Honrando al Señor - De qué forma podemos hacerlo
Honrando al Señor con nuestra alma. mente, cuerpo y espíritu es nuestra misión aquí en este mundo, donde todo lo que hagamos debemos hacerlo para él, para su Gloria, para exaltarlo y no para nuestra vanagloria: "Entonces, ya sea que comáis, que bebáis, o que hagáis cualquier otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios" (1 Corintios 10:31)
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En la actualidad, podemos ver un mundo envuelto en la maldad y como hijos de Dios nos toca vivir ahí. Sin embargo, no pertenecemos a este mundo, pero tenemos un propósito que se llevará a cabo en medio del caos en el que vivimos, donde la luz de Jesús será nuestra guía como lo fue para el pueblo de Israel cuando estaban en el desierto, dándole sombra en el día y luz en la noche, Tal como lo señala su palabra:
“Y Jehová iba delante de ellos de día en una columna de nube para guiarlos por el camino, y de noche en una columna de fuego para alumbrarles, a fin de que anduviesen de día y de noche. Nunca se apartó de delante del pueblo la columna de nube de día, ni de noche la columna de fuego” (Éxodo 13: 21-22)
En este sentido, Dios en su misericordia nunca desamparó a este pueblo a pesar de que no actuaban de forma correcta y aún traían muchas costumbres egipcias, ya que no querían dejar al viejo hombre. A pesar de ser libres, anhelaban las cosas que tenían cuando eran esclavos. Así que debemos leer la biblia para no cometer los mismos errores que los personajes bíblicos cometieron y buscar siempre honrar a Dios en todo momento y en todo lugar.
Honrando al Señor - De qué forma podemos hacerlo
En la biblia podemos encontrar muchos pasajes bíblicos tanto en el Antiguo Testamento como en el Viejo Testamento donde se muestra la manera de honrar al Señor. En el libro de Apocalipsis 4:10-11 se describe una escena en el cielo: "los veinticuatro ancianos se postran delante del que está sentado en el trono, y… echan sus coronas delante del trono, diciendo: Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder".
En este pasaje, se muestra como las coronas y galardones que recibiremos, se las daremos a él, ya que solo él es merecedor de toda la Gloria y Honra y delante de él, todo lo que hayamos hecho aquí es poco, porque su gracia nos ha revestido de su Gloria sin merecerlo.
Los términos "gloria" y "honor" están muy relacionadas y por lo general se utilizan i diferentemente en la Palabra de Dios. Sin embargo podemos encontrar una pequeña diferencia entre ellas. La palabra “gloria” significa "algo que tiene un valor intrínseco e inherente", mientras que la palabra traducida como "honor" denota "valor apreciado; rendir o considerar glorioso".
De esta manera, la gloria es una cualidad que tiene relación a aquel que está siendo glorificado. Se puede comparar entonces a la gloria con un espejo que refleja exactamente lo que está ahí. Así que cuando reflejamos exactamente el carácter de Dios, lo estamos glorificando y glorificar al Señor es honrarlo, por lo cual realmente Él es. Dios tiene la gloria porque Él es muy valioso. Los que hemos recibido y aceptado al Señor tenemos gloria porque hemos sido creados a imagen de Aquel que es todo glorioso, tal como lo indica el libro de Génesis 1:27: “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó”
En este sentido, glorificamos a Dios cuando demostramos mediante la palabra o la acción, su carácter glorioso o sus obras. Cuando modelamos el carácter de su Hijo Jesús, estamos glorificando al Padre, ya que estamos manifestando sus atributos, y cuando glorificamos a Dios, le estamos dando el honor solo a él.
Este honor nace en nuestros corazones y tiene que ver con el valor que personalmente le damos a algo o a alguien. Así que honramos a otras personas cuando consideramos que su posición es importante. Incluso hasta se nos impone honrar a las personas por su posición y no por su desempeño.
La biblia nos demanda a que debemos honrar a nuestros padre, tal como lo vemos en el siguiente pasaje: “Honra a tu padre y a tu madre, como Jehová tu Dios te ha mandado, para que sean prolongados tus días, y para que te vaya bien sobre la tierra que Jehová tu Dios te da” (Deuteronomio 5:16; Marcos 7:10), a los ancianos: “Delante de las canas te levantarás, y honrarás el rostro del anciano, y de tu Dios tendrás temor. Yo Jehová” (Levítico 19:32), y a aquellos que gobiernan sobre nosotros: “Honrad a todos. Amad a los hermanos. Temed a Dios. Honrad al rey” (1 Pedro 2:17).
