Despierta tu liderazgo para Dios – Qué significa ser un buen líder
Despierta tu liderazgo para Dios y de esta manera se lleva a cabo el propósito que el Señor tiene para ti en esta vida, donde las adversidades quieren desviarte del camino correcto a seguir. Como creyente e hijo de Dios debes saber cuál es tu objetivo principal para de esta manera emprender la labor que se te ha encomendado.
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- Despierta tu liderazgo para Dios – Qué significa ser un buen líder
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Cualidades de un buen líder
- 1.- Debe ser confiable
- 2.- Saben escuchar
- 3.- No juzgan
- 4.- Delegan
- 5.- Motivan a avanzar
- 6.- Entienden siempre a las personas
- 7.- Aprenden
- 8.- Planifican con anticipación
- 9.- Establecen objetivos para ellos mismos
- 10.- No manipula
- 11.- Valora, apoya y valora las ideas de los demás y sus capacidades
- 12.- Organiza y fomenta la participación
Despierta tu liderazgo para Dios – Qué significa ser un buen líder
Cuando se habla de elegir un líder, debemos hacerlo con honestidad y saber que no se trata de una decisión que se toma a la ligera, ya que el liderazgo requiere compromiso y responsabilidad moral en pro del fortalecimiento de la iglesia como el pueblo de Cristo.
En este sentido, un líder conforme al propósito de Dios, debe tener los principios bien establecidos de acuerdo a las Sagradas Escrituras, y que tenga una sana doctrina bien fundamentada. De esta manera, se necesita un líder que no esté pendiente de las opiniones ajenas sino que se deje guiar por la perfecta voluntad de Dios.
Asimismo debe tener claro que el propósito principal dentro de su ministerio, es la expansión del Reino de Dios a través de la proclamación de las buenas nuevas de Dios, del mensaje de salvación, que tiene el poder transformador del Evangelio de Cristo.
Así que un buen líder debe tener claro cuál es su postura frente a la congregación para no caer en dobles discursos y en falsas enseñanzas que traigan confusión, es decir, todo buen líder debe estar firme en la roca, tener conocimientos acerca de las doctrinas fundamentales del cristianismo y saber cuál es su propósito principal en este mundo.
Un buen líder debe reflejar la humildad de Jesucristo y el espíritu de servicio que nos enseña en cada uno de sus evangelios, donde se despojó de su posición de Rey para servir y ayudar al necesitado, libertar al cautivo, dar esperanza al desamparado y sanar al enfermo.
Para poder ejercer un buen liderazgo debemos despojarnos de nosotros mismos, destronarnos y ponernos al servicio de Dios, centrados en la roca que es Jesucristo y estar enfocados en la obra que el Señor nos ha encomendado en esta tierra.
Cualidades de un buen líder
En nuestra vida diaria, podemos encontrarnos con líderes que se dejan arrastrar por sus propios intereses, olvidando su propósito principal de expandir el Reino de Dios. Pierden el enfoque, y la avaricia y ansias de poder se apodera de ellos.
En las Sagradas Escrituras encontramos nuestro líder principal que es Nuestro Señor Jesucristo, que es el modelo por excelencia que debemos seguir a la hora de ejercer un liderazgo. De igual forma también podemos apreciar muchos hombres y mujeres usados por Dios en la biblia como líderes ejemplares, tales como Abraham, José, Moisés, Esther, Josué, Elías, Rut, Pablo, David, entre otros.
En este sentido, tenemos muchos ejemplos bíblicos de personajes que marcaron pauta en la historia, siendo líderes excelentes que hicieron la voluntad de Dios a pesar de las adversidades que tuvieron que atravesar. Por ello es importante conocer algunas de las cualidades que debe tener todo buen líder:
1.- Debe ser confiable
Una de las características que debe tener todo buen líder es ser confiable, de manera que las personas se puedan sentir a gusto y se sientan en confianza para abordar un tema o solucionar un problema determinado que se pueda presentar.
De igual manera, ser confiable tiene que ver con el hecho de ser prudentes a la hora de abordar temas delicados o personales, ya que muchas veces no se respeta la privacidad de las personas y por eso no existe ningún tipo de acercamiento con los líderes por miedo a ser juzgados o señalados.
