Aprender A Escuchar. Predicación

Hoy hablaremos de cómo aprender a escuchar. ¿Alguna vez has estado hablando con alguien y, de repente, te ha interrumpido con un "¡Eh, eso ya lo he dicho yo!". O tal vez estabas manteniendo una conversación con alguien y te has dado cuenta de que no le estabas escuchando realmente.

Oíste lo que decían, pero tu mente estaba en otra parte y no tenías ni idea de lo que acababan de decir. Esta parece ser la forma normal de comunicarnos en nuestra sociedad, donde todo el mundo está siempre haciendo varias cosas a la vez o pensando en otras cosas mientras intenta mantener conversaciones.

Cuando no escuchamos a los demás, las relaciones se resienten y la gente se siente insatisfecha. La comunicación parece que debería ser fácil, pero la verdad es que la buena comunicación requiere práctica. Aprender a comunicarse empieza por aprender a escuchar con eficacia.

Aprender a escuchar

Índice de Contenido
  1. Escuchar no es oír
  2. La guía del espíritu para la vida
  3. No tenemos que quedarnos fuera
  4.  ¿Cómo escuchamos a dios?
  5. La biblia es nuestro libro de texto para escuchar
  6. La única forma de aprender a escuchar es intentarlo
  7. Conclusión

Escuchar no es oír

Escuchar no es sólo oír. Escuchar es una habilidad que se puede aprender. Es una elección que se hace una y otra vez. Escuchar es fácil cuando escuchas algo que te gusta, pero se requiere un esfuerzo para escuchar cuando las cosas no son tan fáciles de aceptar o entender para nosotros.

Escuchar nos ayuda a conectar con Dios, con nosotros mismos y con otras personas en nuestra vida. Estamos todos juntos en esta tierra y nos necesitamos mutuamente si queremos crear paz en nosotros mismos y en los que nos rodean.

La guía del espíritu para la vida

El Espíritu es la presencia divina de Dios en nosotros. El Espíritu de Dios nos guía hacia la verdad y la justicia. Es el Espíritu el que nos da vida y aliento, por lo que no debemos contristarlo ni apagar su obra en nuestras vidas. Porque si lo hacemos, no podremos escuchar lo que Él tiene que decir, ni podremos recibir ninguno de sus dones o bendiciones.

El Espíritu Santo nos guía hacia las cosas buenas -la verdad es una de ellas- que nos llevarán a la vida eterna con Jesucristo; sin embargo, desde el pecado original del hombre, éste ha sido engañado por el diablo y sus malvados secuaces que se empeñan en desviarlo de su verdadero propósito en la vida.

El verdadero propósito es salvarse a sí mismo aprendiendo a escuchar con atención a través de la contemplación en oración de los textos bíblicos (como los Proverbios de Salomón) hasta que se sienta tan abrumado por sus verdades que decida de nuevo enmendar todas aquellas cosas que le causaron daño antes de volver de nuevo plenamente a Cristo."

No tenemos que quedarnos fuera

Hay un refrán que dice: "La rueda que chirría se lleva la grasa". Esto significa que si quieres que te escuchen y conseguir lo que quieres, tienes que hablar de ello. Pero hay otra cara de la moneda: a veces no conseguimos lo que queremos porque no hemos escuchado lo suficientemente bien como para entender lo que los demás dicen o piden para poder conceder sus deseos.

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Por ejemplo, cuando crecía, mi padre solía decir: "No vamos a salir esta noche porque vamos a quedarnos en casa con nuestra familia". Ahora bien, aunque esto pueda parecer una afirmación obvia a primera vista, lo que realmente quería decir era:

"No vamos a salir esta noche porque no me apetece conducir a ningún otro sitio después del trabajo, pero como todavía necesito algo de mis hijos (su compañía) entonces vamos a quedarnos juntos en casa".

Si nuestros padres hubieran expresado sus intenciones con más claridad. Nos habría ahorrado tiempo y energía para intentar evitar su decisión hasta que finalmente renunciáramos a salirnos con la nuestra.

 ¿Cómo escuchamos a dios?

Podemos convertirnos en buenos oyentes aprendiendo a escuchar a Dios. Lo hacemos a través de la lectura de la Biblia, escuchando la voz de Dios en el mundo que nos rodea, escuchando la voz de Dios en la iglesia y en la comunidad en la que vivimos y, finalmente, escuchando con más atención nuestro propio corazón.

Escucha la palabra de Dios cuando la leas. Piensa en lo que significa para tu vida hoy. ¿Hay algún versículo que te parezca especialmente relevante? Hazte preguntas como éstas ¿Qué me dice este versículo sobre quién es Dios? ¿Qué me dice este versículo sobre mi relación con él? ¿Cómo debo responder?

Escucha mientras rezas o hablas con amigos o familiares que tienen ideas diferentes a las tuyas, especialmente con aquellos que no están de acuerdo con tus creencias en temas importantes como el aborto o la homosexualidad (matrimonio entre personas del mismo sexo).

Esto te ayudará a practicar la apertura de mente incluso cuando alguien no esté de acuerdo con lo que tú crees que es correcto. Y quizá también les ayude a sentirse cómodos compartiendo sus propias opiniones con otra persona.

La biblia es nuestro libro de texto para escuchar

Como texto de escucha, la Biblia nos enseña a escuchar. No es sólo un libro que nos dice qué hacer; es un libro que nos dice cómo hacerlo. La Biblia es a la vez un manual de instrucciones y un espejo, para que podamos vernos a nosotros mismos mientras somos cambiados por Dios a través de su palabra (Santiago 1:22-25). La Biblia nos enseña a escuchar abriendo bien nuestros oídos para que podamos oír lo que Dios dice a cada una de nuestras vidas individualmente (Mateo 13:9-23).

La única forma de aprender a escuchar es intentarlo

Escuchar es una de las habilidades más importantes que podemos poseer. Es una habilidad que nos beneficiará en todas las áreas de nuestra vida, ya sea que estemos escuchando a otra persona o aprendiendo de lo que Dios nos dice a través de las Escrituras.

Para aprender a escuchar bien, es importante que entiendas que hay diferencias entre oír y escuchar. Oír es simplemente ser consciente de los sonidos en su entorno; sin embargo, escuchar requiere algo más que oír algo externo: requiere entender lo que se dijo y reflexionar sobre ello. Escuchar implica prestar atención a los pensamientos de otra persona a medida que se forman en su mente, aunque no los exprese en voz alta (o los escriba).

Se trata de permanecer centrado en el orador sin interrumpir su hilo de pensamiento con tus propias ideas o juicios sobre lo que dice hasta que haya terminado de hablar. La única manera de conseguir este tipo de escucha activa es practicando.

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Conclusión

La única manera de aprender a escuchar es probarlo. No podemos aprender a escuchar la voz de Dios, la voz de la sabiduría o la voz de nuestro propio corazón leyendo un libro. Tenemos que hacer el esfuerzo. Mi oración para ti es que encuentres oídos dispuestos y un corazón bien abierto mientras exploras lo que significa vivir en una armonía tan profunda con tu vida, con tu mundo y con Dios que seas capaz de escuchar."

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