Favor versus maldición – Qué significa a la luz de la Palabra

Favor versus maldición son dos aspectos que debemos considerar en el mundo espiritual, ya que Dios nos ha dado un propósito en este mundo y debemos escoger qué camino tomar para ser bendecidos porque de lo contrario vendrán consecuencias. Esto lo podemos apreciar en el siguiente pasaje:

“A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida, y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues la vida, para que vivas tú y tu descendencia” (Deuteronomio 30:19)

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En este sentido, nos encontramos entre dos términos que debemos considerar porque viviremos en este mundo entre el favor y la maldición, luchando por vencer y alcanzar la salvación para entrar en el Reino de los cielos y tener el honor de ver a Nuestro Señor Jesucristo.

Índice de Contenido
  1. Favor versus maldición – Qué significan ambos términos
  2. Cómo obtener el favor de Dios
  3. Qué Causa la Maldición o el favor de Dios
    1. 1.- Cuando no oímos
    2. 2.- Cuando somos desobedientes
  4. Cómo se percibe el favor de Dios y la maldición a la luz de la biblia

Favor versus maldición – Qué significan ambos términos

El favor y la maldición es un asunto de elección, donde nosotros como hijos de Dios tenemos la responsabilidad de escoger el camino que debemos seguir, el cual puede traernos bendición o maldición en nuestra vida.

Para poder entender la importancia de estos dos términos, es importante conocer el significado de los mismos. Por su parte el favor tiene relación con las bendiciones que recibimos de Dios.

El término "Bendición" tiene dos aspectos que podemos encontrar en el Antiguo Testamento, en hebreo esta palabra es BERAKAH y en el Nuevo Testamento este vocablo griego denota EULOGEO.

La palabra BERAKAH se traduce como "Transferir el poder o favor de DIOS", y el término EULOGEO significa "Hablar bien de alguien"

En este sentido, la palabra BENDECIR denota BIEN DECIR.  Cuando juntamos el significado de las palabras hebrea y griega, podemos tomar en cuenta la profundidad de su significado.  La acción de bendecir encierra el hecho de hablar y transferir, así que la bendición es el favor del Señor.

Por otro lado, la palabra maldición significa desear un mal de cualquier tipo o hablar mal de una persona. Este término se traduce como la palabra Mal- Decir.

En la Biblia encontramos el término anatema, para expresar la idea de maldición. Un anatema es “algo maldito”, “algo establecido”, “algo puesto aparte”, y ésta era una sentencia a través del cual se podía expulsar a una persona de la sociedad, donde la persona era desterrado. En la actualidad, un anatema significa “desterrado, exiliado, incomunicado, estar separado.

En este orden de ideas el favor y la maldición son instrumentos de Poder Espiritual Sobrenatural, ya que van más allá de lo natural. Estos términos representan la raíz del asunto. Por esta razón, todo lo que sucede en tu vida tiene una raíz y las consecuencias son producto de esa raíz que yace en el interior. Al respecto la palabra nos exhorta de la siguiente manera:

“Hijo mío, no te olvides de mi ley, Y tu corazón guarde mis mandamientos; Porque largura de días y años de vida Y paz te aumentarán. Nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad; Átalas a tu cuello, Escríbelas en la tabla de tu corazón; Y hallarás gracia y buena opinión Ante los ojos de Dios y de los hombres” (Proverbios 3:1-4)

El favor de Dios y la maldición operan con mayor frecuencia debido a las palabras, bien sea escritas, habladas o aquellas que están en el interior.

Al respecto, en la biblia podemos encontrar diferentes ejemplos de los favores y maldiciones que se activan por las palabras, y esto se puede apreciar cuando los patriarcas se dirigen a sus hijos.

El favor de Dios hace libre a una persona para poder cumplir su perfecta Voluntad de Dios, mientras que la Maldición hace lo opuesto, y constituye una Barrera Invisible que nos aparta de la Voluntad del Señor.

