Estudio Bíblico Sobre La Mujer Samaritana

Es un cálido día de verano y necesitas agua. Te paras a preguntar a un transeúnte cómo llegar al pozo más cercano, pero esta persona no sabe exactamente dónde está. Pasa otra persona que tampoco sabe dónde está el pozo y se aleja, dejándote solo.

Cuando te das la vuelta y te alejas, llega otra persona preguntando por el mismo lugar. Esta vez no se trata de una persona cualquiera: ¡es el propio Jesús! Le pregunta si puede compartir un trago con usted, y luego le ayuda a saciar su sed y la suya propia... y ése fue sólo el comienzo de esta hermosa historia entre dos personas que nunca se habrían conocido si no hubiera sido por el plan de Dios todo el tiempo...

Índice de Contenido
  1. La mujer samaritana y el pozo
  2. Una conversación que cambió una vida
  3. Jesús es diferente a los demás
  4. Jesús me ama sin importar mi pasado
  5. ¡Todavía estamos hablando de esto hoy!
  6. Para llevar:

La mujer samaritana y el pozo

La historia de la mujer samaritana y el pozo es la favorita de muchos. No sólo fue la primera vez que Jesús enseñó en una sinagoga, sino que también fue una oportunidad para hablar de la salvación a través de Él.

Cuando piensas en esta historia, ¿qué te viene a la mente? Tal vez te imagines algo parecido a un clip de película en blanco y negro a la antigua usanza. Tal vez te resulte familiar este versículo:

"La mujer le dijo [a Jesús]: Señor, veo que eres profeta. Nuestros padres adoraban en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar" (Juan 4:19-20).

Una conversación que cambió una vida

Jesús era un gran maestro, y también tenía el don de saber escuchar. Sabía decir las palabras adecuadas en el momento oportuno, pero también sabía hacer preguntas que te ayudaran a encontrar tus propias respuestas.

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Piensa en la vida de la mujer samaritana antes de conocer a Jesús: Se había casado cinco veces y ahora tenía un sexto marido que ya no la quería. Sus padres habían muerto; no tenía hermanos ni hermanas; y todas sus amigas se habían ido también porque habían abandonado la ciudad cuando sus maridos murieron también. En otras palabras, esta mujer lo había perdido todo en su vida.

Pero un día llegó Jesús... y en lugar de juzgarla (como todo el mundo), escuchó lo que más necesitaba de él -que era el perdón por todo lo que había pasado en su pasado- y se lo dio gratuitamente sin pedir nada a cambio.

Jesús es diferente a los demás

Quizá te preguntes qué significa que Jesús sea diferente a los demás. Para responder a esa pregunta, primero tienes que entender quién es Jesús. Si quieres ser como Él, entonces necesitas saber lo que realmente es.

Hay cuatro maneras en las que Jesús es diferente de los demás:

  • Es Dios
  • Es el Hijo de Dios
  • Es el Mesías (o Cristo)
  • Es el Hijo del Hombre.

Jesús me ama sin importar mi pasado

La Biblia dice que Jesús te ama, independientemente de tu pasado. La Biblia nos dice que Jesús nos ama. También dice que amamos a Dios y le obedecemos, porque Él nos amó primero.

Si realmente amamos a Dios y le obedecemos, entonces nuestros corazones estarán abiertos a Su Espíritu y Él nos ayudará a entender más claramente lo que Él hizo por nosotros a través de Su Hijo.

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¡Todavía estamos hablando de esto hoy!

Curiosamente, esta historia sigue resonando en la gente hoy en día. ¿Por qué? Porque nos enseña el poder del amor y cómo debemos tratar a los demás.

La samaritana no es judía; es una mujer de otra religión que ha hecho cosas malas en su pasado. También es de una cultura diferente a la de Jesús (él es judío). Él no la juzga por ser mujer o por ser diferente a él, sino que la trata con amabilidad y respeto, aunque al principio no tengan mucho en común.

Esta historia nos muestra lo poderoso que puede ser cuando tendemos la mano a los que nos rodean a pesar de sus diferencias.

Para llevar:

Jesús te ama. Ama a todo el mundo, pero eso no significa que piense lo mismo de las acciones de todos. Jesús no aprueba el pecado, pero lo perdona por su amor a nosotros.

Como creyentes, debemos esforzarnos por vivir nuestras vidas lo mejor posible siguiendo el ejemplo de Jesús y amándonos unos a otros con el mismo amor incondicional con el que él nos amó.

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