Cuando Nos Rebelamos Contra Dios
En este artículo, trataremos el tema de la rebelión contra Dios. Veremos qué es, por qué la gente se rebela contra Él, y cómo nos afecta. Has sido creado a imagen y semejanza de Dios. Has sido creado para estar en comunión con Dios, con los demás y con toda la creación. Cuando nos rebelamos contra Dios, en última instancia somos nosotros los que nos rebelamos contra nosotros mismos.
Cuando nos negamos a aceptar la gracia y la misericordia que se nos ha concedido, cuando rechazamos el perdón de los demás o del propio Dios (o una combinación de ambos), cuando no confiamos en su providencia a pesar de las pruebas de que su amor por nosotros es real y verdadero, es cuando nuestro corazón se endurece por nuestra pecaminosidad, no sólo hacia los demás sino también hacia nosotros mismos.
La rebelión nos hace perder las bendiciones de Dios.
Todos tenemos bendiciones. Tenemos comida, ropa, refugio y mucho más. Pero, ¿cuáles son algunas cosas que Dios nos ha dado?
- Salud
- Familia y amigos
- Paz, seguridad y protección
La rebelión es un pecado.
El pecado es hacer algo que ofende a Dios, o desobedecerlo. Es una ofensa grave contra Dios y sus leyes. El pecado tiene consecuencias en esta vida, pero también en la siguiente. Por ejemplo, cuando Adán y Eva comieron del fruto prohibido en el Edén, fueron expulsados del paraíso (Génesis 3:23).
La Biblia dice que el pecado nos separa de Dios (Isaías 59:2). Esto significa que no podemos ser amigos de él, ¡y no queremos serlo! ¿Cómo podemos evitar el pecado? El Libro de Santiago nos dice que ni siquiera empecemos por el camino equivocado:
"No os limitéis a escuchar la palabra, y así os engañéis" (Santiago 1:22).
Lo que quiere decir es que no se limiten a escuchar lo que dice otra persona; ¡piénsenlo ustedes mismos! Tenemos que considerar si lo que dicen es verdadero o falso antes de decidir si es correcto para nosotros también.
El pecado no siempre es obvio a primera vista; a veces nuestras acciones pueden parecer inofensivas, pero en realidad hieren los sentimientos de los demás o hacen que se enfaden con nosotros más adelante porque se sienten traicionados por alguien que pretendía lo contrario cuando en realidad todo el tiempo sabían que no debían confiar en ese tipo de personas, aunque esos mismos individuos puedan alegar inocencia bajo juramento si alguna vez se les pregunta por sus fechorías más adelante, cuando no quede nadie vivo que sepa nada de lo que ocurrió antes de ayer por la tarde, ¡ya que todos los demás habrán muerto!
Cuando nos rebelamos contra Dios, nos alejamos de Él.
- Cuando nos rebelamos contra Dios, nos alejamos de Él.
- Lo hacemos cuando nos alejamos de sus reglas.
- Podemos hacerlo desobedeciéndolas, o no siguiéndolas en absoluto.
- También lo hacemos cuando pecamos contra Dios, es decir, cuando nuestras acciones van en contra de lo que Él quiere que hagamos.
Hemos dado la espalda a Dios y a sus caminos cuando:
Cuando nos rebelamos contra Dios, de hecho lo desobedecemos y rompemos sus reglas para nosotros.
No se nos permite hacer nada que Dios diga que no podemos hacer. Tampoco se nos permite hacer nada que Dios diga que podemos hacer, a menos que sea de una manera determinada. Esto puede ser confuso porque a menudo parece que Dios nos ha dado muchas libertades, ¡pero siempre hay una trampa! Por ejemplo:
- Si quieres pastel para el postre después de la cena, pregúntales a tus padres si está bien primero antes de que tu mamá te prepare un poco.
- Puedes comer cualquier cosa que haya en tu plato y beber toda el agua que quieras (salvo que te digan lo contrario). Pero no te bebas el cartón de zumo si ya está abierto. ¡Eso sería robar! Y recuerda que sólo a los adultos les ha dado permiso el propio Jesús -a través de su Espíritu Santo- para consumir alcohol de forma responsable para no emborracharse; ¡esto significa que deben cuidarse mientras beben de forma responsable también!
No es bueno rebelarse contra Dios
Pero el amor de Dios no es en absoluto condicional. Simplemente nos ama, incluso cuando nos rebelamos contra Él. Cuando pecamos, no significa que Dios deje de amarnos o nos condene para siempre.
La razón principal por la que no es bueno rebelarse contra Dios es que Él es nuestro Creador y Sustentador de la vida; por lo tanto, nunca podemos confiar plenamente en nadie más como podemos confiar en Él. Necesitamos aprender a someter nuestras vidas completamente bajo Su autoridad si queremos la plenitud de Sus bendiciones, protección y amor.
Conclusión
Ahora que hemos visto los efectos negativos de rebelarse contra Dios, podemos ver que no es bueno para nosotros. Nos hace perder las bendiciones de Dios y desobedecerlo. Esto significa que si usted está pasando por un momento en el que siente deseos de rebelarse contra Dios, entonces sería mejor dejar de hacerlo antes de que se convierta en un problema demasiado grande.
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