Entiendo Nuestro Llamado. Predicación
El sermón de hoy se titula “Entendiendo nuestro llamado”. La predicación es una vocación. Es la comunicación de la verdad divina por un ministro llamado y ordenado a una congregación u otro grupo de oyentes.
"¿Y cómo predicarán si no son enviados? Como está escrito: "¡Qué hermosos son los pies de los que anuncian el evangelio de la paz, que traen buenas noticias! Pero no todos han obedecido al evangelio.
Porque Isaías dice: "Señor, ¿quién ha creído en nuestro anuncio? Así que la fe viene por el oír, y el oír por la palabra de Dios. Pero yo digo: ¿No han oído? Sí, su sonido ha llegado a toda la tierra, y sus palabras a los confines del mundo" (Romanos 10:15-18).
- La predicación es nuestro llamado
- El propósito principal de la predicación es llevar a las personas a Cristo y madurarlas en la fe.
- La Biblia es siempre el fundamento del mensaje del predicador.
- La predicación debe ser entendida por la audiencia y debe aplicar la verdad bíblica a sus necesidades.
- La predicación eficaz implica tres movimientos
- La buena predicación tiene profundidad teológica, atractivo emocional y aplicación práctica.
- La necesidad de salvación del pecador siempre está en juego
- Conclusión
La predicación es nuestro llamado
La predicación es la comunicación de la verdad divina por un ministro llamado y ordenado a una congregación u otro grupo de oyentes. Es una tarea designada por Dios, realizada bajo la autoridad de Dios.
Creemos que la predicación debe hacerse con la preparación apropiada, incluyendo el estudio diligente de las Escrituras y otras fuentes de sabiduría; debe hacerse de acuerdo con los principios de las Escrituras; debe ser entregada de tal manera que fomente la edificación, la exhortación, el consuelo y la motivación para una vida santa entre el pueblo de Dios; debe ser relevante para el mundo de hoy; y debe tener un significado eterno.
El propósito principal de la predicación es llevar a las personas a Cristo y madurarlas en la fe.
El objetivo principal de la predicación es llevar a las personas a Cristo y madurarlas en la fe. El predicador es un ministro del evangelio y tiene el deber de proclamar fielmente la Palabra de Dios. El predicador debe ser fiel y preciso en su comunicación de la verdad divina. Si los oyentes no reciben todo el consejo de Dios, no podrán crecer espiritualmente ni estar preparados para la vida cristiana.
La Biblia es siempre el fundamento del mensaje del predicador.
La Biblia es siempre el fundamento del mensaje del predicador, pero su preparación debe incluir una cuidadosa atención a las necesidades e intereses de la audiencia particular. Un texto puede ser apropiado para una congregación pero no para otra. El predicador debe conocer su Biblia tan bien que pueda explicarla de tal manera que la gente la entienda y se convenza de ella.
El predicador también debe reconocer que ha sido llamado por Dios para predicar sólo mientras tenga algo útil que decir; cuando esto deja de ser cierto, ya no hay razón para que continúe su ministerio. Lo mismo ocurre con los oradores en otros momentos: hablan sólo porque tienen algo útil o interesante que decir.
La predicación debe ser entendida por la audiencia y debe aplicar la verdad bíblica a sus necesidades.
Debe comprender la intención de la predicación y el público al que se dirige. También debe ser capaz de hacer que el tema sea relevante para su audiencia. El propósito de la predicación no es sólo informar, sino también enseñar, exhortar y corregir. Los siguientes consejos le ayudarán a ser más eficaz al pronunciar su sermón:
- Estudie el tema a fondo antes de empezar el sermón, de modo que comprenda bien lo que hay que tratar en él.
- Asegúrese de que el mensaje aborda un área en la que la gente necesita ayuda o guía en sus vidas en este momento (es decir, debe ser aplicable). Asegúrese de que no sea demasiado general y vago para que la gente no sepa cómo aplicarlo a sus propias vidas.
La predicación eficaz implica tres movimientos
Una predicación eficaz implica tres movimientos: del texto al sermón (exégesis), del sermón al oyente (homilética) y del oyente a Dios (aplicación). En este sentido, la predicación es un diálogo en el que participan cuatro personas: Dios, el predicador, el oyente y el Espíritu. Es importante recordar que la predicación es un proceso de exégesis, homilética y aplicación.
La homilética se refiere al arte de la predicación; incluye la preparación previa a los sermones, como el estudio de las Escrituras y la preparación de esquemas o temas. El objetivo de aplicar los principios bíblicos mediante una aplicación eficaz no es simplemente la comprensión intelectual, sino también la transformación de la vida mediante el arrepentimiento, es decir, apartarse de los patrones pecaminosos porque hemos sido convencidos por la Palabra de Dios.
La buena predicación tiene profundidad teológica, atractivo emocional y aplicación práctica.
La buena predicación tiene profundidad teológica, atractivo emocional y aplicación práctica. La profundidad teológica es la base de la predicación. Si usted no tiene una comprensión sólida de su tema, será difícil mantener a su audiencia comprometida con lo que está diciendo.
Los buenos predicadores también deben utilizar un lenguaje bíblico que conecte con las personas a las que hablan (Gálatas 4:18). Saben cómo usar su voz para expresar emociones cuando es apropiado (1 Timoteo 4:12) y entienden cómo involucrar a su audiencia con preguntas o historias que los hagan pensar críticamente sobre sus propias vidas (Hechos 17:22-23).
La necesidad de salvación del pecador siempre está en juego
Si usted es un predicador, es importante conocer su vocación. La necesidad de salvación del pecador siempre está en juego en una predicación eficaz. Todas las áreas de la vida están abiertas a la instrucción bíblica y la Biblia es el fundamento del mensaje del predicador. La predicación debe ser entendida por la audiencia y debe aplicar la verdad bíblica a sus necesidades para que respondan adecuadamente.
La predicación puede ser difícil porque vivimos en una época en la que la gente no quiere arrepentirse ni cambiar sus costumbres; sin embargo, nuestra vocación como cristianos y predicadores sigue siendo clara: somos llamados por Dios a predicar su Palabra para que los pecadores se acerquen a Él en arrepentimiento y fe (Mateo 28:18-20).
Conclusión
En nuestra opinión, la predicación es una parte necesaria del culto cristiano, así como una vocación ordenada por Dios mismo. Creemos que este ministerio es la forma más eficaz de presentar la Palabra de Dios a las personas que la necesitan. La Biblia es nuestra principal fuente para este trabajo y creemos que debe ser tratada con reverencia, cuidado y respeto.
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