La Batalla en el Antiguo Testamento y La Batalla de Armagedón que está cerca

La batalla hace referencia a lo que debemos enfrentar en nuestra vida como cristianos, ya que cuando aceptamos y recibimos a Cristo en el corazón comenzamos a ser procesados y en dicho proceso vamos a tener que enfrentarnos con el mundo de las tinieblas.

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La palabra de Dios nos advierte sobre las batallas que vamos a tener que enfrentar, pero también nos afirma que él nunca nos va a dejar y nunca nos va a desamparar. Tal como se aprecia en este pasaje: El Señor irá delante de ti; Él estará contigo, no te dejará ni te desamparará; no temas ni te acobardes (Deuteronomio 31:8) 

La Batalla en el Antiguo Testamento - ¿Cómo se anunciaba? 

En el Antiguo Testamento podemos apreciar que la batalla era anunciada por la señal de la trompeta, la cual era dada por el jefe que abría cada batalla. Esto lo podemos ver en el siguiente pasaje:"Yo tocaré la trompeta, y todos los que estarán conmigo; y vosotros tocaréis entonces las trompetas alrededor de todo el campamento, y diréis: ¡Por Jehová y por Gedeón!" (Jueces 7:18)

En este pasaje podemos observar que la batalla se anunciaba nombrando al líder y a Dios, anunciando a su vez la victoria inminente que se avecinaba, ya que Dios estaba presente en el propósito de Gedeon.

De igual manera, al finalizar la batalla se anunciaba con el toque del cuerno para avisale a los soldados que se pueden retirar, tal como lo vemos en el siguiente pasaje: "Entonces Joab tocó el cuerno, y todo el pueblo se detuvo, y no persiguió más a los de Israel, ni peleó más" (2 Samuel 2:28)

Asimismo, los sacerdotes acompañaban al ejército a la guerra para conocer la voluntad del Señor, tal como se observa en la Palabra:

• “Y Gedeón dijo a Dios: Si has de salvar a Israel por mi mano, como has dicho”  (Jueces 6:36)

• “Dijo entonces Jonatán: Vamos a pasar a esos hombres, y nos mostraremos a ellos” (1 Samuel 14:8)

Hay que destacar además el hecho de que usaban el arca para hacer más veraz la ayuda de Dios en cada batalla:  “Y siete sacerdotes llevarán siete trompetas de cuerno de carnero delante del arca; y al séptimo día marcharéis alrededor de la ciudad siete veces, y los sacerdotes tocarán las trompetas. Y sucederá que cuando toquen un sonido prolongado con el cuerno de carnero, y cuando oigáis el sonido de la trompeta, todo el pueblo gritará a gran voz, y la muralla de la ciudad se vendrá abajo; entonces el pueblo subirá, cada hombre derecho hacia adelante. Y Josué, hijo de Nun, llamó a los sacerdotes, y les dijo: Tomad el arca del pacto, y que siete sacerdotes lleven siete trompetas de cuerno de carnero delante del arca del SEÑOR” (Josué 6:4-16)

En este sentido, es importante acotar que por lo general una fuerza se dividia en dos divisiones de ataque, la de la retaguardia servía como reserva o medio de escape para el dirigente, en caso de ser derrotado.

Las batallas en la mayoría de los casos se llevaba a cabo con hombres a pie. Algunas veces precedían la batalla duelos entre personas, quienes en algunos casos determinaban el resultado de la batalla:

•  “Y los filisteos estaban sobre un monte a un lado, e Israel estaba sobre otro monte al otro lado, y el valle entre ellos”  (1 Samuel 17:3)

• “Y dijo Abner a Joab: Levántense ahora los jóvenes, y maniobren delante de nosotros. Y Joab respondió: Levántense” (2 Samuel 2:14)

En este sentido, la batalla en el Antiguo Testamento era física, donde el líder se tenía que enfrentar a su adversario y para ello se establecían unos patrones definidos. Se comenzaba y se finalizaba con el sonido de la trompeta y del cuerno.

Dios le asignó a diferentes personajes de la historia bíblica a que encabezaran diferentes batallas. Encontramos a un David que tuvo que enfrentar a un Goliat, a Sansón quien tuvo que enfrentarse a los filisteos, Gedeon tuvo el propósito de batallar contra los madianitas, entre muchos más.

