Cosechamos Lo Que Sembramos Y Luego Culpamos A Dios

En el libro del Eclesiastés, encontramos esta escritura: "Cosechamos lo que sembramos". Esto es cierto en muchos aspectos de nuestras vidas. Si plantamos semillas de buenas acciones y pensamientos positivos, entonces nuestra cosecha será abundante. Pero si sembramos semillas de duda, ira o negatividad, entonces eso es lo que saldrá de nosotros.

Cosechamos Lo Que Sembramos Y Luego Culpamos A Dios

Índice de Contenido
  1. Se cosecha lo que se siembra.
  2. Los malvados son como segadores que vuelven sus hoces para segar a los justos.
  3. Y luego culpamos a Dios por la cosecha que hemos plantado.
  4. No podemos alegar que Dios no está con nosotros cuando somos negligentes en nuestra propia vida.
  5. Conclusión

Se cosecha lo que se siembra.

Se cosecha lo que se siembra. Este es un viejo dicho que se ha utilizado a lo largo de la historia y en múltiples culturas. Es un concepto sencillo con el que mucha gente se siente identificada, aunque no entienda del todo la frase o su origen. La idea básica de esta expresión es que recibimos lo que ponemos: lo que hacemos, decimos y pensamos volverá a nosotros en algún momento.

Esta expresión funciona bien para cosas como la jardinería o la agricultura porque puede aplicarse literalmente: La semilla que se plantó se convierte en plantas que producen más semillas que a su vez se convierten en más plantas... y así sucesivamente hasta que hay un campo entero de cultivos. En otras palabras, cualquier esfuerzo que se ponga en algo acabará dando como resultado más de lo mismo (o su equivalente).

Los malvados son como segadores que vuelven sus hoces para segar a los justos.

Las hoces de los malvados son armas malignas. Matan a los que se interponen en su camino. Sé lo que estás pensando. Estás pensando que estoy tratando de ponerme filosófico y predicar. Pero no es así: las primeras líneas de esta sección pretenden distraer un poco de mi punto principal, que es que cosechamos lo que sembramos y luego culpamos a Dios.

No importa cuánto bien intentes hacer en tu vida; si has hecho cosas malas en tu pasado, tarde o temprano el karma te alcanzará y te dará a probar tu propia medicina. Si haces algo malo hoy, por pequeño que parezca en ese momento, entonces eventualmente alguien más hará algo similar para herir o destruir tu vida (y si no tienen acceso a armas como hoces).

Y luego culpamos a Dios por la cosecha que hemos plantado.

La verdad es que Dios no es la causa de tu pecado ni de tu cosecha. Cosechamos lo que sembramos, y somos responsables de cómo resultan nuestras vidas. Tomamos decisiones que llevan a que sucedan cosas buenas en nuestras vidas o cosas malas por la forma en que tratamos a los demás y a nosotros mismos.

Dios nos ha dado el libre albedrío y la capacidad de elegir el bien o el mal; esto significa que Él no puede ser responsable de nuestras elecciones porque no serían libres si Él las hiciera por nosotros. Si una persona fuera forzada a hacer algo en contra de su voluntad, entonces no se consideraría una elección -sólo sería un acto llevado a cabo por las manos de otra persona.

Cuando Dios creó a Adán y Eva en Génesis 1:26-27 les dio dos opciones: obedecerle (adorándole) o desobedecerle (comiendo del Árbol). Ellos eligieron lo que era mejor para ellos mismos en lugar de elegir la voluntad de Dios sobre la suya, lo que llevó a consecuencias desastrosas para la humanidad: ¡la muerte!

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No podemos alegar que Dios no está con nosotros cuando somos negligentes en nuestra propia vida.

Dios nunca nos impedirá cosechar lo que hemos sembrado. Cuanto más tiempo dediquemos a la oración y a la lectura de la Palabra, más probable será que Dios guíe nuestros pasos y nos dé sabiduría en todas nuestras decisiones.

Conclusión

Al final, cosechamos lo que sembramos. Los malvados son como los segadores que giran sus hoces para segar a los justos. Las hoces de los malvados son armas malignas. Matan a los que se interponen en su camino. Y luego culpamos a Dios por la cosecha que hemos sembrado. No podemos alegar que Dios no está con nosotros cuando somos negligentes en nuestra propia vida, porque él nunca nos impedirá cosechar lo que hemos sembrado".

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