La autoridad de los discípulos – El poder de Dios en sus Hijos 

La autoridad de los discípulos tiene que ver con el poder atribuido por Dios mediante el Espíritu Santo, el cual los guía y los encamina a seguir el propósito que Dios les ha dado. Esta autoridad se puede ver manifiesta en los dones, en las maravillas y prodigios que el Señor muestra para su Gloria y Honra. 

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En este sentido, somos discípulos de Cristo cuando se nos revela el Poder de Espíritu Santo, el cual mora en nosotros desde el momento en que aceptamos y recibimos al Señor como nuestro único y verdadero Señor y Salvador de nuestra vida. 

Índice de Contenido
  1. La autoridad de los discípulos – El poder de Dios en sus Hijos 
  2. Qué significa la autoridad en la vida de un discípulo 

La autoridad de los discípulos – El poder de Dios en sus Hijos 

El Señor le ha dado a cada seguidor su autoridad y poder para derribar al adversario principal que es Satanás, y a todo su ejército, el cual opera con el propósito principal de destruir, engañar y desviar el plan que Dios tiene para cada uno de sus hijos. 

De esta manera, él nos ha dado las herramientas necesarias para obtener la victoria frente al oponente que tenemos y esta lucha es diaria porque el enemigo no descansa. 

Es por ello que Dios demanda que su pueblo esté preparado y que esté dispuesto a hacer la voluntad de Dios.  De esta forma, el poder del cristiano tiene que ver con el hecho de arrebatarle al enemigo lo que nos ha robado. 

En este sentido, el poder del cristiano se nos ha otorgado mediante la autoridad de Jesucristo, de vivir en él y entregarnos a su obra y servicio al cual hemos sido llamados. 

 Al respecto debemos señalar la promesa que Jesucristo nos hizo con respecto a darnos ese poder autoridad, la cual la podemos encontrar en el libro de Mateo 16:18 donde Nuestro Señor Jesucristo le dice a Pedro lo siguiente:  "Las puertas del Hades no podrán resistir ni retener a la iglesia que avanza" 

Aquí Jesús hace alusión a la iglesia que quiere, la que avanza en función a el establecimiento de su Reino, de esta manera el enemigo no podrá derribar una iglesia fundamentada en la roca que es Cristo. 

Qué significa la autoridad en la vida de un discípulo 

Para poder ejercer nuestra autoridad no solo en la iglesia sino en nuestra vida diaria debemos estar principalmente afianzados en una sana doctrina que nos mantenga firmes en el Señor, ya que en estos tiempos pueden venir vientos contrarios que busquen apartarnos del propósito que Dios tiene para nosotros. 

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Es importante saber lo que es la autoridad para saber lo que Dios ha determinado otorgarnos. En la palabra podemos apreciar la diferencia entre poder y autoridad a través de un pasaje del libro de Lucas 4:36  "Todo el pueblo se asombró y se dijo el uno al otro:' ¿Qué es esta enseñanza? Con autoridad y poder da órdenes a los espíritus malignos, y salen".  

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En este sentido, todos se admiraban del poder y autoridad que tenía Jesús para echar fuera a los espíritus malignos. Esto mismo nos demanda el Señor, que podamos manifestar sus mismas acciones cuando estuvo aquí en la tierra, tal como lo afirma su palabra en Lucas 9:1  “Llamó a los doce y les dio potestad y autoridad sobre todos los demonios para sanar todas las enfermedades". 

En este sentido, la autoridad es aquella capacidad que tenemos por medio de la posición que hayamos alcanzado. Así que como hijo de Dios tengo su autoridad debido a mi unción con Jesús. 

