Aviva El Fuego Del Espíritu Santo
Nuestro tema de hoy se llama “Aviva el fuego del Espíritu Santo”. ¿Cómo te sientes cuando entras en contacto con el fuego? Probablemente no le guste mucho, ¿verdad? De hecho, es probable que la única vez que tengas algún tipo de asociación positiva con el fuego sea cuando ves una chimenea. Pero, ¿y si te dijera que hay un fuego espiritual que tiene la capacidad de animar tu alma y hacerla más viva que nunca?
Preparándose para ser vivificado por el fuego del Espíritu Santo
He aquí cómo puedes prepararte para ser vivificado por el fuego del Espíritu Santo:
- Dígase a sí mismo que si deja que Dios use su poder, su amor y su alegría a través de usted, entonces obtendrá lo que necesita. Pídale a Él que se lo dé.
- Comienza a vivir esperando recibir de Él todo lo que ha planeado para tu vida.
- Espera la intervención divina en cada giro de los acontecimientos, grande o pequeño (incluso cuando parezca imposible).
El desafío de ser vivificado por el fuego del Espíritu Santo
El reto de ser vivificado por el fuego del Espíritu Santo. La capacidad de vivir y ministrar con una pasión ardiente implica más que tener un encuentro inicial "ardiente" con el Espíritu de Dios. También implica ser capaz de mantener ese fervor como un estilo de vida, día tras día, año tras año. El apóstol Pablo habló de esto en Romanos 7:15:
"No entiendo mis propias acciones. Porque no hago lo que quiero, sino que hago lo que detesto".
El elemento más importante en la vida de un creyente es la presencia del Espíritu Santo. Debemos ser animados por este fuego del Espíritu Santo. Sin su presencia interior no tenemos una verdadera vida espiritual y nos enfriamos hacia Cristo, nuestro Señor.
Ser vivificado por el fuego del Espíritu Santo
El Espíritu Santo es la tercera persona de la Trinidad y ha sido enviado por Dios para ayudarnos a vivir una vida llena del amor de Cristo. Viene a nosotros como fuego, que es una imagen poderosa que nos recuerda que Él transformará nuestros corazones y mentes a su semejanza. Cuando recibimos su don de la gracia, derriba nuestras viejas costumbres, nociones preconcebidas e ídolos para que podamos ser nuevas creaciones en Él (Efesios 2:10).
El Espíritu Santo no trabaja solo, sino que siempre coopera con Jesucristo y el Padre para que se cumpla su plan para la humanidad. El Espíritu Santo está activo en todas las personas (1 Corintios 12:7-11), pero a través de la salvación llega a estar plenamente vivo en nosotros mediante la fe en Cristo Jesús.
Conclusión
Al final, es importante recordar que el Espíritu Santo es la vida de nuestra Iglesia. El Espíritu siempre está ahí para guiarnos y darnos la fuerza que necesitamos para vivir nuestra fe en un mundo que puede ser muy desafiante. A través de la oración, podemos aprender a escuchar mejor la voz de Dios en nuestras vidas para poder responder adecuadamente cuando nos enfrentemos a decisiones o situaciones difíciles.
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