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Honrando al Señor en todo momento reflejará en nosotros el rostro de Cristo porque cuando honramos a Dios, estamos demostrando la alta estima que tenemos por Nuestro Dios y además estamos reflejando su gloria en adoración y alabanza.
¿Cómo podemos Honrar a Dios? - Diferentes maneras de hacerlo
Las Sagradas Escrituras nos muestran diferentes formas de honrar y glorificar al Señor, donde debemos reflejar que verdaderamente somos Hijos de Dios, y que estamos santificados mediante la sangre de Cristo. Al respecto existen diferentes formas para honrar al Señor:
- Reconociendo que es nuestro Padre y lo honramos en todo momento, en nuestras oraciones: “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre” (Mateo 6:9)
- Presentándonos delante de Dios totalmente, a pesar de los sacrificios que debemos hacer como hijos del Señor: “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional”. (Romanos 12:1) Esto tiene relación con nuestra asistencia al lugar donde nos congregamos, ya que cuando nos reunimos con nuestros hermanos, estamos honrando al Señor, obedeciendo su palabra.
- Alabando a Dios en todo momento, en medio de las pruebas y adversidades que podamos estar pasando: “El que sacrifica alabanza me honrará”… (Salmos 50:23)
- Con nuestra ofrenda estamos honrando al Señor porque nuestra ofrenda es adoración: “Honra a Jehová con tus bienes, y con las primicias de todos tus frutos Y serán llenos tus graneros con abundancia, Y tus lagares rebosarán de mosto” (Proverbios 3:9,10)
- Con todo nuestro corazón, no solo de labios, es decir, sin hipocresía. Todo lo que hacemos en este mundo, debemos hacerlo con amor. Todo debemos hacerlo como para el Señor: “Dice, pues, el Señor: Porque este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí, y su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado”. (Isaías 29:13)
- A través de nuestro servicio: “…Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará” (Juan 12:26)
- Viviendo una vida en santidad: “…si alguno se limpia de estas cosas, será instrumento para honra, santificado, útil al Señor, y dispuesto para toda buena obra” ( 2 Timoteo 2:21)
- Con el principio de la Sabiduría: “El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; Buen entendimiento tienen todos los que practican sus mandamientos; Su loor permanece para siempre” (Salmos 111:10)
- Cuando obedecemos lo que el pastor nos está ministrando: “Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no os es provechoso” (Hebreos 13:17)
En este sentido, en la biblia podemos encontrar muchos ejemplos de cómo podemos honrar al Señor, donde los grandes personajes usados por Dios, honraron al Señor a pesar de que estaban pasando por momentos de gran dificultad porque conocían verdaderamente cuál era su propósito.
De esta forma encontramos a un David que tuvo que enfrentarse a un Goliat y lo hizo siempre honrando al Señor, dejando su nombre en alto: “Entonces dijo David al filisteo: Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado. Jehová te entregará hoy en mi mano, y yo te venceré, y te cortaré la cabeza, y daré hoy los cuerpos de los filisteos a las aves del cielo y a las bestias de la tierra; y toda la tierra sabrá que hay Dios en Israel. Y sabrá toda esta congregación que Jehová no salva con espada y con lanza; porque de Jehová es la batalla, y él os entregará en nuestras manos” (1 Samuel 17: 45-47)
Por otro lado encontramos a un Pablo que tuvo que pasar por muchas adversidades, y a pesar de la condición en la que se encontraba no dejó de alabar al Señor y por eso pudo ver la gloria de Dios porque la honra al Señor trae bendición. Esto lo podemos ver en el siguiente pasaje:
“Después de darles muchos golpes, los echaron en la cárcel, y ordenaron al carcelero que los custodiara con la mayor seguridad. Al recibir tal orden, éste los metió en el calabozo interior y les sujetó los pies en el cepo. A eso de la medianoche, Pablo y Silas se pusieron a orar y a cantar himnos a Dios, y los otros presos los escuchaban. De repente se produjo un terremoto tan fuerte que la cárcel se estremeció hasta sus cimientos. Al instante se abrieron todas las puertas y a los presos se les soltaron las cadenas” (Hechos 16: 23-26)
En este sentido, demostramos que somos hijos de Dios, honrando y enalteciéndolo en todo momento, no solo cuando estamos en la iglesia o alguien nos está viendo, sino que en secreto debemos tener intimidad con Dios para honrar con nuestra devoción el nombre de Jehová.
De igual forma nuestras acciones pueden honrar a Dios porque nuestro testimonio habla de lo que el Señor ha hecho en nuestra vida, en nuestro hogar, lugar de trabajo, en nuestros proyectos, y en todo lo que hacemos.
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