Riquezas O Pobreza. Qué Es mejor (Según La Biblia)

Queremos dar una palabra sobre riquezas o pobreza. En lo que respecta a la fe cristiana, hay muchas creencias que se interpretan de forma diferente según las distintas denominaciones. Una de estas creencias es si la riqueza o la pobreza es preferible para los cristianos.

Algunos creen que la pobreza les llevará más cerca de Dios, mientras que otros creen que las riquezas pueden ser utilizadas para el bien si se usan adecuadamente. Es importante recordar que ambas opciones tienen sus pros y sus contras.

Riquezas o pobreza

Índice de Contenido
  1. Pobreza o riqueza
  2. La riqueza no es mala, ya que la riqueza es un medio para bendecir a los demás.
  3. Cuando las riquezas y la riqueza se centran en ellas, acaban por conducir al pecado:
  4. La pobreza no es una bendición
  5. Demasiado dinero es malo para ti, pero no puedes salir adelante sin suficiente dinero.
  6. Con moderación
  7. Conclusión

Pobreza o riqueza

La Biblia nos enseña que la riqueza es una fuente de bendición para los demás y para nosotros mismos, pero no nos enseña a acumular riqueza como un fin en sí mismo. Por el contrario, estamos llamados a utilizar nuestros recursos en beneficio de los demás, especialmente de los pobres.

El evangelio de la prosperidad es una perversión de este principio: si regalas tu dinero, Dios te recompensará con más dinero. Por el contrario, la pobreza se considera una maldición de Dios: si eres pobre, es porque Dios te ha castigado o te ha abandonado.

Este sistema de creencias no refleja la comprensión bíblica de cómo actúa Dios en nuestras vidas; en lugar de ser un juicio sobre el carácter o la posición moral de las personas, la pobreza es sólo un hecho más de la vida y sus desafíos, un hecho que puede superarse utilizando todos los recursos a nuestra disposición (incluida la fe) para superar los obstáculos.

La riqueza no es mala, ya que la riqueza es un medio para bendecir a los demás.

El dinero y la riqueza material traen consigo el poder, lo que conlleva una elección entre servir a Dios o a uno mismo. La riqueza no es mala, ya que la riqueza es un medio para bendecir a los demás. El dinero y la riqueza material traen poder, lo que conlleva una elección entre servir a Dios o servirse a uno mismo.

La riqueza puede llevar al pecado y a la ruina espiritual si uno no busca la sabiduría del Señor para usarla con buenos propósitos. Pero cuando se utiliza correctamente, se usará de manera que edifique a otros en lugar de derribarlos o destruir las cosas de Dios (1 Timoteo 6:17-19).

Cuando las riquezas y la riqueza se centran en ellas, acaban por conducir al pecado:

Deseos desmesurados, idolatría, codicia, etc. Estas cosas pueden llevar a la ruina física y espiritual.

Sabemos por la Biblia que Dios nos ha bendecido con riquezas y bienes, pero también quiere que los usemos sabiamente. Si no tomamos en serio nuestras bendiciones, podríamos acabar perdiendo lo que Dios nos ha dado. Cuando se trata de dinero, hay dos extremos: puede ser utilizado para fines buenos o malos.

Si tienes dinero o posesiones, debes utilizarlos para beneficiar a otros y no a ti mismo. Si tu enfoque principal es ayudar a los demás en lugar de gastar todo tu tiempo en ti mismo y disfrutar de la vida sólo para ti (y no compartir nada con los demás), entonces podrás usar todo lo que Dios te ha dado de una manera que le agrade ayudando a los menos afortunados que tú.

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La pobreza no es una bendición

La pobreza no es una bendición. La pobreza tampoco es un regalo de Dios. Es simplemente el resultado de malas elecciones y de un comportamiento irresponsable. Tus elecciones determinarán si eres rico o pobre, pero también lo harán las decisiones de otros que tienen influencia en tu vida:

  • La decisión de gastar dinero en drogas en lugar de en comida tendrá como resultado la pobreza; puedes llegar a depender de otros para sobrevivir.
  • La decisión de mantener tu trabajo en lugar de volver a la universidad hará que otras personas estén mejor formadas que tú y obtengan mayores ingresos, lo que a la larga se traduce en una mayor riqueza para ellos (y, por tanto, más oportunidades).

Demasiado dinero es malo para ti, pero no puedes salir adelante sin suficiente dinero.

Si alguna vez has visto un episodio de la serie de telerrealidad "My Big Fat Gypsy Wedding" y has sentido una punzada de compasión por las jóvenes que se ven obligadas a casarse con hombres a los que no quieren y que nunca han conocido, entonces has visto de primera mano cómo el dinero puede llevar a relaciones poco saludables. Pero no sólo los que tienen menos dinero sufren problemas de pareja; incluso los ricos tienen sus propios problemas.

Por ejemplo, si tu pareja tiene seguridad económica y tú no, puede sentir que no es necesario trabajar tanto para mantener tu estilo de vida, y esto puede provocar resentimiento en ambas partes. Si quieres que tu relación se desarrolle con alguien que tenga dinero de sobra (y viceversa), asegúrate de que siempre quede espacio en vuestro presupuesto para que ninguno de los dos se sienta presionado a hacer más de lo que quiere o puede permitirse (lo que puede ocurrir si uno de los dos no trabaja).

Con moderación

Puedes ser rico y generoso. También puedes ser empobrecido y codicioso. Todo depende de tu corazón, por lo que el dinero no es lo único en lo que debemos centrarnos cuando hablamos de riqueza.

El carácter de una persona es más importante que su valor neto, pero hay algunas lecciones prácticas que podemos extraer de las Escrituras sobre cómo usar nuestro dinero sabiamente, para que podamos usarlo para ayudar a los demás mientras preservamos nuestra propia seguridad financiera lo mejor que podamos. He aquí tres principios bíblicos para administrar tus finanzas:

  • Usar el dinero con moderación
  • Sea generoso con su tiempo y sus recursos
  • Asegúrate de no gastar en exceso

Conclusión

Esto es sólo una pequeña muestra de lo que la Biblia tiene que decir sobre la riqueza y la pobreza. Esperamos que este artículo le haya dado una idea de lo que significa ser rico según las Escrituras, así como una idea de cómo la riqueza puede afectar a nuestras vidas. También queremos animarle no sólo en su fe, sino también en sus finanzas. Confía en Dios por todo lo que nos ha prometido y recuerda que tenemos todo lo que necesitamos cuando lo tenemos a nuestro lado.

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