre con nosotros y no quiere nada más que lo busquemos para que nos ayude cuando más lo necesitamos.
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