Cómo Hacer Un Inventario De Nuestras Vidas Para Cristo

¿Alguna vez has ido de viaje y te has dado cuenta de que no tienes ni idea de lo que hay en tu maleta? ¿O tal vez has perdido la pista de los billetes de tu cartera hasta que llegan apilados a tu apartamento? Seguro que todos tenemos otros ejemplos, pero la cuestión es que puede ser fácil perder la pista de nuestras vidas.

Esto sucede cuando no nos tomamos el tiempo de pensar cuidadosamente en lo que tenemos y por qué lo tenemos. En este artículo, te mostraré cómo practicar la gratitud puede ayudarnos a ver la verdad sobre nuestras vidas para que podamos servir mejor a Cristo con lo que nos ha dado.

Cómo Hacer Un Inventario De Nuestras Vidas Para Cristo

Índice de Contenido
  1. Escribe todo lo que tienes.
  2. Hazlo regularmente.
  3. Afirma lo que Dios te ha dado.
  4. Piensa en lo que puedes hacer con lo que tienes.
  5. Agradece por las diferentes temporadas.
  6. Practicar la gratitud nos hace más espirituales y nos ayuda a ver la verdad de nuestras vidas.
  7. Conclusión

Escribe todo lo que tienes.

El primer paso para hacer un inventario de nuestra vida es anotar todo lo que poseemos. Esta lista debe incluir todas las posesiones materiales y cualquier otra cosa que pueda considerarse propiedad, como un coche, un terreno o un barco. Por ejemplo:

  • El anillo de boda de mi marido (material)
  • Los regalos que recibí de mis padres en mi cumpleaños (material)
  • Un reloj de pie antiguo (no material)

Hazlo regularmente.

Para hacer un inventario de nuestras vidas para Cristo, debemos hacerlo regularmente. Cuanto más a menudo lo hagas, mejores serán tus resultados. ¿Hacerlo todos los días? Sí. Podrás aprovechar el impulso y entrar en un patrón de regularidad que te ayudará a mantenerte en el camino. Pero no creas que puedes detenerte ahí: incluso si sólo haces un inventario una vez a la semana o una vez al mes, siguen siendo buenas opciones.

Si ahora mismo no es realista hacerlo todos los días -quizá porque la vida es muy ajetreada o porque otras personas dependen de tu tiempo-, empieza por poco y ve aumentando la frecuencia hasta que finalmente sea posible hacerlo un día.

¿Hacerlo cada semana? Sí. Las revisiones semanales nos permiten dejar de lado los compromisos diarios y nos dan la oportunidad de reflexionar sobre esos compromisos a lo largo del tiempo, en lugar de hacerlo de una sola vez (lo que podría estresarnos).

La consistencia también nos da algo concreto en lo que trabajar a lo largo de cada semana; esto nos ayuda a mantenernos motivados en lugar de sentirnos abrumados por todos nuestros objetivos a la vez al principio y luego perder el impulso a mediados de la semana cuando las cosas no van según lo planeado (y no lo harán). ¿Hacerlo cada mes? Sí.

Las revisiones mensuales nos dan espacio no sólo entre las sesiones semanales, sino también dentro de ellas; nos proporcionan un espacio antes de aventurarnos de nuevo en otro ciclo en el que puede que necesitemos un poco de espacio para respirar antes de volver a cerrar el círculo en la sesión del mes siguiente, después de haber dedicado algo de tiempo a reflexionar sobre lo que funcionó bien durante las sesiones de los meses anteriores, a la vez que aprendemos de los errores cometidos por el camino".

Afirma lo que Dios te ha dado.

Al considerar los dones y talentos que Dios le ha dado, vea si hay alguno que no haya utilizado o desarrollado. Piensa en las oportunidades que Él te ha dado para servirle. Pregúntate: "¿Cómo puedo utilizar mis dones? ¿Qué puedo hacer para servir mejor a Dios?".

Piensa en cuántas oportunidades te ha dado Dios para crecer en la semejanza de Cristo. Considera estas cosas:

  • ¿Hay personas con las que puedo compartir más de mi vida para que puedan ver a Jesucristo viviendo a través de mí?
  • ¿Estoy dispuesto a escuchar pacientemente cuando la gente me cuenta sus problemas? ¿Oro por ellos cuando ni siquiera se dan cuenta de lo que está pasando?
  • ¿Busco a los que están sufriendo y les ayudo a encontrar la curación en Jesucristo (1 Juan 3).

Piensa en lo que puedes hacer con lo que tienes.

Si vas a hacer un inventario de tu vida, lo primero que debes hacer es dejar de compararte con los demás. Deja de comparar lo que tienes con lo que ellos tienen y empieza a pensar en cómo puedes utilizar lo que tienes para la gloria de Dios.

Lo segundo que hay que recordar es que todos tenemos diferentes personalidades, pasiones y dones. Cuando otra persona nos ve usar nuestros talentos de una manera que nosotros vemos como insignificante o sin importancia, puede no parecer gran cosa - pero si pudiéramos compartir con ellos cómo ese talento impacta en la vida de otras personas o incluso cómo ayuda a edificar el cuerpo de Cristo (Efesios 4:16), ¡entonces tal vez se impresionarían con él después de todo!

También tenemos que darnos cuenta de que no importa cómo se vea nuestra vida en el papel en comparación con la de otra persona, Dios sigue viendo nuestros corazones y sabe quién lo ama verdaderamente por encima de todo lo demás en este mundo.

Agradece por las diferentes temporadas.

Una vez que tenemos un inventario de nuestra vida, podemos pasar a la gratitud. Estamos agradecidos por las diferentes temporadas, personas y eventos que han conformado nuestro pasado. Estoy agradecido por una temporada en mi vida en la que pasé tiempo diariamente concentrándome en la Palabra de Dios y en la oración.

Estoy agradecida por las amistades que se han formado a lo largo de los años gracias a esta práctica con Dios, las que nos animaron a lo largo del camino y compartieron su fe con nosotros. Estoy agradecida por mi marido, que se unió a mí en este esfuerzo y me ayudó a ver lo importante que es conocer mejor a Cristo a través de su palabra.

El siguiente paso puede sorprenderte: La gratitud nos ayuda a vernos a nosotros mismos con más claridad, lo que hace más fácil reconocer la mano de Dios en nuestras vidas. Pero la gratitud es mucho más que eso: ¡también nos ayuda a ver a los demás con más claridad!

Practicar la gratitud nos hace más espirituales y nos ayuda a ver la verdad de nuestras vidas.

La gratitud -o el agradecimiento, como a veces se le llama- es una disciplina espiritual que nos ayuda a ver la verdad de nuestras vidas. También nos ayuda a ser más conscientes de la presencia de Dios en nuestras vidas. Practicar la gratitud puede ser tan sencillo como llevar un registro de las cosas por las que estás agradecido cada día y escribirlas. También puedes hacer una lista al final de cada semana o de cada mes, o incluso llevar un diario sobre todas las cosas buenas de tu vida.

Conclusión

Esperamos que este artículo te haya dado algunas ideas sobre cómo hacer un inventario de tu vida. Recuerda que no es algo sólo para cristianos; cualquiera puede hacer este ejercicio y beneficiarse de él. La clave es ser minucioso y coherente con tu lista de posesiones para que, con el tiempo, puedas empezar a ver con qué te ha dotado Dios y cómo podría utilizar esos dones para su gloria. La gratitud nos hace más espirituales y más compasivos con los que nos rodean, ¡y esa es una gran manera de vivir!

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