Las Armas Del Creyente

Hoy hablaremos sobre las armas del creyente. El creyente necesita tener una armadura que lo proteja del enemigo, el diablo. El diablo anda como león rugiente buscando a quien devore.

  • La armadura de Dios es la palabra de Dios que nos protege (Efesios 6:17), porque los ataques del enemigo son espirituales y la armadura tiene que ser espiritual, porque no se gana con poder humano sino con poder sobrenatural (2 Corintios 10:4).
  • El escudo de la fe nos protege contra las flechas encendidas del diablo (Efesios 6:16). Si estamos desarmados entonces estamos expuestos a todo tipo de tentaciones y caídas; lo mejor es orar al Señor para que nos ayude a fortalecer nuestra fe para derribar todos los obstáculos del maligno, porque Satanás sabe que si no tenemos fe entonces somos presa fácil para sus engaños.
  • Necesitamos usar las sandalias del evangelio (Efesios 6:15), porque hemos sido llamados a llevar salvación al mundo, el cual está perdido sin Cristo Jesús; sin embargo debemos usarlas debidamente, es decir cuando sea necesario predicar el evangelio a personas espiritualmente muertas y preparadas para recibir la buena nueva.

Las armas del creyente

Índice de Contenido
  1. Efesios 6:10-18
  2. Cuidarnos de las tentaciones
  3. El casco de la salvación
  4. La espada del espíritu
  5. La verdad
  6. Las buenas nuevas de salvación
  7. La justicia de Dios
  8. Aprendiendo sobre las armas del creyente
  9. Conclusión

Efesios 6:10-18

10 Porque el mismo que pelea contra el Espíritu no es de Dios; es de este mundo. 11 Porque no conocemos lo que quiere decir eso: guerra contra el Espíritu; 12 pero sabemos que todo lo que está en nuestro poder hacer, según la fuerza que Dios nos da, nos conviene hacerlo.

13 Por tanto, ponemos siempre nuestra confianza en Dios para todo lo que queremos pedir o pedimos a favor de ustedes y por sus intenciones devotas. 14 Pedidle al Señor todos los días por cada una de sus necesidades y por cada una de las personas mencionadas en esta carta; 15 y ayudadles a obedecer las instrucciones dadas por medio del Señor Jesucristo, nuestro Señor eternamente (Efesios 6:10-18).

Cuidarnos de las tentaciones

Las tentaciones son una realidad en la vida de todos los creyentes, pero si somos obedientes a Dios y lo buscamos, Él nos dará poder para resistirlas. ¡Pero no se trata solo de cuidarse! En cualquier momento nuestro cuerpo y mente pueden estar expuestos al mal (Isaías 59:15; Romanos 7:18).

Las cosas que vemos o escuchamos en la televisión y internet; las relaciones personales con familia y amigos; el medio ambiente social… pueden ser fuente informativa sobre problemas que debemos evitar y situaciones peligrosas.

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El Señor desea mantenernos libres de esa influencia que podría desviarnos del sendero recto (Efesios 4:27). Como hijos predilectos, Él nos ama muchísimo más que a nadie en el mundo. Debo confiar en Dios para ayudarme a alejarme de las cosas que me hacen daño (1 Corintios 6:18-20).

Hechas por el Espíritu Santo para ayudarme a discernir entre lo bueno y lo malo (Isaías 30:21), sus palabras iluminan mi camino porque poseen una sabiduría superior al mundianismo humanista (1 Corintios 2:6-16). Debe haber un proceso intelectual detrás del convencimiento personal acerc

El casco de la salvación

El casco de la salvación es el último esfuerzo del creyente para protegerse contra las cosas del mundo, enemigos eternos de la fe y de la paz que se busca. Los hombres, aunque saben que todas estas cosas son superficiales y no tienen valor real, al final se encuentran muy ansiosos por ellas y se desvían de sus metas espirituales. Por tanto, el creyente necesita usar su mente para liberarse del mundo y sus vínculos con él (1 Juan 2:15-17).

La espada del espíritu

La espada del espíritu es la palabra de Dios. El creyente cuenta con el poder y la fuerza que viene de la palabra de Dios, él o ella puede vencer en todos los campos de batalla, a todas las batallas y cualquier problema que tenga en su vida.

