Diligencia y puntualidad según la biblia - Qué significa esto para la vida de un cristiano

La Diligencia y Puntualidad son principios que todo cristiano debe tener presente en su diario vivir y no solo cuando asiste a un templo y sirve, ya que nuestro testimonio es nuestra mejor prédica. Al respecto la biblia nos dice lo siguiente: “¿Has visto a alguien diligente en su trabajo? Se codeará con reyes, y nunca será un Don Nadie” (Proverbios 22:29)

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En este pasaje la biblia nos habla acerca de la importancia de mostrarnos siempre prestos a hacer nuestro trabajo bien, a esforzarnos en todo lo que hagamos. De esta manera siempre estaremos rodeados de personas que nos edifiquen y que tengan los mismos principios que nosotros.

Índice de Contenido
  1. La Diligencia y puntualidad – Qué significa esto para la vida de un cristiano
  2. El Señor es un Dios diligente y puntual
  3. Por qué la diligencia y puntualidad son importantes para servir al Señor
  4. De qué manera puede afectar la falta de diligencia y puntualidad en la vida de un creyente
  5. Qué dice la biblia acerca de la diligencia y puntualidad

La Diligencia y puntualidad – Qué significa esto para la vida de un cristiano

Tanto el término diligencia como el de puntualidad están relacionadas entre sí, y se refieren a la cualidad que se tiene para cumplir una asignación determinada de la mejor manera posible. Es una virtud que se caracteriza por hacer las cosas bien hechas. Donde existe un esfuerzo, una dedicación porque se quiere tener un resultado óptimo conforme a lo deseado.

En el plano espiritual, la biblia nos demanda de que todo lo que hagamos, lo hagamos como para el Señor, ya que si él no está presente en lo que hacemos, es vano. Esto lo podemos apreciar en el siguiente pasaje:

“Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís” (Colosenses 3:23-24)

Ser diligentes y puntuales en el mundo secular es bueno y da buen testimonio de nuestros principios y educación pero si no tenemos a Cristo, todo es vanidad.

En este sentido, podemos encontrar culturas donde el tiempo no es algo importante. En la cultura latinoamericana, por lo general la impuntualidad es una constante y no se ve como algo malo, ya que forma parte ya de una cultura, que en lo personal puede ser considerada como un mal hábito.

Por otra parte, existen culturas donde la impuntualidad es una falta de respeto, ya que el tiempo es valioso. Esto es una variante a nivel secular. Pero si hablamos en términos cristianos, debemos ser diligentes y puntuales en todo lo que hagamos, porque todo lo que tenemos es gracias al Señor.

En la medida en que internalizamos esto, podemos mejorar los malos hábitos y procurar hacer las cosas con amor, dedicación y esfuerzos y hacerlas todas como para Dios, porque su misericordia la podemos ver en nuestra vida diariamente.

Ciertamente no somos perfectos y tenemos debilidades y fallas, pero con la ayuda del Espíritu Santo podremos hacer las cosas bien y dar testimonio de lo que Dios puede obrar en todos los ámbitos de nuestra vida, de nuestro hogar, proyectos, y trabajos.

En este sentido, la diligencia y la puntualidad son dos cualidades y virtudes que debemos tener presente a la hora de asumir responsabilidades, porque da testimonio de lo que Dios ha hecho en tu vida y glorifica el nombre del Señor.

Cuando somos puntuales y diligentes, manifestamos nuestra personalidad, nuestro carácter, eficacia y orden, ya que cuando vivimos enfocados en estos dos valores entonces seremos merecedores de las recompensas obtenidas porque nos hemos ganado la confianza.

Como hijos de Dios, debemos esforzarnos y pedirle la ayuda a él para que nos dirija. Pero nosotros también tenemos que tomar la decisión de cambiar, de mejorar y de hacer las cosas correctas.

El Señor es un Dios diligente y puntual

La razón fundamental por la cual debemos ser diligentes y puntuales, es porque debemos ser imitadores del Señor, ya que fuimos creados conforme a su imagen y semejanza. Al respecto la palabra nos señala lo siguiente: en el libro de Efesios 5:1. “Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados”.

De esta manera, Dios es nuestro mayor ejemplo a seguir y cuando envió a su Hijo a este mundo nos demostró lo que es ser diligentes y puntuales en la obra de Dios, porque Jesús nos enseñó la importancia de estar al servicio de  Nuestro Padre Celestial.

