Parábola Del Sembrador. Explicación

"La parábola del sembrador es una parábola moderna que ilustra cómo responden las distintas personas al mensaje del Evangelio. Esta parábola, que aparece en tres de los cuatro evangelios, demuestra que nuestra respuesta al evangelio determinará si cosechamos o no sus beneficios.

Índice de Contenido
  1. Parábola del sembrador.
    1. Había un agricultor que salió a sembrar su semilla.
    2. Al decir esto, exclamó: "¡El que tenga oídos para oír, que escuche!".
  2. La palabra de Dios es poderosa y eficaz
  3. ¿Qué significa la parábola del sembrador?
  4. Cómo podemos aplicar la parábola del sembrador en nuestra vida
  5. ¿La parábola del sembrador quiere decir que lo que siembras cosecharás?
  6. Conclusión

Parábola del sembrador.

La parábola del sembrador es una de las más famosas de Jesús. La parábola aparece en los tres evangelios sinópticos (Mateo 13:1-23, Marcos 4:1-20 y Lucas 8:4-15), pero no en el de Juan. El pasaje comienza con una metáfora que compara la palabra de Dios con una semilla que caerá en cuatro tipos diferentes de suelo, cada uno de los cuales representa un determinado tipo de corazón. La parábola concluye con una exhortación a todos los que la escuchan: "El que tenga oídos para oír, que oiga".

Parábola del sembrador

Había un agricultor que salió a sembrar su semilla.

El agricultor salió a sembrar su semilla. Al esparcir la semilla, una parte cayó en el camino y fue pisoteada, y las aves del cielo se la comieron. La semilla que cayó en el camino se echó a perder porque nadie la vio ni pensó en recogerla.

La semilla que cayó entre los espinos creció con ellos y, cuando produjeron fruto, enviaron algunos de sus espinos por delante para que los recogieran otras personas que pasaban por allí más adelante en el tiempo; ¡entonces esas personas metieron sus pies en esos afilados espinos sin darse cuenta de lo que había sucedido antes, cuando caminaban por ese campo sin notar nada raro a su alrededor!

Una parte cayó en lugares rocosos, donde no había mucha tierra. Brotó rápidamente, porque el suelo era poco profundo. Pero cuando salió el sol, las plantas se quemaron y se marchitaron porque no tenían raíz. Siembra lo que oyes y recoge lo que siembras.

Así, podemos ver que algunas de las semillas cayeron en lugares rocosos donde no había mucha tierra. Estas fueron las que se escucharon, pero no las entendieron. Cuando el sol salió y quemó las plantas que no tenían raíces, esto representa cómo aquellos que escuchan la Palabra sin entender serán como aquellos que no tienen un sistema de raíces en sus vidas.

Otra semilla cayó entre espinas, que crecieron y ahogaron las plantas. Otra semilla cayó en tierra buena, donde produjo una cosecha cien veces mayor que la que se había plantado.

Al decir esto, exclamó: "¡El que tenga oídos para oír, que escuche!".

Tal vez te preguntes cómo puede alguien plantar una semilla y no darse cuenta de que cae en lugares rocosos o entre espinas, pero la parábola no trata de la conciencia del agricultor. Se trata de tu propia conciencia.

El mensaje aquí es que cuando cultives tu mente y tu carácter, sabrás qué hacer cuando la adversidad te golpee. Reconocerás la mano de Dios en tu vida, incluso cuando nadie más lo haga, y podrás utilizar esto como una oportunidad para el crecimiento espiritual y la reflexión, en lugar de dejar que destruya toda la esperanza dentro de ti.

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La palabra de Dios es poderosa y eficaz

La palabra de Dios es poderosa y eficaz. La palabra de Dios es la semilla que crecerá en los corazones de los que la escuchan. La palabra de Dios no tiene límites en cuanto a lo que puede cambiar a una persona, pero comienza con la fe en Jesucristo. Si nunca has creído en Jesucristo como tu Salvador, ¡te animo a que lo hagas hoy!

¿Qué significa la parábola del sembrador?

La parábola del sembrador es una historia que Jesús cuenta para ayudar a explicar por qué la gente responde a la palabra de Dios de diferentes maneras. La semilla representa la palabra de Dios y los cuatro ejemplos describen diferentes tipos de tierra: el camino, los pedregales, el terreno espinoso y la buena tierra. Estos son los ejemplos:

  • La semilla que cae en la carretera o el camino es rápidamente pisoteada por la gente que pasa por delante de ella o por los animales que pasan por ella. Esto significa que la palabra no tiene tiempo de echar raíces antes de ser destruida.
  • La semilla que cae en lugares rocosos tiene raíces poco profundas, por lo que cuando no llueve o el tiempo es seco, este tipo de semilla se seca rápidamente, así como las raíces que estaban creciendo (lo que significa que no hay cosecha).

Cómo podemos aplicar la parábola del sembrador en nuestra vida

Por ejemplo, podemos aplicar la parábola del sembrador en nuestra vida sembrando buena semilla. Debemos tener cuidado de mantener nuestros corazones y mentes correctas con Dios. La parábola del sembrador nos enseña que Dios no desperdiciará ningún esfuerzo en nadie que no haya sido preparado por Él para recibir Su Palabra. En esta parábola, Jesús dijo: "El que tenga oídos para oír, que oiga". (Mateo 13:9).

Si quieres que tu corazón y tu mente reciban más de Dios, debes escuchar con atención aquellas cosas que Él quiere que entiendas.

Entender claramente lo que Dios ha dicho es importante porque significa tener una mejor comprensión de lo que Él siente sobre ciertos temas; así que cuando aplicamos este principio en nuestras vidas, nos damos cuenta de que lo que más importa no es si alguien está o no de acuerdo con nosotros, sino más bien si está dispuesto a escuchar con la suficiente atención para que pueda obtener una visión de lo que Dios quiere que haga la próxima vez.

¿La parábola del sembrador quiere decir que lo que siembras cosecharás?

La parábola del sembrador trata de la palabra de Dios y su poder. La semilla (la palabra) cae en diferentes tipos de terreno, pero no importa cuánto esfuerzo o dinero pongas en la siembra de un campo si no riegas o fertilizas lo que fue plantado. Hay que regar la semilla para que crezca. Lo mismo ocurre con las cosas espirituales: no podemos esperar nada de Dios si no se lo pedimos primero.

Conclusión

¿Cómo podemos aplicar la parábola del sembrador en nuestras vidas? Todos deberíamos poder aplicar esta historia a nuestras vidas, porque todos tenemos algo de tierra buena. La pregunta es: ¿está produciendo frutos? Si no es así, ¿por qué no? ¿Qué necesitas cambiar para que estés produciendo fruto espiritual? Estas son preguntas que cada persona tendrá que responder por sí misma.

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