Predicas Que Impactan El Corazón

La predicación es una herramienta poderosa para ayudar a las personas a crecer en su fe. Pero cuando hablamos de "predicar", realmente estamos hablando de aprender a hablar con la Biblia de tal manera que el corazón de otra persona sea impactado por ella.

La predicación que impacta el corazón no tiene que ser excesivamente complicada ni consumir mucho tiempo, pero sí requiere de una seria reflexión y atención a los detalles. He aquí algunos consejos para predicar con impacto en el corazón:

Índice de Contenido
  1. No prediques sobre tu tema favorito.
  2. Trabaja duro para entender el punto de vista de la gente.
  3. Predica menos y reza más.
  4. Sigue tus primeras ideas.
  5. No se apresure en el proceso de desarrollo del sermón
  6. Conclusión

No prediques sobre tu tema favorito.

Uno de los mayores errores que he cometido en mi carrera como predicador es intentar predicar sobre mi tema favorito. No lo hagas. Si bien es cierto que se debe predicar lo que se conoce y se ama, hay momentos en los que es necesario dar un paso atrás y ver el panorama general.

Puede ser fácil quedar atrapado en tu propia pasión personal por ciertos temas o ideas, pero como predicador tu trabajo no es sólo para servirte a ti mismo, sino también para servir a los demás.

La mejor manera de asegurarme de que estoy siendo realmente eficaz en mi predicación es preguntándome cómo afecta este mensaje a los que más lo necesitan. Si estoy predicando sobre algo que no tiene ningún impacto en los que me escuchan, entonces tal vez sea el momento de considerar cambiar de tema antes de volver a intentarlo más tarde con otro grupo de personas (o incluso mejor, ¡con ellos mismos!).

Trabaja duro para entender el punto de vista de la gente.

Lo primero y más importante que hay que tener en cuenta a la hora de predicar es que nunca se debe predicar sobre un tema que no se conoce. La predicación no es el momento de inventar cosas que suenen bien; es el momento de compartir lo que Cristo ha hecho por nosotros.

Si vas a predicar sobre algo, entonces necesitas tener algún tipo de conocimiento sobre ello para que la gente pueda ver cómo tu experiencia los relaciona con la gracia y el amor de Dios por ellos a través de Jesucristo.

Ser un predicador significa que somos llamados por Dios al ministerio y al servicio, no sólo porque queremos reconocimiento o fama o dinero (aunque estas cosas pueden venir junto con ser un predicador), sino porque nos preocupamos tanto por los que nos rodean que nuestros corazones son cambiados por sus alegrías y tristezas - ¡para que ellos puedan conocerlo también! Lo hacemos contando a los demás historias de nuestras propias vidas en las que Él ha sido fiel o nos ha ayudado en tiempos difíciles".

Predica menos y reza más.

En esta sección, queremos que la predicación sea menos prioritaria. No se apresure en el proceso de desarrollo del sermón. En cambio, siga sus primeras ideas y trabaje duro para entender el punto de vista de la gente. A continuación, pruebe esas ideas orando con ellos en lugar de predicarles.

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Sigue tus primeras ideas.

Cuando empiezas un nuevo sermón, es tentador pensar: "Tengo que escribirlo. ¿Qué voy a decir? ¿Cómo puedo combinar mis ideas en un párrafo coherente? Déjame pensarlo un minuto para poder empezar con esto".

Pero no hagas ninguna de esas cosas. En lugar de eso, sigue tus primeras ideas y ve a dónde te llevan. No tengas miedo de empezar con una página en blanco: Siempre puedes rellenarla más tarde si es necesario (y a menudo no necesitarás rellenarla mucho).

Es posible que también te preocupes por lo que piensen los demás en este momento: "¿Qué quiere mi jefe que predique? ¿Espera que trate tal o cual tema en esta serie de sermones? ¿No debería pensar en algo relevante o de actualidad?

Y sin embargo... no tengo ni idea de qué debería tratar mi próximo sermón". No se preocupe. Ninguna de estas preguntas tiene importancia a la hora de pensar en una idea; de hecho, sólo servirán como barreras entre su imaginación y su flujo en palabras en la página (o en la pantalla).

No se apresure en el proceso de desarrollo del sermón

El proceso de elaboración de un sermón requiere paciencia. Si se apresura, es probable que el resultado sea deficiente. No hay que tener prisa para que el sermón sea perfecto o incluso para publicarlo. La buena noticia es que predicar bien lleva tiempo y no hay que precipitarse antes de tiempo.

Conclusión

Así que, ahora que sabes lo que no debes hacer, ¿qué debes hacer? Bueno, le sugerimos que empiece por lo básico. Asegúrese de que su mensaje es claro y fácil de entender. Predique menos, rece más.

Y cuando llegue el momento de escribir esos primeros párrafos o páginas de su sermón, ¡no se apresure!

Tómate un tiempo para escribir, de modo que puedas ordenar tus pensamientos y concentrarte en una sola cosa: entender el punto de vista de la gente para que escuchen lo que Dios ha hecho en sus vidas hoy

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