2.- Saben escuchar
Una de las cosas que más cuesta, es saber escuchar, ya que vivimos en un tiempo donde todos quieren emitir su opinión y tienen la necesidad de ser escuchados, pero pocos saben escuchar y están prestos a interesarse por los problemas de los demás.
Hay que destacar que estas capacidades para escuchar al otro, no se heredan, se deben trabajar para así tener la habilidad de poder ser empáticos, comprender al otro y escuchar sus inquietudes, sugerencias y atender a sus necesidades.
La función principal de un buen líder es hacer la obra de Cristo aquí en la tierra y para ello, se debe escuchar al otro. Cuando Jesús vino a este mundo, nos dejó unas enseñanzas basadas en el amor al prójimo, y para poner en práctica esto, debemos aprender a escuchar.
3.- No juzgan
Un buen líder debe cuidar mucho sus palabras, para evitar juzgar y señalar a los demás. Lo mejor es que siempre esté presto a escuchar las opiniones de los demás y las tomen en cuenta en la medida de lo posible, ya que como líderes se debe aplicar el respeto a las opiniones diversas, siempre y cuando éstas no atenten contra la voluntad de Dios ni los preceptos establecidos en la palabra, claro está.
Jesucristo vino a este mundo a exhortar, no a juzgar despiadadamente porque su misión era salvar a la humanidad de las ataduras del pecado y liberarlos de su esclavitud. En ningún momento quiso señalar a nadie ni mucho menos juzgarlo.
4.- Delegan
Un buen líder debe delegar y no pretender hacer todo el trabajo él solo, ya que la idea es que se tenga un buen equipo de trabajo en función de poner en práctica la obra de Cristo aquí en la tierra.
Muchas veces, el potencial de trabajo de las personas es desperdiciado y no se usa correctamente, porque no se reconocen las habilidades de los demás, lo cual es un error, ya que como iglesia estamos conformados por muchos miembros y casa uno cumple una función importante, tal como se expresa en la palabra:
“Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, aunque son muchos, constituyen un solo cuerpo, así también es Cristo. Pues por un mismo Espíritu todos fuimos bautizados en un solo cuerpo, ya judíos o griegos, ya esclavos o libres, y a todos se nos dio a beber del mismo Espíritu. Porque el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos” (1 Corintios 12: 12-14)
En este sentido, la iglesia constituye un solo cuerpo compuesto por muchos miembros que son igualmente importantes y que cumplen roles diferentes para llevar a cabo el propósito de Dios aquí en la tierra.
Por lo cual debemos valorar la función de cada miembro y no desprestigiar a nadie, ni hacer acepción de personas porque Jesucristo siendo Dios, no la hizo.
5.- Motivan a avanzar
Un buen líder debe proporcionar la motivación de avanzar, de concretar proyectos. Debe tener además una visión positiva de las cosas y entusiasmar a la congregación a que participe. Debe ser carismático, innovador, alegre, con propósitos claros y definidos en función del crecimiento espiritual y personal de la congregación.
De esta forma, la motivación y la creatividad es fundamental para lograr los objetivos y para reforzar la autoestima de los miembros de la iglesia.
6.- Entienden siempre a las personas
La comprensión es una de las características que todo buen líder debe tener a la hora de ejercer un liderazgo dentro de la iglesia. Y deben ocupar el lugar de las personas para escuchar los problemas de la gente desde otra perspectiva y poder ofrecer soluciones, más allá de emitir juicios de valor y juzgar, ya que un buen líder escucha, comprende y busca soluciones.
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Por esta razón, un buen líder debe tener paciencia y actuar con sabiduría que le permita aplicar la empatía y comprender al otro y ofrecerle una mano amiga, más allá de hacerle críticas que muchas veces no resuelven el problema sino que lo acrecientan.
7.- Aprenden
Un buen líder se autoeduca a través de la lectura de la palabra, ya que la única manera de conocer a Dios y comprender sus estatutos es mediante la constante lectura de las Sagradas Escrituras.
De igual forma es importante que tengan la capacidad de intercambiar ideas y respetar las opiniones de los demás, de esta manera se complementan las ideas y se aprende en comunión acerca de las enseñanzas impartidas en la biblia, lo cual es muy positivo para todo líder.
También es importante analizar las acciones y apreciar si se ha actuado de forma correcta, porque muchas veces pensamos que los demás cometen errores y no nos revisamos, por eso es fundamental reconocer nuestras fallas y poder remendar los errores cometidos.
