Define Tu Propósito Con Dios

Define tu propósito con Dios. Cuando eres un niño, tienes un propósito. Puede que aún no sepas cuál es, pero el mundo está lleno de oportunidades para descubrir cuál podría ser tu propósito.

Estas oportunidades están listas para ser recogidas y se pueden encontrar en todo tipo de lugares: la escuela, los deportes, la iglesia... Aún así, como adulto es fácil caer en la trampa de no saber cuál es tu propósito o, peor aún, ¡que tal vez no tengas uno! Sin embargo, ¡no tenemos que vivir así!

Tenemos un propósito y podemos descubrirlo acercándonos a Dios para que nos revele su voluntad para nuestras vidas a través de las escrituras y la oración.

Define tu propósito con Dios

Índice de Contenido
  1. Pausa y oración.
  2. Reflexiona sobre lo que tienes que ofrecer.
  3. Pide a los demás que te ayuden a identificar tus dones.
  4. Piensa en tus pasiones.
    1. ¿Qué te gustaría que la gente pensara o dijera cuando te recuerde?
  5. Busca oportunidades para servir.
  6. No tengas miedo a fracasar.
  7. Sirve de todo corazón.
  8. Recuerda que, en todo lo que haces, estás llevando a cabo el plan de Dios para tu vida.
  9. Conclusión

Pausa y oración.

Ahora que has dedicado un tiempo a reflexionar sobre tu vida, vamos a hablar de cómo definir tu propósito. Para empezar, haz una pausa y ora. Pídele a Dios sabiduría y dirección al comenzar este proceso de definir tu propósito.

Mientras oras, pídele ayuda para encontrar la manera de expresar los dones que Él te ha dado en el servicio a los demás, y pídele también la fuerza y el valor necesarios para vivir esos dones cada día. Después de orar, hay dos pasos principales:

  1. Autoexamen (es decir, introspección).
  2. Acción (es decir, hacer algo).

Reflexiona sobre lo que tienes que ofrecer.

Ahora que tienes una mejor comprensión de tu propósito, es el momento de reflexionar sobre lo que tienes que ofrecer. Esta es la parte difícil. Puede ser incómodo pensar en nuestras fortalezas y debilidades, pero debemos hacerlo si vamos a usar nuestros dones para Su gloria. Pregúntate a ti mismo: "¿En qué soy bueno?" Luego pregunta a otros que te conocen bien: "¿En qué crees TÚ que soy bueno?".

Si sus respuestas son diferentes o inciertas, no se preocupe; a continuación, busque oportunidades en las que pueda servir a los demás con sus dones. No tengas miedo de fracasar; simplemente inténtalo una y otra vez hasta que te resulte más fácil con el tiempo. Servir de todo corazón nos ayudará a todos a crecer juntos como cristianos y nos llevará más cerca de Dios (1 Timoteo 4).

Pide a los demás que te ayuden a identificar tus dones.

Cuando consideres el propósito, es una buena idea pedir ayuda a las personas cercanas a ti. Esto puede incluir a tu familia y amigos, pero también a tu pastor o líderes de la iglesia. Ellos pueden tener una perspectiva única sobre lo que Dios te ha estado enseñando a lo largo de los años.

Piensa en tus pasiones.

¿Cuáles son tus pasiones? Hay una razón por la que muchos de nosotros tenemos problemas para definir el propósito. No sabemos qué queremos hacer con nuestras vidas, pero la buena noticia es que no tiene por qué ser así. Al reflexionar sobre lo que nos apasiona, podemos empezar a reconocer si hay un área en la que Dios nos llama a servirle a él y a sus propósitos.

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Mi reflexión personal me ha llevado a creer que mi propósito está estrechamente ligado a mi amor por la escritura y la narración. Esta pasión ha formado parte de mí a lo largo de mi vida, pero sólo recientemente me he dado cuenta de cómo este amor puede ser utilizado para la gloria de Dios y no sólo para la mía.