En el libro de Deuteronomio Cap.28 podemos encontrar un resumen de los favores y maldiciones:

“Jehová te enviará su bendición sobre tus graneros, y sobre todo aquello en que pusieres tu mano; y te bendecirá en la tierra que Jehová tu Dios te da. Te confirmará Jehová por pueblo santo suyo, como te lo ha jurado, cuando guardares los mandamientos de Jehová tu Dios, y anduvieres en sus caminos. Y verán todos los pueblos de la tierra que el nombre de Jehová es invocado sobre ti, y te temerán. Y te hará Jehová sobreabundar en bienes, en el fruto de tu vientre, en el fruto de tu bestia, y en el fruto de tu tierra, en el país que Jehová juró a tus padres que te había de dar. Te abrirá Jehová su buen tesoro, el cielo, para enviar la lluvia a tu tierra en su tiempo, y para bendecir toda obra de tus manos. Y prestarás a muchas naciones, y tú no pedirás prestado. Te pondrá Jehová por cabeza, y no por cola; y estarás encima solamente, y no estarás debajo, si obedecieres los mandamientos de Jehová tu Dios, que yo te ordeno hoy, para que los guardes y cumplas, y si no te apartares de todas las palabras que yo te mando hoy, ni a diestra ni a siniestra, para ir tras dioses ajenos y servirles” (Deuteronomio 28: 8-14)

En este pasaje bíblico podemos encontrar las promesas que Dios nos hace para tener acceso a sus bendiciones, pero debemos ser obedientes y ser leales a él, ya que nuestras acciones pueden acarrear consecuencias para nuestra vida en todos los ámbitos.

Cómo obtener el favor de Dios

Para hallar el favor de Dios lo primero que se debe hacer es tener al Señor como prioridad en nuestra vida, ya que si tienes una conducta apta delante de Dios, obtendrás su gracia.

En la biblia encontramos diversos ejemplos de personajes que hallaron gracia delante de los ojos de Dios, tal como Abraham, José, David. De igual modo, Dios usó a mujeres estériles para dar a luz a hombres y profetas de Dios, tal como Samuel.

No olvidemos a Moisés, quien halló gracia delante del Señor, él no tenía habilidades para hablar, pero fue escogió Dios para sacar a su pueblo de la esclavitud, es decir, halló la gracia del Señor.

De igual forma, David, era pastor, de pronto, mató a Goliat, y de esta forma halló gracia; luego lo llevaron con Saúl para que tocara el arpa cuando estaba siendo atormentado por un espíritu malo.

Qué Causa la Maldición o el favor de Dios

Tal como se mencionó anteriormente estamos inmersos entre dos mundos, el mundo de las tinieblas y el mundo de la luz. Por esta razón debemos tomar decisiones que nos acerquen a Dios y nos alejen de las maldiciones porque como hijos de Dios estamos propensos a fallar y a caer en tentaciones, así que debemos estar claros en cuáles son las causas:

1.- Cuando no oímos

Una de las cosas por las cuales no somos bendecidos es cuando no oímos la voz de Dios, no hacemos la voluntad del Señor y no mantenemos una comunión con él. Todo esto nos aleja de Dios y nos hace errar en nuestro camino.

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Así que cuando oímos atentamente la voz de Dios, seremos bendecidos en gran manera porque nos estamos dejando guiar por su Santo Espíritu, el cual nos guía a toda verdad.

Por el contrario, si no oyes la voz de Dios y si ignoras sus mandatos, vendrá sin duda alguna la maldición. De esta forma, el favor y la maldición no solo te afecta a ti específicamente, sino que afecta todo nuestro entorno.

Al respecto la palabra nos dice lo siguiente: “Entonces me dijo: Esta es la maldición que sale sobre la faz de toda la tierra; porque todo aquel que hurta (como está de un lado del rollo) será destruido; y todo aquel que jura falsamente (como está del otro lado del rollo) será destruido. Yo la he hecho salir, dice Jehová de los ejércitos, y vendrá a la casa del ladrón, y a la casa del que jura falsamente en mi nombre; y permanecerá en medio de su casa y la consumirá, con sus maderas y sus piedras” (Zacarías 5:34-)

En este sentido, para poder recibir el favor de Dios primeramente debes RENUNCIAR a la Maldición, Y eso implica no solo rechazar toda herencia maligna sino dejar de proferirla y empezar a declarar la bendición de Dios, es decir, hablar conforme a la voluntad de Dios para nuestras vidas.