Para lograr tener esa unción del Señor en mi vida, debemos mantener un estrecha relación con Dios, ya que a través de mi intimidad con él es que logró conocerlo a él y conocer cuál es mi propósito. Esta unción está representada por el aceite y está reflejado en una de las parábolas que Jesús le enseñó a su pueblo para ejemplificar la importancia del aceite para poder entrar al Reino de los cielos: 

Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a recibir al esposo. Cinco de ellas eran prudentes y cinco insensatas. Las insensatas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite;  mas las prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas.  Y tardándose el esposo, cabecearon todas y se durmieron. Y a la medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle!  Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron, y arreglaron sus lámparas.  Y las insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan. Mas las prudentes respondieron diciendo: Para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que venden, y comprad para vosotras mismas. Pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta. Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: ¡Señor, señor, ábrenos! Mas él, respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os conozco” (Mateo 25: 1-12)

La autoridad de los discípulos
La autoridad de los discípulos

 Por otro lado encontramos en el libro de Lucas 9 donde Jesús se encuentra en el Monte de la Transfiguración con Pedro, Santiago y Juan, y un hombre viene a sus otros discípulos abajo y dice:"¿Quieres sanar a mi hijo, porque está atrapado en estas convulsiones por la actividad demoníaca?".  

Así que no pudieron curarlo y una vez que Jesús baja del monte de la Transfiguración, el hombre se le acerca y le dice: "Yo les pregunté a tus discípulos si querían sanar a mi hijo, y no pudieron". ¿Lo harás?" Jesús sana al hijo. 

Ante este hecho pueden surgir diferentes interrogantes, ya que los discípulos no pudieron sanar al enfermo, pero Jesús logró hacerlo al instante. Por eso sus discípulos le preguntaron directamente al Señor:  "Jesús, ¿por qué no pudimos curarlo?" Y Jesús dice: "Este tipo sale por la oración". 

La respuesta de Jesús tenía que ver con la comunión de los discípulos con el Padre, ya que no podían hacer nada sin el Poder y autoridad del Señor. Estos no pueden lograr nada por cuenta propia, ya que debe haber una total dependencia de Dios y reconocer que nosotros solo somos instrumentos en sus manos. 

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En este sentido, podemos observar una revelación en la cual el Señor afirma que sin la oración constante no vamos a tener todo el poder y autoridad de parte del Señor, porque no es por nuestros propios medios que logramos las cosas o que se manifiesta el Espíritu Santo, sino que necesitamos que dispongamos nuestro corazón dedicarle tiempo al Señor en oración y devoción.

Como humanos estamos limitados, vivimos en un mundo terrenal que solo se guía por aquello que ve o que puede comprobar. Pero como Hijos de Dios, somos diferentes, somos un linaje escogido que se ha apartado de este mundo para seguir a Jesús, para ser un discípulo que manifieste el Poder y la Gloria del Señor a través de milagros, prodigios, liberaciones, sanidades, en los cuales se los dones espirituales se hagan notar, demostrando que somos hijos del Todopoderoso, no para nuestra satisfacción personal, sino para la Gloria de Dios.

La autoridad de un discípulo se construye a través de la estrecha relación que se tenga con el Padre Celestial, con la lectura constante de su palabra, pero sobre todo se gana con la obediencia, ya que debemos ser cónsonos con aquello que pregonamos. 

Nuestro testimonio revela la autoridad que hemos ganado en el Reino de los cielos, y esto nos da el Poder y dominio sobre las potestades de las tinieblas, para así combatirlas y vencer. Pero esto conlleva a tener que atravesar por  un camino que puede resultar angosto, lleno de tropiezos y trabas, desolado y muchas veces las fuerzas pueden llegar a flaquear como le pasó a Elías tras la amenaza de Jezabel, tal como le pasó a David al sentirse perseguido y asediado por tantos enemigos, de la misma forma en la que Ana se sintió desesperada al no poder concebir a su hijo. 

Estos son solo algunos de ejemplos de personajes bíblicos que en algún momento se sintieron atribulados, pero Dios no nos pone pruebas que no podamos soportar, ya que él nos da las herramientas para enfrentarnos a las batallas que diariamente tenemos que sobrellevar. 

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