¿Qué te gustaría que la gente pensara o dijera cuando te recuerde?

Siento que esta respuesta debería ser bastante fácil: "Fue obediente". Cuando obedecemos a Dios -por difícil que parezca a veces- estamos cumpliendo la misión que nos ha encomendado a cada uno. La obediencia no siempre es fácil, así que al buscar la obediencia por encima de todo en nuestras vidas (incluso cuando las cosas no van bien), nos estamos preparando para el éxito no sólo aquí en la tierra, sino también en la eternidad.

Busca oportunidades para servir.

Sirve de todo corazón, y hazlo sin esperar nada a cambio. Servir es entregarse por el bien de los demás y por la gloria de Dios. Aprende a servir sin esperar que te alaben, te den las gracias o te reconozcan los que estás ayudando. Esto requerirá algo de práctica, ¡pero vale la pena!

No tengas miedo a fracasar.

No estás solo si tienes problemas para definir tu propósito con Dios. Muchas personas luchan con esto, yo incluido. Todavía estoy aprendiendo cuál es mi propósito, pero eso no significa que no vaya a suceder.

A veces, cuando pensamos en nuestro propósito, podemos tener miedo de fracasar en el proceso de encontrarlo y entender cómo es para nosotros.

Pero anímate: el fracaso no es el final; es sólo un paso hacia el éxito, siempre y cuando aprendas de tus errores y sigas avanzando con confianza. El fracaso forma parte de la vida, y a veces el fracaso puede conducir a grandes cosas, como el éxito.

Sirve de todo corazón.

La Biblia nos dice que nuestra vida no es nuestra. Pertenecemos a Dios y estamos llamados a servirle de todo corazón en todo lo que hacemos. No tengas miedo de fracasar; no tengas miedo de pedir ayuda; no tengas miedo de pedir consejo. En cada situación, puedes utilizar tus puntos fuertes y débiles como herramientas:

  • Aprovecha tus puntos fuertes preguntándote cómo pueden ayudar a los que te rodean. Por ejemplo, si tienes un talento para el arte o los deportes, esos dones deben utilizarse al servicio de los demás. Si tienes la capacidad de organizar proyectos y llevar un registro de los detalles, entonces tal vez servir en una junta tenga sentido para tu vocación en la vida.
  • Utiliza tus debilidades como oportunidades de crecimiento (y éxito) preguntándote cómo deben mejorar para que ya no obstaculicen tus esfuerzos de servicio.
  • Encontrarás formas creativas de sortear muchos obstáculos si los abordas con una mente abierta en lugar de centrarte en lo que podría salir mal.

Recuerda que, en todo lo que haces, estás llevando a cabo el plan de Dios para tu vida.

Usted es único y está dotado de un propósito específico. La Palabra de Dios dice que fuimos hechos a la imagen de Dios, así que Él tiene un plan increíble para cada uno de nosotros.

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El plan de Dios no es convertirte en otra versión de alguien más; ¡Él quiere convertirte en la mejor versión de ti mismo! Piénsalo: Si Dios es tu Padre, y si te ama tanto como a su propio Hijo, entonces ¿por qué no querría darte lo mejor? Tú eres su regalo del cielo. Y como tu Padre, te dio esta vida que sólo le pertenece a Él, ¡a TI!

Conclusión

Preguntarse cuál es su propósito puede ser una pregunta desalentadora. Pero no te preocupes, estamos aquí para ayudarte. Hemos esbozado algunas de las formas en que puedes responder a esta pregunta, así como algunos consejos sobre cómo averiguar dónde encaja Dios en toda esa búsqueda.

Si quieres descubrir tu propósito en la vida, empieza por hacerte estas tres preguntas: ¿Qué me hace feliz? ¿Quién quiero ser? ¿Cómo quiero que termine la historia de mi vida? Respóndelas con honestidad y diligencia y te encontrarás en el camino hacia la búsqueda de lo que realmente importa.

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