2.- Cuando somos desobedientes

Las causas por las cuales no recibimos el favor de Dios tienen relación a nuestra desobediencia, ya que esto nos aparta del Señor y nos aleja de su presencia.

Muchos personajes de la biblia que se mostraron desobedientes, tuvieron consecuencias, tal como David que perdió a su hijo, Sansón se dejó llevar por sus impulsos y perdió su fuerza, Jacob también cometió muchos errores y por eso tuvo que pelear con Dios para obtener su bendición.

Cómo se percibe el favor de Dios y la maldición a la luz de la biblia

El término “bendición” encierra la disposición principal que tiene Dios con respecto a la humanidad, ya que él desea lo mejor para cada uno de nosotros. Desde el principio bendigo al hombre y le dio el huerto del Edén, le dio potestad y autoridad sobre los animales de la tierra, le dio una mujer que representa su ayuda idónea. Esto lo podemos apreciar en el siguiente pasaje bíblico:

“Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra” (Génesis 1:26-28)

Favor versus maldición
Favor versus maldición

Sin embargo Adán y Eva se dejaron llevar por las trampas del enemigo y desobedecieron el mandato de Dios, por lo cual recibieron la maldición de ser desechados del paraíso, perdiendo de este modo, las bendiciones que el Señor les había otorgado.

De este modo, una mala decisión en nuestra vida puede traernos consecuencias nefastas y muchas veces irreversibles. Sin embargo, estamos viviendo bajo la gracia y debemos permanecer firmes en Cristo para recibir su favor y alcanzar su misericordia.

Por otro lado encontramos a Noé, quien fue bendecido en gran manera por Dios debido a su obediencia y lealtad a Dios. Luego del diluvio, Dios le dio al pueblo la promesa de que ya no volvería a maldecir a la tierra por causa de la humanidad, tal como lo expresa su palabra:

“Y percibió Jehová olor grato; y dijo Jehová en su corazón: No volveré más a maldecir la tierra por causa del hombre; porque el intento del corazón del hombre es malo desde su juventud; ni volveré más a destruir todo ser viviente, como he hecho” (Génesis 8:21).

De esta forma, Noé salvó a la tierra de recibir más maldición por parte de Señor, sin embargo no quitó la maldición que ya existía. Por el contrario, él terminó maldiciendo a su propio nieto: “y dijo: Maldito sea Canaán; Siervo de siervos será a sus hermanos” (Génesis 9:25)

Es la primera vez que se aprecia en las Sagradas Escrituras el hecho de que un hombre maldijera a otro, y por eso Noé termina incrementando la maldición. Por eso nuestra vida estará siempre inmersa entre bendiciones y maldiciones que determinarán nuestro proceder en este mundo.

Por su parte encontramos a Abraham, un siervo de Dios que obtuvo la bendición de ser padre siendo ya de avanzada edad y de Sara una mujer estéril, recibiendo al hijo de la promesa Isaac.

El Señor creó a Abraham con el propósito de crear una nación que bendijese a las naciones, tal como lo establece la palabra: “Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra” (Génesis 12:3).

De ahí en adelante, Abraham representa el punto de referencia para Nuestro Dios. Por lo cual si alguien trata bien a Abraham, recibe bendición, porque es un escogido de Dios. Por el contrario, si alguien trata mal a Abraham, pues será maldecido. Un ejemplo de ello, lo encontramos cuando Abraham resulta ser de gran bendición para los cinco reyes capturados por Quedolaomer. Esto lo podemos apreciar en el libro de Génesis capítulo 14.

 En este sentido, el favor versus maldición va a estar presente siempre en este mundo, ya que estaremos rodeados tanto de las bendiciones como de las maldiciones, ya que tenemos a un enemigo que no descansa y que hará lo posible para desviarnos del camino correcto y destruir nuestra vida.

Por lo cual debemos estar atentos, velar y orar constantemente para poder derribar al maligno y poner recibir el favor de Dios, el cual se obtiene en obediencia y en santidad, sin la cual nadie podrá ver al Señor.

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