Hijos Ingratos Y Rebeldes. Estudio Bíblico

El estudio bíblico de hoy trata sobre los hijos ingratos y rebeldes. Les contaré la historia bíblica de Miriam, Aarón y Moisés. Cómo se convirtieron en hijos ingratos y rebeldes a causa de los celos, el orgullo, la arrogancia y el egoísmo. Luego le daré algunas sugerencias prácticas sobre cómo lidiar con sus hijos ingratos. Así que ¡comencemos!

Índice de Contenido
  1. Los niños orgullosos y su liderazgo
  2. Hijos ingratos y rebeldes
  3. El niño desagradecido
  4. Los hijos ingratos son castigados
  5. Los hijos que se rebelan y no son agradecidos con sus padres son castigados por Dios
  6. Conclusión

Los niños orgullosos y su liderazgo

Tal vez se pregunte por qué Dios creó a su hijo para que fuera un líder. Es porque Él quiere que crezcan y guíen al mundo hacia Él. Si no está seguro de cómo puede suceder eso, piense en esto: Su hijo ha sido creado por Dios con un propósito en mente.

Su hijo también ha sido creado como un individuo, con su propia personalidad y dones que lo hacen único de cualquier otra persona en la tierra (e incluso de cualquier otro niño). Son cosas que les fueron dadas cuando nacieron, lo que significa que pueden usarlas para hacer lo que quieran.

Puede que aún no vean cuáles son esas cosas, pero una vez que recuerden quién los hizo y cuál es su propósito aquí en la tierra (devolver la gloria), entonces tal vez no parezca tan difícil después de todo.

Hijos ingratos y rebeldes

Hijos ingratos y rebeldes

Los hijos desagradecidos no sólo son castigados por Dios, sino también por sus padres y la sociedad. La Biblia es clara al decir que debemos disciplinar a nuestros hijos con una vara para que no se vuelvan obstinados (Deuteronomio 21:18-21).

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Si no los disciplinamos cuando son jóvenes, la ley los castigará como adultos por sus delitos (Proverbios 13:24; 17:25). La desobediencia de un niño también le llevará a su propio castigo en esta vida y en la siguiente.

Una persona que no agradece a Dios lo que se le ha dado es ingrata y rebelde contra Él, así como contra sus padres y todas las demás personas que le han ayudado (2 Crónicas 7:14).

Está abusando de todos los que lo aman en lugar de amarlos a su vez dando las gracias por lo que han hecho o dando honor donde es debido--lo que significa ser agradecido tanto de hecho como de palabra.

El niño desagradecido

El hijo ingrato no es un buen ejemplo para sus hijos porque no les enseña a apreciar y agradecer las cosas que Dios les ha dado. El hijo ingrato privará a sus hijos de disfrutar de lo que Dios le ha bendecido.

El hijo ingrato no es un buen ejemplo para su esposa porque ella siempre estará molesta con él, especialmente si gasta más dinero en cosas innecesarias en lugar de ahorrar algo de dinero para comprarle algo bonito.

Los hijos ingratos son castigados

Sin embargo, debes tener cuidado de no ser como el niño rebelde. El Proverbios 22:15 dice que un niño que es ingrato y desobediente a sus padres no prosperará; será maldecido por Dios y caerá en la vida. La Biblia es clara al respecto: La ingratitud es un pecado contra Dios. Esto significa que si eres un hijo desagradecido o desobediente, es posible que Dios te castigue tanto en esta vida como en la siguiente.

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Los hijos que se rebelan y no son agradecidos con sus padres son castigados por Dios

Repasemos la historia de Oseas y su esposa Gomer. Tuvieron tres hijos, pero Gomer le fue infiel. Lo abandonó y regresó con su familia a otro país. Dios le dijo a Oseas que se casara con una prostituta y la dejara embarazada, para que pudiera mostrar al pueblo de Israel cómo su pecado sería castigado por Dios a través de sus hijos que no eran agradecidos ni leales a ellos.

El libro termina con el mensaje de que si eres un hijo ingrato o rebelde contra tus padres, entonces Dios te castigará enviándote lejos de ellos a un país extranjero donde no puedan ayudarte más.

Conclusión

En conclusión, hemos aprendido que el Señor es un Dios clemente y misericordioso. Su gracia abunda en todos sus tratos con nosotros. Debemos estar agradecidos por todas las bendiciones que nos ha concedido. Debemos llevar una vida de gratitud y aprecio por lo que Él ha hecho por nosotros. Sólo cuando lo hagamos podremos vivir nuestra vida en plenitud.

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