Ocupados En La Salvación
A menudo me preguntan sobre la salvación, y siempre les digo que se trata de un viaje personal. Dios es Amor, y quiere que conozcamos su amor a través de nuestra propia experiencia. La salvación no se gana ni se merece, sino que es un regalo de Su amor personal... no una recompensa por la rectitud.
Se trata de un viaje personal
A menudo se piensa en los viajes como un destino, pero para mí se trata más del proceso y del aprendizaje en el camino. Viajar también puede ser un viaje espiritual. El viaje en sí es más importante que cualquier destino. Es una oportunidad para crecer en la fe y en el amor perdonando a quienes nos han hecho daño por el camino, y para aprender que todos estamos conectados a través de nuestra humanidad.
Dios es amor
Hay muchas cosas que la Biblia nos enseña sobre Dios. Una de las más importantes es ésta: Dios es amor. Esto significa que Dios siempre ha tenido una relación de amor con el mundo, pero también significa que te ama personalmente y quiere que tu relación con él crezca.
Por ejemplo, si estuvieras pensando en salir con alguien nuevo, ¿no sería bueno que se preocupara por lo que más te importa? ¿Y no sería útil que te animaran en esas áreas y te dieran sugerencias para mejorarlas? Pues bien, ¡así es exactamente como Dios trata a sus hijos! Él quiere que nuestras relaciones con él -y especialmente nuestra relación con Jesucristo (su Hijo)- se fortalezcan cada día.
Conócete a ti mismo
Para formar parte del proceso de salvación, primero debemos conocernos a nosotros mismos. Esto significa conocer nuestros puntos fuertes y débiles, nuestras limitaciones y dones, nuestras pasiones y valores. También significa conocer lo que más nos importa: lo que deseamos en la vida, lo que nos hace felices.
También tenemos que saber dónde estamos en relación con los demás. ¿Tenemos relaciones sólidas? ¿Hay personas que nos apoyan? ¿Qué tipo de persona eres? Piensa en tus experiencias pasadas con amigos o compañeros sentimentales: ¿qué te gustaba de ellos? ¿Sus cualidades serían buenas para alguien que quiera tener una relación contigo (o viceversa)?
La salvación es un regalo del amor personal de Dios.
La salvación es un regalo del amor personal de Dios hacia nosotros. Viene como resultado de nuestra fe en Jesucristo y su expiación sustitutiva en la cruz. La salvación es iniciada por Dios, no por los humanos. La salvación no puede ganarse mediante buenas obras o esfuerzo propio; debe recibirse como un don gratuito de Dios (Efesios 2:8-9).
La salvación no es sólo para aquellos que nunca han oído hablar de Dios o que viven en partes del mundo donde no hay iglesias o misioneros presentes; es para todos en todas partes (Juan 3:16). El mensaje del Evangelio es universal, ya que Jesús murió por todas las personas, independientemente de su nacionalidad, raza o posición social (2 Corintios 5:14).
No una recompensa por la justicia
El amor de Dios no es una recompensa por la justicia o el mérito. Él te ama porque simplemente lo quiere, y su amor no se puede ganar ni perder. De hecho, el amor de Dios es incondicional: no depende de tu comportamiento de ninguna manera. No se basa en nada que hagas o dejes de hacer, sino en quién es Él (el que todo lo ama). Por eso, podemos confiar en que Dios nos ama hoy tanto como ayer y lo hará mañana, ¡incluso si cambiamos drásticamente nuestro comportamiento!
La salvación es una obra milagrosa de Dios
El amor de Dios es un regalo para nosotros. Es un regalo de amor personal. Dios no nos salva porque seamos justos, sino porque quiere salvarnos y hacernos iguales a Cristo (2 Cor 5:21). La salvación de Dios es obra de su gracia y misericordia, no de nuestra propia justicia. Por lo tanto, no podemos presumir de nuestra salvación porque no se ha ganado con nuestras buenas obras, sino que nos la ha dado Dios como un acto de su gracia gratuita (Ef 2:8-9).
Conclusión
Esperamos que hayas disfrutado de este viaje a través de la creación de una entrada de blog. Es una gran manera de iniciarse en el marketing de contenidos, y es un buen lugar para practicar tus habilidades antes de salir al mundo.
Recuerda que, incluso con todos estos consejos, no hay atajos: se necesita trabajo duro y dedicación (¡y a veces fracasar!) si quieres tener éxito en la creación de contenidos que resuenen con tu audiencia. Pero no dejes que eso te impida intentarlo; después de todo, ninguno de nosotros sabía lo difícil que sería cuando empezamos.
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