En la actualidad, nuestra batalla es netamente espiritual y ya nuestras armas no son carnales porque nos debemos enfrentar al mundo de las tinieblas. Tal como lo señala la palabra:

“porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo, y estando prontos para castigar toda desobediencia, cuando vuestra obediencia sea perfecta”.(2 Corintios 10:4-6)

En este sentido, con la presencia de Cristo en nuestra vida y a través de su pacto, somos hijos del Altísimo y por ende, tenemos al Espíritu Santo que nos conduce a toda verdad y nos proporciona las armas para poder enfrentarnos contra nuestro enemigo principal Satanás y su ejército.

 Ahora tenemos la armadura de Jesucristo que se nos ha otorgada para poder echar fuera todo lo que pretenda impedir nuestro propósito aquí en este mundo. Esto lo podemos observar en el siguiente pasaje:

“Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios”. (Efesios 6:10-18)

Como hijos de Dios, no estamos desamparados, estamos bajo la cobertura del Todopoderoso. Sin embargo el Señor va a permitir que tengamos batallas y luchas en este mundo porque él quiere perfeccionarnos para su segunda venida. Por lo cual es importante conocer cuál es la armadura con la que podemos enfrentar al enemigo. 

Nuestra batalla no es carnal, es espiritual, ya que tendremos que pelear con espíritus y huestes de maldad que acechan la obra de Dios en esta tierra, quiere destruir el diseño original de Dios y por eso ataca a las familia. 

Así que la principal batalla que tenemos es espiritual y es mediante nuestra oración que podemos reprender todos los espíritus malignos que existen en el mundo de las tinieblas, entendiendo que éste está compuesto de un ejército organizado que tiene como fin principal destruirte como hijo de Dios, quiere que te pierdas y que no alcances la victoria.

Por eso debemos levantarnos en el nombre de Jesús y batallar, velar, orar y perseverar en obediencia, de tal manera de no darle lugar al diablo, cerrándole las puertas mediante la confesión de pecado, mediante la purificación por medio de la sangre de Cristo. 

 La Batalla de Armagedón

La palabra “Armagedón” proviene de la forma hebrea: “har-Meguido” que significa “monte de Meguido” De igual forma hace alusión a la “montaña del degüello” Así mismo, al término “Meguido” es conocido como “Valle de Jezreel” lugar en el cual se han librado ya más de 200 batallas. 

En este lugar se llevaron a cabo muchas batallas donde murieron los reyes de Israel y de las naciones que les eran contrarias, y otras como la de Gedeón contra los madianitas. Tal como lo podemos visualizar en el libro de los Jueces 6:33 “Pero todos los madianitas y amalecitas y los del oriente se juntaron a una, y pasando acamparon en el valle de Jezreel”

El objetivo fundamental de la batalla de Armagedón, es derrotar al mundo y darle Toda la Gloria y la Honra a Dios, quien saldrá victorioso de esta lucha.  donde perderá el mundo y  Dios obtendrá la victoria.  Sin embargo no está del todo claro porque podemos encontrar diferentes interpretaciones. 

En este sentido, encontramos la batalla en contra de Israel y los judíos, también encontramos la guerra contra Jerusalén, tal como lo que se narra en el libro de Apocalipsis 16:16: “Y vi salir de la boca del dragón, y de la boca de la bestia, y de la boca del falso profeta, tres espíritus inmundos a manera de ranas; pues son espíritus de demonios, que hacen señales, y van a los reyes de la tierra en todo el mundo, para reunirlos a la batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso. He aquí, yo vengo como ladrón. Bienaventurado el que vela, y guarda sus ropas, para que no ande desnudo, y vean su vergüenza. Y los reunió en el lugar que en hebreo se llama Armagedón”

En esta cita se evidencia la lucha entre el bien y el mal, donde el ejército de las tinieblas se enfrentará con el pueblo de Cristo, donde se derrotará el mundo y la Gloria de Dios se presentará de forma majestuosa, siendo victoriosos en esta batalla de Armagedón. Pero para ello la iglesia debe estar preparada, con vestiduras limpias, blancas y sin manchas. 