8.- Planifican con anticipación
Todo buen líder tiene un plan determinado para ejecutar. Se prepara para concretar proyectos en función a los beneficios de la congregación. Pero como líder notifica sus expectativas e informa sus planes de forma transparente, sin ocultar nada.
Además de preparar un plan de acción, están enfocados hacia el futuro, anotando ideas y planificando con antelación las acciones que se van a tomar. Esto resulta ser positivo siempre y cuando exista honestidad y organización, ya que para lograr los objetivos planteados, se debe ser un líder organizado, claro, firme y específico en lo que pretende lograr.
9.- Establecen objetivos para ellos mismos
Tal como se dijo anteriormente, un buen líder debe tener un plan de acción, pero además debe tener objetivos bien planteados, donde consideren el invertir tiempo y dinero para llevar a cabo los pertinentes proyectos.
Nada se puede lograr si no se le dedica tiempo y no se invierte dinero para tal fin. Además es importante que todo líder esté bien preparado e invierta en su crecimiento espiritual.
Es importante escudriñar las Escrituras pero también asistir a seminarios, talleres donde se pueda intercambiar ideas y así crecer juntos espiritualmente.
La unión es muy importante, ya que Dios desea que seamos una sola iglesia unida en amor, fraternidad y compañerismo, tal como lo expresa su palabra: “Mirad cuán bueno y cuán agradable es que los hermanos habiten juntos en armonía” (Salmos 133:1)
De esta manera, la palabra nos exhorta a estar juntos en armonía como hermanos, sin división ni egoísmo. En la actualidad tenemos una lucha espiritual muy fuerte, ya que existen diferentes posturas que nos separan como hermanos de la fe. Pero si estamos sobre la roca debemos comprender que debemos estar unidos y evitar toda atmósfera de contienda.
10.- No manipula
En la actualidad existe una tendencia de manipulación que se ha apoderado de los líderes cristianos, quienes se han desviado del propósito y buscan manipular a la congregación para que hagan su voluntad y no la de Dios.
Por eso es importante estar firmes sobre la roca, tener una sana doctrina para saber cuándo se están desviando del verdadero sentido de su liderazgo, ya que muchos pretenden abusar de su autoridad.
Un buen líder no manipula, ni busca ser un controlador, sino que busca actuar en equilibrio sin pasar por encima de nadie ni hacer sentir menos a nadie. Debemos entender que todos formamos parte de un solo cuerpo de Cristo que representa la iglesia de Cristo.
“Somos un solo cuerpo y tenemos un mismo Espíritu; además, hemos sido llamados a una misma esperanza. Sólo hay un Señor, una fe y un bautismo; y tenemos el mismo Dios y Padre, que está sobre todos nosotros. Él actúa por medio de todos nosotros y está en todos nosotros” (Efesios 4:4-6)
De esta manera debemos pensar que todos somos igual de importantes y que cada rol que se desempeñe ejerce una función relevante para llevar a cabo la obra de Dios aquí en la tierra, y ese es el objetivo principal de todo liderazgo.
11.- Valora, apoya y valora las ideas de los demás y sus capacidades
Todo líder busca siempre apoyar a los emprendedores que tienen iniciativas propias y que pueden proponer proyectos provechosos para la congregación y la obra de Cristo.
Un buen líder debe dejar a un lado su egocentrismo y apoyar las ideas innovadoras de los demás en función del crecimiento espiritual y personal de la congregación en general.
12.- Organiza y fomenta la participación
Otro de los aspectos que todo buen líder debe considerar es organizar y fomentar la participación activa de los miembros de la iglesia. Genera un ambiente agradable que estimula al crecimiento personal y espiritual de todos, en pro de llevar a cabo el propósito de Dios, teniendo siempre en cuenta su perfecta voluntad por encima de nuestros propios intereses personales.
En este sentido, para despertar nuestro liderazgo para Dios debemos tener presente que nada podemos hacer sin él y que nuestro propósito principal es la de expandir el Reino del Señor.
También debemos hacer buenas obras que testifiquen que somos buenos hijos de Dios, rescatar las almas perdidas, ayudar al necesitado y buscar siempre el crecimiento personal y espiritual de la congregación, quitando nuestros propios intereses personales, y poniendo en primer lugar al que merece toda la Gloria y toda la honra, a Nuestro Señor Jesucristo.
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