Tendrás Tiempo Para Dios Hoy

En este momento hay muchas cosas en mi vida. Mis hijos son activos y enérgicos, tengo un trabajo exigente y también estoy tratando de mantenerme saludable. Todas estas cosas pueden hacer que me resulte difícil encontrar tiempo para Dios. Pero cuando miro hacia atrás en mi vida y veo todo lo que Él me ha hecho pasar, sé que cualquier cosa que pase hoy no es tan importante como pasar tiempo con Él. Es por eso que todos necesitamos hacer de la oración una prioridad, no una opción, independientemente de lo ocupados que estemos.

Tendrás Tiempo Para Dios Hoy

Índice de Contenido
  1. ¿Tendrás hoy tiempo para Dios?
  2. Un día ocupado no es nada nuevo.
  3. El ajetreo es el enemigo de la oración.
  4. Para tener tiempo para Dios debemos cuidar nuestra agenda.
  5. La oración debe ser reconocida como una necesidad, no como una opción.
  6. Todos tenemos tiempo para lo que es realmente importante
  7. Conclusión

¿Tendrás hoy tiempo para Dios?

Cada día es una oportunidad para crecer más cerca de Dios. La cuestión es si vas a aprovechar esa oportunidad o no. Si lo haces, ¡genial! Si no, aunque sea difícil al principio, no hay nada que te impida dar el paso y empezar de nuevo con este maravilloso amigo que ha estado esperando tu llamada todo el tiempo.

Ahora que hemos sacado todas las formalidades del camino, seamos realistas: Dios está siempre con nosotros. Él ve todo lo que hacemos y escucha cada pensamiento de nuestra mente, incluso si no lo queremos cerca (o pensamos que no lo está). Podemos intentar por todos los medios escondernos de él, pero siempre nos perdonará cuando volvamos a él después de cometer errores o de no cumplir las expectativas.

Dios nos ama a cada uno de nosotros sin importar el color de nuestra piel; sin importar quiénes sean nuestros padres o dónde vivamos; sin importar la edad que tengamos o el tipo de ropa que llevemos; sin importar cuánto dinero entre en nuestras cuentas bancarias... ¡Él nos ama a todos por igual porque nos creó a todos iguales!

Un día ocupado no es nada nuevo.

Puede que estés leyendo esto y pensando: "No tengo tiempo para Dios. Mi agenda está llena de cosas que hacer. No hay un segundo libre en mi día. Apenas puedo respirar". Y tienes razón: probablemente tú también estuviste ocupado alguna vez.

Tal vez tuviste una agenda insoportablemente apretada cuando eras adolescente, o tal vez fue una lucha suficiente para pasar por la universidad además de trabajar y tratar de hacer nuevos amigos. Pero entonces había ajetreo, ¿no? Y siempre habrá ajetreo; lo más probable es que no desaparezca en un futuro próximo (¡excepto quizá después de la muerte!).

El ajetreo es el enemigo de la oración.

El ajetreo es un enemigo de la oración. Afirmar que no tenemos tiempo para Dios es decir que nuestro trabajo, nuestras relaciones y otras actividades son más importantes que él. El ajetreo es uno de los enemigos más insidiosos de nuestra vida espiritual, porque suele introducirse tan gradualmente que no nos damos cuenta de ello hasta que estamos tan lejos que no hay vuelta atrás.

Tenemos que ser deliberados y reservar un espacio para Dios cada día, y no sólo cuando las cosas van bien o cuando nos apetece hacerlo. Si la vida se tratara sólo de lo que quiero, podría ser un hombre muy feliz: mi casa estaría siempre limpia; mi nevera nunca se quedaría sin comida; mi bandeja de entrada de correo electrónico siempre estaría vacía; mi armario nunca necesitaría ser ordenado... ¡la lista continúa! Pero ninguna de esas cosas importa tanto como conocer a Dios y ser conocido por él (ver Mateo 7:21-23).

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Para tener tiempo para Dios debemos cuidar nuestra agenda.

Cuando llene su calendario de actividades, tenga cuidado de no programar demasiado. Si te atiborras de cosas, será difícil encontrar tiempo para Dios. La mejor manera de hacerlo es diciendo no más a menudo de lo que dices sí. A veces nos sentimos presionados a aceptar muchos eventos porque pensamos que nuestros amigos o familiares se sentirán decepcionados si no asistimos a todos.

Pero cuando uno se apresura de una cosa a la otra, es difícil que un evento tenga mucho impacto en su vida, y aún más difícil que la voz de Dios se abra paso entre el desorden de las tareas y recados diarios. Otra forma en que las personas se llenan de demasiadas actividades es poniendo cosas en sus calendarios antes de que realmente se hayan comprometido con ellas.

Aunque al principio puede parecer una buena idea (sobre todo si hay una fecha límite), programar algo sin estar seguro de que todas las personas implicadas quieren o pueden asistir significa que los planes pueden cambiar en cualquier momento, y luego ¿qué pasa si esos cambios estropean otras cosas? Es mucho más fácil no programar nada hasta que todas las partes implicadas estén de acuerdo.

La oración debe ser reconocida como una necesidad, no como una opción.

La palabra "necesidad" significa que algo es absolutamente esencial; es una de las cosas más importantes y básicas de la vida. La oración se ajusta perfectamente a esta descripción porque tu relación con Dios es lo que te hace ser quien eres. Tu vida, tu propósito y tu identidad provienen de Él. Esto significa que si la oración no forma parte de tu rutina diaria, si no se considera una necesidad absoluta, entonces te estás perdiendo de algo crucial para quién eres y cómo Dios quiere usarte en este mundo.

Todos tenemos tiempo para lo que es realmente importante

He aquí algunas formas de incluir a Dios en tu agenda:

  • Alabar a Dios por su amor, misericordia y gracia.
  • Pide a Dios que te ayude a priorizar tu tiempo.
  • Pídele a Dios que te ayude a sacar tiempo para la oración.
  • Pide a Dios que te ayude a sacar tiempo para leer la Biblia.
  • Pide a Dios que te ayude a sacar tiempo para servir a los demás.

Conclusión

Esto no es algo que pueda hacerse en un día o incluso en una semana. Se necesita tiempo y constancia para establecer el hábito de la oración. Si busca una forma de empezar, intente incorporarlo a su rutina matutina rezando una breve oración antes de levantarse de la cama. La clave es hacer que forme parte de tu personalidad, en lugar de ser algo que sientas como una obligación o una carga. Como hemos dicho antes, es una buena práctica para la vida en general.

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