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De igual forma en la palabra podemos encontrar diferentes ejemplos de la forma en la que Dios obró de forma puntual y diligente, siempre exhortándonos a ser imitadores de él. En el caso de Noé, podemos apreciar como Dios le da las indicaciones para que construyera un arca, y este personaje obedecía de forma eficiente el mandato del Señor: “Haz para ti un arca de madera de árbol resinoso” (Génesis 6:14).

De esta forma, el Señor le estaba dando instrucciones precisas a Noé y cuando se cumplió el tiempo para que entrara en ella, el Señor le dijo lo siguiente: “Dentro de solo siete días más voy a hacer que llueva sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches; y ciertamente borraré de sobre la superficie del suelo toda cosa existente que he hecho” (Génesis 7:4).

Y el Señor cumplió su palabra, fue diligente y puntual y esto sucedió tal como lo había descrito: “A los siete días resultó que las aguas del diluvio vinieron sobre la tierra” (Génesis 7:10). Sin embargo, Noé también tuvo que ser diligente para cumplir a cabalidad todo lo que el Señor le había demandado. De esta forma se mostró diligente como el Señor, a quien él le sirve.

Asimismo, encontramos el ejemplo de Abraham a quien Dios le afirmó que tendría un hijo por medio del cual vendría la Descendencia prometida, tal como se puede apreciar en el siguiente pasaje: “Sara quedó encinta y entonces le dio a luz un hijo (llamado Isaac) a Abraham, en la vejez de él, al tiempo señalado del cual le había hablado Dios” (Génesis 17:21; 21:2)

En este sentido, en las Sagradas Escrituras podemos encontrar diferentes ejemplos de la puntualidad de Dios, por lo cual debemos escudriñar la palabra para conocer la forma diligente y puntual en la que obra Dios.

Nuestra naturaleza humana nos puede hacer pensar que Dios tarda en cumplir las peticiones de nuestro corazón, pero tal como se expresa en el libro de Habacuc 2:3  “Aunque la visión tardará aún por un tiempo, mas se apresura hacia el fin, y no mentirá; aunque tardare, espéralo, porque sin duda vendrá, no tardará”.

Por esta razón es importante conocer la palabra y comprender la manera en la que trabaja nuestro Señor para cumplir su propósito en nuestra vida porque su tiempo es diferente al de nosotros y a veces no entendemos muchas de las cosas que nos acontece, pero para los que aman a Dios todo le ayuda a bien y en su tiempo él nos dará la recompensa y seremos victoriosos.

Por qué la diligencia y puntualidad son importantes para servir al Señor

Tal como se expresó anteriormente, la diligencia y puntualidad es una virtud que debemos poner en práctica si queremos seguir el ejemplo del Señor y actuar conforme a su voluntad, la cual es perfecta.

Estás preparado para partir a la eternidad
Estás preparado para partir a la eternidad

De igual forma debemos entender que cuando se habla de puntualidad no se refiere a nuestra puntualidad sino que todo se basa en el tiempo del Señor. Dios es soberano y actuará conforme a su voluntad, y no según la nuestra.

Así que el tiempo de Dios no es nuestro tiempo. Por lo cual cuando vamos a emprender una tarea debemos hacerla de la mejor manera, porque en su tiempo, Dios nos dará la recompensa. Sin embargo, la mayor recompensa es la salvación y eso debe bastarnos para querer servirle, adorarle y agradarle.

En la biblia encontramos además las costumbres de los israelitas, donde celebraban las fiestas periódicas de Jehová y los varones debían estar puntuales en el lugar designado, tal como lo podemos ver en el libro de Levítico 23: 2-4

“Estas son las fiestas solemnes de Jehová, las convocaciones santas, a las cuales convocaréis en sus tiempos: En el mes primero, a los catorce del mes, entre las dos tardes, pascua es de Jehová. Y a los quince días de este mes es la fiesta solemne de los panes sin levadura a Jehová; siete días comeréis panes sin levadura”

En este orden de ideas, el Señor estableció las horas en las que se deben realizar en el libro de Éxodo29:38 “Esto es lo que ofrecerás sobre el altar: dos corderos de un año cada día, continuamente” Así que el Señor desea que sus siervos le sirvan con diligencia y puntualidad, ya que Dios es un Dios de orden y demanda esfuerzo de parte de sus hijos.

