Qué Podemos Aprender Del Salmo 71:5-8
El salmista comienza el salmo 71 afirmando que Dios es el principio y el fin de nuestra esperanza, el que nos enseña a confiar en él. A continuación, el salmo describe cómo Dios protege a los que confían en él de los ataques de sus enemigos.
Es una hermosa descripción de la fe y la esperanza. También podemos aprender del Salmo 71 que no debemos poner nuestra fe en los mortales, sino sólo en Dios, que nos sostiene a lo largo de nuestra vida.
- El Salmo 71:5-8 conecta nuestra fe y esperanza con el Dios de toda la creación.
- El salmo comienza con una declaración de que Dios es el principio y el fin de nuestra esperanza.
- El salmista pide a Dios que escuche su grito de auxilio y lo libre de sus enemigos.
- No debemos poner nuestra fe en los mortales
- Podemos poner toda nuestra esperanza y confianza en el Señor y en su poder
- Conclusión
El Salmo 71:5-8 conecta nuestra fe y esperanza con el Dios de toda la creación.
El Salmo 71:5-8 conecta nuestra fe y esperanza con el Dios de toda la creación. Dios provee para nosotros, así que no tenemos que preocuparnos por el mañana. Él sabe lo que nos deparará cada día incluso antes de que se produzca, por lo que podemos descansar en su cuidado.
La confianza del salmista se basa en una relación con el Dios que creó todo lo que se ve y lo que no se ve, el pasado, el presente y el futuro.
La vida del salmista estaba llena de dificultades -intentaba esconderse de sus enemigos, pero no encontraba ningún lugar seguro para evitar su persecución; buscaba ayuda de quienes tenían poder sobre él, pero no recibía justicia
Anhelaba aliviar la pobreza- y, sin embargo, a pesar de estas dificultades, había momentos en los que tenía ganas de abandonar la vida por completo, porque nadie le escuchaba ni acudía en su ayuda (versículo 5).
Sin embargo, este sentimiento no duró mucho tiempo, ya que David se dio cuenta de que sólo Dios podía sostenerlo a través de estas pruebas (versículos 6-7).
El salmo comienza con una declaración de que Dios es el principio y el fin de nuestra esperanza.
El salmo comienza con una declaración de que Dios es el principio y el fin de nuestra esperanza, el que nos enseña a confiar en él. A continuación, el salmista da ejemplos de lo que significa "mirar" y "esperar" la liberación de Dios. Utiliza las metáforas de la luz, la salvación, la vida y el agua para explicar que Dios está siempre cerca y que podemos encontrarlo allí.
El salmista también habla de los que no recuerdan la bondad de Dios hacia ellos ni buscan su ayuda cuando sufren (Salmo 71:14). Al igual que podemos elegir olvidar a aquellos que han sido buenos con nosotros cuando ya no nos sirven, también otros olvidan las bondades de Dios hacia ellos cuando sufren dolor o dificultades.
Cuando somos jóvenes.
Cuando somos jóvenes, miramos a Dios como nuestro maestro, aprendiendo de él. Nos enseña a confiar en él y nos sostiene a lo largo de nuestra vida. Él escucha el grito de auxilio que sale del corazón de los que le temen.
Cuando nos hacemos mayores.
A medida que crecemos, reconocemos que, incluso cuando enseñamos a otros, Dios nos sostiene tanto entonces como ahora.
A medida que un niño crece y aprende cosas nuevas, a menudo se verá en una situación en la que tendrá que confiar en sus padres o en su profesor. En el Salmo 71:5-8, David escribe sobre cómo Dios le enseñó a confiar en él cuando era joven.
Podemos considerar este pasaje como un ejemplo de cómo Dios nos enseña a lo largo de nuestra vida a tener fe en él y a confiar en que sus planes son mejores que los nuestros, incluso cuando las cosas se ponen difíciles.
El salmista pide a Dios que escuche su grito de auxilio y lo libre de sus enemigos.
Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza, un auxilio siempre presente en tiempos de angustia. Nos libra de nuestros enemigos y nos salva de la persecución. Nos refugiamos en él porque es nuestra ayuda en tiempos de angustia.
Dios es nuestra roca de refugio; ¡nadie puede oponerse a su poderoso poder! Nos protege como un escudo, para que no seamos desgarrados por el enemigo ni atravesados por las flechas que lanzan los que nos odian (Salmo 18:2).
No debemos poner nuestra fe en los mortales
Dios es el único que puede ayudarnos. Tenemos que acudir a Dios y no poner nuestra confianza en los mortales. El salmista dice:
"Porque tú eres mi esperanza, Señor Dios; tú eres mi confianza desde mi juventud" (v. 5). También dice: "Mi carne y mi corazón pueden fallar, pero Dios es la fuerza de mi corazón y mi porción para siempre" (v.6).
En otras palabras: No pongas tu fe en nadie ni en nada más. Es importante tener una relación con Jesucristo porque él nunca te dejará ni te abandonará (Hebreos 13:5).
Podemos poner toda nuestra esperanza y confianza en el Señor y en su poder
Podemos poner toda nuestra esperanza y confianza en el Señor y en su poder. Él nos ayudará en todo momento, y no debemos preocuparnos por nada. Debemos confiar en que Dios sabe lo que hace con las cosas, porque es su plan para nosotros. ¡Dios utilizará cualquier dificultad o prueba que enfrentemos para el bien, para que podamos aprender de ellas cómo ser mejores personas y servir mejor a los demás también!
Conclusión
Hay muchas cosas que podemos aprender del Salmo 71:5-8, pero una que destaca es cómo Dios nos sostiene a lo largo de nuestra vida. Nos enseña de niños y nos mantiene a salvo incluso cuando somos adultos.
El salmista proclama su fe en Dios y pide ayuda contra sus enemigos. No hace falta ser cristiano para aprender de este pasaje de la Escritura; cualquiera puede encontrar significado en estas palabras porque contienen lecciones sobre la vida que se aplican a todos en todo momento
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