La Presunción Según La Biblia
La presunción es un pecado que se pudiera categorizar como una actitud del corazón. Una persona que presume en su corazón cree que él es más sabio, mejor y más justo que Dios mismo, lo cual es altamente ofensivo a Dios (véase Prov. 21:4; 30:12). La presunción toma la forma de arrogancia (Prov. 27:1; Isa. 5:21), orgullo (2 Crónicas 26:16), soberbia (Salmo 131) y confianza en sí mismo (Jer 9:23-24).
La presunción es menospreciar a Dios con una actitud soberbia.
La presunción es el pecado que consiste en menospreciar a Dios con una actitud soberbia. La Biblia declara que “Dios ama la humildad y odia la presunción” (Proverbios 6:16).
La palabra “presumir” significa “tomar por seguro, hacer alarde de algo o confiarse en alguien porque se tiene confianza en sí mismo y no en Dios”. La Biblia dice: “Presume delante de Jehová y tu tronco te sustentará; butifícate delante de Jehová y Él te defenderá” (Proverbios 18:10).
El salmista dijo: “Enséñame a hacer tus caminos, pues viviré sin apartarme de ellos; enséñame los caminos del bien y guíame por ellos hasta la tumba que has preparado para mí” (Salmo 119:33-34).
La presunción no está en la tierra y no entra al cielo.
La presunción no está en la tierra y no entra al cielo. La Biblia nos dice: “No sean superiores a los demás” (Romanos 12:16). Nosotros como cristianos tenemos una idea de Dios que es mucho más alta que la de los pagano. Debemos tener cuidado con nuestras actitudes y actividades evitando que nos ganen el corazón egocéntrico o soberbia, porque eso adentró por la presunción a las puertas del infierno.
No debemos errar por presunción.
La presunción es un pecado, y como todos los pecados, produce daño. El gran problema de la presunción es que cuando alguien se cree mejor que los demás y decide qué es lo correcto y lo incorrecto sin consultar a Dios, está cometiendo un error fatal. La Biblia nos enseña que no debemos errar por presunción (Proverbios 2:1-5).
La presunción también es una forma de soberbia; cuando usted cree que sabe más sobre algo o está más cercano a Dios que los demás simplemente porque lo cree, sin importar sus acciones o palabra.
Un ejemplo claro de este tipo de orgullo es Jóséh (Génesis 37:3-11), quien pensó seriamente en matar a su hermanastro Benjamín para obtener su parte del negocio familiar y así poder vivir en riqueza y grandeza totalmente solo y sin necesidad de nadie.
Pero después se arrepintió profundamente llorando amargamente sobre la perdida del agradable acuerdo familiar con sus propios hermanos (Génesis 44), haciendo el sacrificio supremo al ofrecer su vida por ellos (Génesis 44:32).
La presunción no ayuda, sino que perjudica.
La presunción es un pecado. La presunción es una actitud soberbia: “Yo soy mejor que tú”; “Yo soy más santo que tú”; “¿Qué se ha hecho de bueno en este mundo? Yo lo he hecho” (Juan 9:41). La Biblia nos dice: “El orgulloso no prosperará en su camino, pero el humilde salirá adelante” (Proverbios 11:2) y “El que considera a los demás como basura, será llamado honorable por los justos” (Salmo 119:21).
La presunción es un error al rechazar la verdad bíblica sobre la naturaleza humana y la manera como Dios nos ha creado y formado. La biblia dice a los creyentes que somos pecadores y necesitamos a Jesucristo para salvarnos de nuestros pecados y cumplir con la voluntad de Dios.
El libro del Eclesiastés hace esta declaración clara sobre el hombre natural: “Se encuentra fuera de él mismo; cada uno vive para sí mismo…Cada uno busca su propio interés…Nadie puede servir al mismo tiempo dos amos…En vanidad pasan sus días soñando sueños vanidosos…Yo dije en mi corazón: ¿Qué haré ahora?
Sean humildes
La presunción es menospreciar a Dios con una actitud soberbia. Cuando el hombre se arroja al suelo y jura soberanamente que no puede levantarse, está diciendo que no necesita la gracia de Dios para levantarse. Su mente está errada al pensar que él mismo puede hacerlo sin ayuda y sin las manos de Dios. La presunción no está en la tierra y no entra en el cielo (Efesios 2:6), por lo tanto no debemos errar por presunción.
Conclusión
La presunción es una actitud de soberbia en la que olvidamos la grandeza de Dios y creemos que podemos hacerlo todo por nosotros mismos. La falta de humildad para reconocer la bondad y grandeza del Señor nos lleva a pecados como el orgullo, la arrogancia, el desprecio de los demás, etc. La Biblia nos enseña que debemos humillarnos ante Dios y nuestros semejantes, porque Él es quien da lo bueno y no somos nada sin Él.
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