En el primer siglo, el apóstol Pablo enseñó a los cristianos de Corinto cómo debían hacer sus reuniones, y por eso dio las siguientes indicaciones:  “Que todas las cosas se efectúen decentemente y por arreglo” (1 Corintios 14:40).

Así que las reuniones debían iniciar a una hora fija, y este punto de vista con respecto a lo que significa la diligencia y puntualidad, sigue siendo el mismo, tal como lo expresa el libro de Malaquías 3:6 “Porque yo Jehová no cambio; por esto, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos”.

De esta forma que si nosotros somos hijos de Dios debemos seguir su ejemplo y servirle de corazón, ser diligentes y puntuales en todo momento, sobre todo en el ministerio que Dios nos ha otorgado, ya que el propósito de Dios en nuestra vida debe valorarse.

De qué manera puede afectar la falta de diligencia y puntualidad en la vida de un creyente

La falta de puntualidad y diligencia nos revela que existe una desmotivación y esto puede afectar significativamente la vida de un creyente en los diferentes ámbitos de su vida, ya que cuando esto ocurre, no logramos concretar las metas que nos hemos trazado, no logramos avanzar espiritualmente y estamos atados a la irresponsabilidad.

Como hijos de Dios debemos seguir el ejemplo de Cristo y avanzar en pos de nuestro crecimiento personal y espiritual. El testimonio manifiesta la presencia del Espíritu Santo y nos hace mantener el nombre del Señor en alto porque con nuestras acciones estamos demostrando lo que Dios puede hacer en nuestra vida.

Muchas veces pensamos que solo basta con orar, leer la palabra e ir a la iglesia pero la palabra nos demanda a obrar, a accionar, porque la fe sin obras no prevalece, tal como lo podemos encontrar en el siguiente :

"Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día,  y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha? Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma" (Santiago 2:14-17)

En este sentido, los Ministros tienen una gran responsabilidad de formar al rebaño para que pongan en práctica el evangelio de Cristo, ya que Jesús nos enseña con su accionar lo que debemos hacer en este mundo, el propósito que debemos emprender.

Nadie fue más diligente y puntual que Jesús, quien durante su Ministerio de amor y misericordia le dedicó su vida por completo, regalándonos la salvación y la vida eterna.

Qué dice la biblia acerca de la diligencia y puntualidad

La Biblia no enseña pasajes que están relacionados con la puntualidad. Uno lo podemos encontrar en 1 Corintios 14:40, donde leemos: “Que todas las cosas se efectúen decentemente y por arreglo”, es decir, de manera ordenada, correcta, tal como Jesús lo hizo cuando estuvo en esta tierra, llevando el mensaje de la salvación con diligencia, sanando, liberando, exhortando al pueblo, dando un vivo ejemplo de lo que debemos hacer nosotros, llevando a cabo la obra de nuestro Padre con puntualidad y diligencia, dejando a un lado la pereza y apatía.

Por otro lado, la palabra de Dios nos señala que Dios tiene el control de todas las cosas, que él es soberano y que su tiempo es perfecto. Por lo cual, no se trata de estar afanados, se trata de dejarnos guiar por el Espíritu Santo para que podamos llevar a cabo todas las cosas de la mejor manera, siendo diligentes y puntuales y comprendiendo que el tiempo le pertenece solo a Dios. El siguiente pasaje de la palabra nos dice: “Para todo hay un tiempo señalado, aun un tiempo para todo asunto bajo los cielos” (Eclesiastés 3:1).

Si revisamos el contexto de esta cita, la palabra nos exhorta a esperar en Dios. Aquí se expresa que existe un tiempo para plantar pero también hay un tiempo para desarraigar, tal como lo dice el libro de Eclesiastés 3:2 donde se menciona que el agricultor siembra en el tiempo justo para que la cosecha sea productiva y nos del fruto deseado: "Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado"

De igual forma en la Biblia podemos apreciar que cuando somos diligentes y puntuales, estamos respetando a los demás y valorando su tiempo. Al respecto el libro de Filipenses 2:3, 4 nos señala lo siguiente: “No vigilando con interés personal solo sus propios asuntos, sino también con interés personal los de los demás” (Filipenses 2:4).

En este hermoso pasaje nos habla de dejar a un lado nuestros propios intereses y ponernos siempre en el lugar del otro, valorando también su esfuerzo, dedicación y tiempo.

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