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 Al respecto la biblia nos exhorta de que debemos estar apercibidos, tener las lámparas llenas para cuando venga el Señor a buscar a sus Hijos, y vendrá como ladrón en la noche.

Por eso, no ha tiempo que perder, debemos predicar el evangelio, ponernos a cuentas con el Señor, buscar su rostro mediante la oración y la lectura de la palabra, de esta manera estaremos listos para pelear la buena batalla, para participar en la batalla de Armagedón.

De igual forma, la batalla de Armagedón hace alusión a la batalla exclusivamente contra Jesucristo, con su segunda venida con todos sus santos. De cualquier manera, el Armagedón es una batalla que se llevará a cabo al final del tiempo, el cual se acerca cada vez más. 

En la actualidad podemos encontrar diferentes señales como la última resolución de la ONU contra los asentamientos israelíes en la zona de Cisjordania, donde desfavorece a dicha nación, donde el Presidente saliente Obama establece en contra de Israel. 

Este hecho es para muchas personas una preparación para la batalla. También podemos ver el conflicto cruel que está viviendo Siria, y más específicamente en Alepo, lo cual nos acerca al cumplimiento de la palabra donde se señala que Damasco será destruída, tal como lo anuncia su palabra:

“Profecía sobre Damasco.

He aquí, Damasco dejará de ser ciudad, y vendrá a ser un montón de ruinas. Abandonadas están las ciudades de Aroer; serán para los rebaños, para que se echen en ellas, y no habrá quien los espante. Desaparecerá la fortaleza de Efraín y la soberanía[d] de Damasco, y el resto de Aram vendrá a ser como la gloria de los hijos de Israel —declara el Señor de los ejércitos” (Isaías 17:2-3)

De igual manera, aparecen los conflictos sobre el Monte del Templo y el conflicto entre Israel y Palestina, además de la persecución contra cristianos, asesinatos, la apostasía en todo el mundo, lo cual nos da señales contundentes de que la batalla de Armagedón está cerca.

Relación entre Armagedón e Israel, lo Judíos y las naciones, y entre Armagedón y Jesucristo y su iglesia en su segunda venida

 Si esta batalla se refiere solamente al hecho de que la batalla de Armagedón está asociada solamente con Israel, estaríamos haciendo referencia a una batalla parcial, porque no se enfocaría en Jerusalén, ni en Nuestro Señor Jesucristo. Tal como lo observamos en el siguiente pasaje:

“Profeticé, pues, como me fue mandado; y hubo un ruido mientras yo profetizaba, y he aquí un temblor; y los huesos se juntaron cada hueso con su hueso. 8 Y miré, y he aquí tendones sobre ellos, y la carne subió, y la piel cubrió por encima de ellos; pero no había en ellos espíritu. 9 Y me dijo: Profetiza al espíritu, profetiza, hijo de hombre, y di al espíritu: Así ha dicho Jehová el Señor: Espíritu, ven de los cuatro vientos, y sopla sobre estos muertos, y vivirán. Y profeticé como me había mandado, y entró espíritu en ellos, y vivieron, y estuvieron sobre sus pies; un ejército grande en extremo” (Ezequiel 37:7-10) 

En este pasaje podemos ver la descripción más sorprendente de la restauración de la nación de Israel en el valle de huesos secos. Aquí el Señor levantó a un pueblo que estaba muerto. Esta descripción nos manifiesta el Poder de Dios en todo su esplendor, ya que le dio vida a unos huesos secos. 

En este sentido, la batalla de Armagedón es la batalla final donde Nuestro Señor Jesucristo junto con su iglesia, se enfrentará contra Satanás. De esta forma, constituye el evento final de la rebelión del hombre contra su Padre, su Creador y su Salvador. Por esta razón el pueblo de Cristo debe estar preparado, listo para la batalla final, lleno del aceite que es la unción del Espíritu Santo, teniendo la confianza solo en Dios, orando y velando constantemente porque se acerca la venida del Señor, donde seremos arrebatados en un abrir y cerrar de ojos. Suena la trompeta iglesia, alístate y ponte tu armadura para vencer en el nombre de Jesús.

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