El creyente no necesita ninguna otra arma para vencer. No necesita una pistola u otra arma para pelear con Satanás y sus demonios, sino solo tiene que estar preparado para luchar con el poder de Cristo en la palabra de Dios que ha sido dada a nosotros por medio del Espíritu Santo.

La Biblia dice: “Y también vosotros tenéis armas para combatir al frente del maligno” (Efesios 6:13). La Palabra es una espada cortante que sale directamente desde nuestro corazón hacia las personas y las situaciones difíciles en la vida (2 Timoteo 4:16). Una vez que la Palabra se levantó contra él comenzó a ganar sus batallas increíbles y muchas cosas positivas comenzaron a pasarle rápidamente (caminando sobre agua).

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La verdad

El creyente tiene una responsabilidad especial para ser verdadero. La verdad es la clave del evangelismo, de la victoria y de la vida. En el evangelio de Juan (1:14), Jesús dijo: “Yo he venido a que sean vuestra luz; quien cree en Mí no permanecerá en las tinieblas”.

La palabra griega traducida como “verdad” en este versículo significa “la que conduce hacia adelante” (en inglés literalmente significa “la que da la vida”). Como cristianos, debemos ser verdaderos y sinceros con nuestro Dios y con los demás. Les animamos a tomar estas palabras como una declaración personal sobre su propia identidad Cristiana: Yo soy aquél que le da la vida al mundo; ¡soy el Señor!

Las buenas nuevas de salvación

El mensaje de salvación es el mensaje que Dios da a los hombres y mujeres para que puedan entrar a la presencia de Dios. Esto significa que no solo es una parte del plan de Dios, sino que también está relacionado con la revelación que él le dio a Adán y Eva en el Jardín del Edén después de su caída.

En el Jardín del Edén, después del pecado original, Dios dijo: "¡Cómo has cambiado! Me has provocado un gran dolor!" (Gen 3:16). La palabra "provocar" en este pasaje significa lo mismo como cuando se dice "provocar" o ser irritante a alguien (2Sam 16:10). El pecador provoca dolor a los demás porque ataca la dignidad humana y su relación con Dios y con sus semejantes; por lo tanto, no hay manera de reconciliarse entre ellos hasta que se arrepienten

Por lo tanto podemos decir que la buena nueva es la conversión personal y colectiva. Cuando un hombre reconoce su necesidad de ser salvado, él ha escuchado las buenas nuevas ya sea en forma directa o indirectamente mediante testimonio...

La justicia de Dios

Para empezar, la justicia de Dios es la plenitud de la gracia de Dios. Esta palabra a veces se traduce como “justificación” o “justificación por fe”. La justicia de Dios quiere decir que nosotros somos declarados justos ante Él por el sacrificio de Cristo en nuestra lugar.

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Eso significa que podemos vivir tan rectamente como queremos, pero no lo estamos haciendo bien y no tenemos ninguna salida al infierno (sí, existe) si no somos salvados por medio del arrepentimiento y fe en Jesús (Romanos 10:9-10).

La justicia es un regalo tan grande del Señor que nos mantiene sin culpa y limpia de todo pecado, pero esta justicia nunca fue nuestra propiedad hasta que fuimos lavados con agua y sangre (1 Pedro 1:18-19). Es un regalo gratuito para ustedes!

Aprendiendo sobre las armas del creyente

¿Cuáles son las armas del creyente? La respuesta a esta pregunta es clara: el creyente tiene muchas armas. Una de ellas es la justicia de Dios, que el apóstol Pablo menciona en Romanos 1:17 y 9:30. El creyente también porta su casco de salvación (Efesios 6:17).

Esta cabeza protectora no solo está para proteger nuestros oídos sino también para defender nuestra mente contra las fuerzas del maligno (1 Pedro 5:6-9). Finalmente, tenemos la espada del Espíritu (Efesios 6:10-18), que es nuestro único campeón contra los enemigos de nuestro alma. Tenemos muchas más armas como las buenas nuevas de salvación, la verdad, y el cuidarnos de las tentaciones.

Conclusión

Efesios 6:10-18 nos dice como la armadura de Dios nos protege de nuestros enemigos. El casco de la salvación es para protegernos del pecado, y el escudo de la fe esta ahí para apagar los ataques del diablo. Mientras que ponemos estas cosas en nuestros cuerpos espirituales, tenemos una espada que representa el Espíritu Santo y que se llama verdad. También tenemos las buenas nuevas de salvación para compartir con otras personas sobre Jesucristo.

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