La Viuda De Nain - Estudio Bíblico

La Biblia es un libro histórico, pero también es una historia muy humana. Está llena de historias sobre personas reales que vivieron en lugares reales y se enfrentaron a las mismas luchas que nosotros hoy en día.

La Biblia nos traslada a una época de la historia en la que los milagros eran habituales, pero esta historia en concreto no trata de un gran profeta o de un hacedor de milagros. En cambio, se trata de una mujer que experimentó un milagro de primera mano: La viuda de Naín.

Índice de Contenido
  1. Cuando Jesús se acercó a la puerta de la ciudad, sacaban a un muerto.
  2. Este joven era hijo único de su madre, y ella era viuda;
    1. Al verla, Jesús se compadeció de ella y le dijo: "No llores".
  3. Entonces tocó el ataúd, y los hombres que lo llevaban se detuvieron.
  4. La viuda lo miró a los ojos con esperanza y confianza plena en su poder.
  5. Conclusión

Cuando Jesús se acercó a la puerta de la ciudad, sacaban a un muerto.

Cuando Jesús llegó a la puerta de la ciudad, estaban sacando a un muerto. La madre del muerto estaba detrás de él y lloraba con fuerza. Jesús se compadeció de ella y le dijo: "No llores".

Y tocó el ataúd y se abrió, e inmediatamente el muchacho se levantó y empezó a hablar como lo hubiera hecho cualquier otra persona si no hubiera muerto nunca. Esto provocó una gran alegría entre los que vieron cómo se producía este milagro ante sus ojos.

Este joven era hijo único de su madre, y ella era viuda;

Según la historia, este joven era el único hijo de su madre, y ella era viuda. Cuando Jesús llegó a Naín, había una multitud de personas que se habían reunido para verlo pasar. La gente le pedía a gritos que sanara sus cuerpos enfermos.

Querían que alguien devolviera la esperanza y el consuelo a sus vidas; querían a alguien que pudiera cambiar todo para ellos.

La mujer de gran fe escuchó estas súplicas, pero en lugar de querer que Jesús curara a su hijo o le diera algún tipo de alivio -que eran cosas que ella sabía que él no podía hacer-, decidió que tocaría el manto que tocaba el cuerpo de Jesús porque podría traerle la paz (Marcos 5:23).

Al verla, Jesús se compadeció de ella y le dijo: "No llores".

Al verla, Jesús se compadeció de ella y le dijo: "No llores". La viuda de Naín era una mujer que había perdido a su único hijo. Estaba destrozada e inconsolable por la muerte de su único hijo.

Es fácil entender por qué estaba tan afectada; perder a un ser querido siempre es duro, pero cuando ocurre en un momento tan inesperado puede ser devastador. Sin embargo, el dolor de esta madre se vio agravado por el hecho de que las personas que la rodeaban le decían lo que tenía que hacer para superar esta pérdida: "¡Despierta! Tu hijo ha muerto!". En otras palabras: ¡Supéralo!

Jesús consoló a la viuda diciéndole que no llorara -Jesús consoló a la viuda diciéndole que no llorara

Entonces tocó el ataúd, y los hombres que lo llevaban se detuvieron.

Entonces tocó el ataúd y los hombres que lo llevaban se detuvieron. La madre oyó su voz y supo quién era. Corrió a su encuentro, se arrojó a sus pies y lloró sobre ellos. Jesús le dijo: "No llores". Se acercó y tocó el féretro; entonces los hombres que lo llevaban se detuvieron. Le dijo:

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"Joven, a ti te digo: Levántate!"

Luego lo tocó de nuevo y dijo: "¡Levántate ya! Coge tu estera y camina". Y al instante, en ese mismo instante, este muerto se levantó y comenzó a caminar. Los hombres se quedaron asombrados, pero le siguieron hasta el mismo Naín, donde había gente reunida; vieron lo bien que andaba aquel hombre, y todos se quedaron asombrados.

Al tocar el féretro, Cristo demostró que se preocupaba por el cuerpo que había dentro.

La viuda de Naín es una historia de la compasión de Cristo. Él es sanador, maestro, profeta y salvador. En esta historia vemos la compasión de Cristo cuando toca el ataúd del niño muerto y lo resucita. Esto demuestra que, aunque alguien haya muerto, sigue estando en manos de Dios porque puede obrar milagros a través de él siempre que esté dispuesto a tener fe en él.

La viuda lo miró a los ojos con esperanza y confianza plena en su poder.

Cuando la viuda le miró a los ojos con esperanza y plena confianza en su poder, Jesús se conmovió. Sabía que esta mujer había renunciado a la vida. Estaba abrumada por el dolor, y su desesperación era tan profunda que ya no podía encontrar consuelo ni siquiera en el sueño (Marcos 5:38-39).

En un momento de sinceridad, Jesús le dijo "No llores". Se detuvo en seco y se volvió para mirarla mientras pronunciaba estas palabras. Estaba claro que ella necesitaba consuelo, y él quería dárselo.

Jesús tuvo compasión de la viuda. Tocó el féretro y pidió a los que lo llevaban que se detuvieran y esperaran. "Joven", dijo, "te digo: ¡levántate!". Y al instante se sentó y comenzó a hablar".

La viuda le miró a los ojos con esperanza y plena confianza en su poder. Jesús lo tomó de la mano y lo sacó de la tumba.

Conclusión

Esta es una lectura del libro de Lucas, capítulo 7. Es posible que conozcas esta historia, ya que se ha contado en muchos lugares, pero es importante señalar que este pasaje no aparece en ningún otro lugar de las Escrituras. A menudo se incluye como parte de una colección más amplia conocida como:

"Los relatos de la Pasión y la Resurrección".

El tema general es uno que hemos visto antes en nuestros estudios: Jesús cura a alguien que los demás consideraban inútil. En este caso, cura a una mujer que lleva cuatro días muerta.

Cuando se levanta de su ataúd, grita fuertemente (lo que sólo puedo suponer que fue bastante vergonzoso). Después de que Jesús resucite a su hija de la muerte, la gente empieza a murmurar sobre él: ¿qué podría significar que resucite a la gente de entre los muertos?

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