Estudio Bíblico De Juan 9

La historia del ciego es conocida, pero siempre vale la pena volver a ella. Aunque te sepas este pasaje de memoria, léelo de nuevo en su contexto. Verás cómo las palabras y acciones de Jesús transforman su vida y la de los que le rodean.

Índice de Contenido
  1. Juan 9:1-3 - La perspectiva de Jesús
    1. La respuesta de Jesús a los discípulos (9:4)
  2. ¿Quién es más ciego?
    1. La respuesta de los discípulos (9:12-13)
    2. La respuesta de los discípulos (9:12-13) El desafío a los fariseos y su respuesta (9:18-34)
  3. Conclusión:

Juan 9:1-3 - La perspectiva de Jesús

Jesús ve al ciego como un niño, que acaba de creer en Él. Su fe es todavía débil y necesita ser instruido en la palabra de Dios. Jesús también comprende que este hombre se enfrentará a muchos obstáculos en su camino hacia la salvación, pero sabe que lo guiará a lo largo del mismo.

Jesús ve a los fariseos como hipócritas que sólo se preocupan por el beneficio personal, no por servir a Dios ni por ayudar a los demás. No creen en su mensaje ni han hecho nunca nada significativo por sus semejantes porque están demasiado centrados en sí mismos y en lo que pueden obtener de la vida en lugar de dar a los demás como hizo Jesús durante su estancia en la tierra.

Jesús ve a Pedro y a sus discípulos como aprendices inexpertos que necesitan ser guiados en todo momento para no cometer errores al intentar cosas nuevas (como curar a alguien).

La respuesta de Jesús a los discípulos (9:4)

En respuesta a la pregunta de los discípulos sobre cómo obtener la vista espiritual, Jesús dice que el hombre debe nacer de nuevo. En otras palabras, debe recibir el perdón de sus pecados y creer que Dios es lo suficientemente real y poderoso como para sacarlo de la ceguera si quiere que vuelva a ver (vss 4-5).

La respuesta de Jesús es coherente con lo que ya había dicho sobre la fe en los versículos 18-25.

Allí estaba claro que la fe no tenía nada que ver con su capacidad o voluntad de ver; no era su vista física, sino su condición espiritual la que les impedía entender quién era Jesús en realidad: El Hijo de Dios que vino al mundo para que pudiéramos tener vida eterna a través de Él (Juan 3:16).

¿Quién es más ciego?

En esta sección, usted aprenderá sobre los fariseos y su ceguera. Ellos no son los únicos que tienen ceguera espiritual: ¡todos la tenemos! Esto se debe a que todos somos pecadores por naturaleza, pero Jesucristo es nuestro Salvador. Él bajó del cielo, murió por nosotros y resucitó para que pudiéramos recibir el perdón y la vida eterna a través de Él.

La respuesta de los discípulos (9:12-13)

Los discípulos tenían miedo. No sabían cómo responder. Y esto es comprensible porque tenían miedo de lo que pasaría si se lo decían a Jesús: tendrían problemas con los fariseos y con los propios seguidores de Jesús.

Sin embargo, su respuesta no fue lo suficientemente buena para Jesús. Les dijo que su fe se había enfriado y que si seguían actuando así, su luz se apagaría (v14).

La respuesta de los discípulos (9:12-13) El desafío a los fariseos y su respuesta (9:18-34)

En Juan 9:4, Jesús responde a la pregunta de los discípulos diciendo que el ciego de nacimiento era más afortunado que los que podían ver. Los fariseos cuestionan esta respuesta y exigen pruebas de la afirmación de Jesús.

En Juan 9:12-13, los discípulos responden a la pregunta de su rabino diciendo que sólo Dios puede dar la vista a un ciego. Este es un ejemplo de fe en acción; ilustra cómo Dios actúa a través de las personas a pesar de sus limitaciones en la tierra.

En el versículo 18, sin embargo, vemos lo insensata que puede ser esta fe en acción cuando va unida a la ignorancia sobre los caminos de Dios en nuestras vidas; ¡uno debe entender quién es antes de proclamar que cree en él!

Conclusión:

Este pasaje tiene mucho que decir sobre quién es Jesús y lo que puede hacer, pero también nos muestra cómo nuestra ceguera afecta a nuestras relaciones con los demás. Jesús puede ayudarnos a ver las cosas como realmente son, y puede ayudarnos a verlas como deberían ser, pero tenemos que pedirle ese don.

Es fácil que nos quedemos ciegos de una manera u otra -ya sea por el pecado, la ignorancia o el orgullo- y por eso necesitamos algo más que la vista: necesitamos la vista espiritual (1 Juan 1:9).

Como cristianos que conocen a Jesucristo como Señor y Salvador, debemos esforzarnos por superar cualquier ceguera que nos impida ver a Dios con claridad a través de su Palabra y su Espíritu.

Recibir los beneficios completos de la vista espiritual de Dios a través de la fe en Jesucristo es un verdadero regalo.

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